La gallega Marta Fierro es conocida profesionalmente como Eme DJ. Lleva en activo 15 años, en los que ha pasado por grandes festivales, teloneado a artistas como Madonna o Arcade Fire y recibido numerosos reconocimientos. En 2015 publicó un libro, Mamá, quiero ser DJ (Lee/me libros), y dedicó un capítulo a dar visibilidad a los problemas de salud mental, que a ella la han acompañado a lo largo de toda su trayectoria en la industria musical. Cuenta, en conversación con elDiario.es, que su paso adelante le trajo consecuencias negativas y algunas salas dejaron de llamarla al saber de su ansiedad: “Está mucho mejor visto que un DJ se drogue que que tenga depresión”.
Ese primer libro -Eme publicó más recientemente otro sobre cómo ser DJ- llegó a las manos de Menchu Esteban porque la propia Fierro se lo regaló cuando ambas trabajaban dando clases en la misma escuela. A Esteban le llamó la atención que pusiese el foco en la salud mental en un sector tan masculinizado y tan vinculado al ocio y el disfrute. Le propuso a la DJ contar cómo afronta la ansiedad en su trabajo y el resultado es un corto documental de 17 minutos, Miedo al miedo, que pudo verse el pasado otoño en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y que se va a estrenar en Galicia en la XIX edición del Festival de Cans. Eme DJ estará allí, el sábado 21 de mayo, para hacer una sesión “disco-chimpín” para los asistentes.
Eme DJ explica que su ansiedad se manifestó desde antes de dedicarse a la industria musical y la desvincula de su fama. “No soy consciente de lo popular que soy. Me hace mucha ilusión que me reconozcan por mi trabajo; el resto sobra”, asegura. En los 15 años que lleva dedicada a su profesión ha pasado por festivales como el FIB, el Sónar y el MTV Europe Music Awards; ha teloneado a Madonna, Air o Arcade Fire; y ha pinchado con colegas como David Guetta o Danny Ávila. La revista Rockdelux la ha elegido varias veces como la mejor disc jockey del año.
Antes de entrar en el mundo de las sesiones tuvo otro trabajo en un cine en el que dice que nunca era capaz de cuadrar la caja. Llegó un momento en el que la ansiedad que le provocaba la obligó a ir a urgencias y le dieron una baja por depresión. “De ese trabajo me despidieron, claro”, relata. Poco después empezó a pinchar y considera que eso supuso una “salvación” por la estabilidad económica que le dio. “Pero con el tiempo me empezó la ansiedad también ahí. No por pinchar, sino por las circunstancias de mi vida, en lo personal”, expone. Relata cómo es su experiencia y cómo el miedo se desata por cuestiones que pueden parecer “tonterías”, como un olor que le recuerda a alguien o el temor a encontrarse con una persona a la que prefiere no ver. En un par de ocasiones, los ataques de pánico le impidieron pinchar y acabó de nuevo en el hospital, pero lo que le ocurre normalmente es que sale “muy nerviosa” y se le va pasando durante la sesión.
Poner sobre la mesa el tema de los problemas de salud mental le ha traído consecuencias negativas en su trabajo, pero Eme DJ continúa hablando de ello: “En estas profesiones, como pasa con los cómicos, parece que no te puedes permitir tener días malos. Es muy hipócrita. He pinchado miles de veces muy triste, pero la gente se lo estaba pasando bien. Y, cuando hago mi trabajo, me lo paso bien, independientemente de cómo esté”. Añade que hay un estereotipo sobre los DJ, la noche y el consumo de estupefacientes y que esto está naturalizado. “He hecho viajes con DJ bastante conocidos que iban hasta el culo de MDMA y, al llegar a la sala, el promotor estaba contento con el tío porque iba superanimado y no conmigo, que estaba, digamos, más profesional”.
La DJ solía recurrir a las redes sociales para desahogarse, pero terminó por dejar de publicar cierto tipo de contenidos porque la contratan menos. “Gente que me llamaba cada dos meses para pinchar ahora llevo tres años sin ir. Dejaron de llamarme”, explica. La pandemia provocó un parón total en el sector, pero la actividad ya se ha retomado y, de hecho, para el verano Eme prevé una vuelta a la normalidad en este aspecto. Sin embargo dice seguir esperando que se pongan en contacto con ella quienes antes la invitaban con frecuencia.
Fierro cree que las redes sociales tienen “parte de culpa o, al menos, responsabilidad” en el deterioro de la salud mental. También critica que el tema, que ha ganado presencia en el debate público, se esté “banalizando” y dice tener la sensación de que “es un poco moda ahora mismo”. “Pero por lo menos que sirva para llamar la atención de la gente que manda y nos den más recursos e infraestructuras para tratarnos”, reclama. Pone como ejemplo su propio caso: va a un psicólogo privado pese a que habría querido recibir terapia a través de la sanidad pública. “La atención [a la salud mental] en España está mal, mal, mal”, dice.
Eme DJ reflexiona también sobre el impacto del feminismo en un sector tan vinculado a los valores masculinos como el suyo. Cuando empezó a pinchar notaba conductas machistas, pero cree que ni ella las identificaba como tales “ni tampoco las otras personas”. Luego, añade, llegaron “las gafas moradas” y desde hace unos ocho años asegura que las cosas han cambiado y han entrado más mujeres en el sector, como DJ y también en otros puestos, como el de técnica de sonido. “El trato es más cordial... No, es más empático”, afirma.