“PP. Bus número 48. Santa Comba”. Y así hasta más de 150. El mitin central del PP en la Coruña se llenó en la tarde de este sábado con docenas de buses llegados de todos los puntos de Galicia. El acto de los conservadores, que se celebra en el palacio de los deportes de Riazor, obligó a cortar varios carriles de las carreteras que circunvalan el estadio de fútbol debido a la enorme cantidad de vehículos que transportaron a millares de simpatizantes del Partido Popular llegados desde todo el país.
No hacía falta más que echar un vistazo a los autocares para enterarse que el origen era de lo más variado, aunque principalmente de localidades de la provincia de A Coruña. Dodro, Santa Comba, Ferrol... Y así un montón de ayuntamientos con su respectivo cartel en el frontal de los buses que causaron un pequeño caos de tráfico en la zona de Riazor de la ciudad coruñesa. Los vehículos no fueron aparcados en zonas especialmente habilitadas, sino que se quedaron situados en filas en los carriles que rodean el campo de fútbol y algunas otras calles del barrio, lo que obligó la Policía Local a regular el tráfico en los cruces.
Los millares de personas que bajaban de los buses, con una media de edad bien avanzada, contaban con la invitación que el PPdeG exige para la mayoría de mítines de esta campaña. En la entrada, los asistentes se encontraron con una protesta de los trabajadores de Alcoa, que solicitaban soluciones ante la amenaza de cierre de la factoría y que estaban vigilados por un importante despliegue policial.
Rajoy, 'de bares' por la montaña luguesa sin Feijóo
Como en 2009, el PP decidió duplicar su campaña: por una parte Feijóo y por la otra, Mariano Rajoy, aunque esta vez con la salvedad de que la presencia del actual presidente del Gobierno central no es especialmente cómoda para el aspirante a la reelección en la Xunta. Así, mientras el candidato se daba un baño de multitudes en la Coruña Rajoy recorrió varias villas de la provincia de Lugo comenzando por Guitiriz, donde el inicialmente previsto paseo por el centro de la localidad fue reemplazado por un acto en un balneario próximo para así evitar posibles protestas o muestras de rechazo.
Tras el ligero percance de Guitiriz el jefe del Gobierno de España se trasladó a la montaña, en un periplo que incluyó, entre otros actos el paso por un bar en Baralla y un mitin en las Nogais, en uno de los actos donde el líder conservador se muestra más relajado que ante los focos madrileños. Los dirigentes locales estuvieron especialmente locuaces. Así, el acto comenzaba con el parlamento del alcalde de As Nogais, Jesús Núñez, Rucho, que se afanó en describir un casi apocalíptico panorama correspondiente al mandato del bipartito “social-nacionalista” entre 2005 y 2009: “despilfarro y corrupción por todas partes”, advirtió el regidor para instar a los vecinos a votar el 21 de octubre; “todas las encuestas que veis no son reales”, advierte.
Tras Rucho fue el turno del secretario del partido en la provincia, José Manuel Balseiro, orgulloso de haberle “fastidiado tres alcaldías al PSOE” en la zona en las pasadas municipales y, a continuación, para el presidente provincial y portavoz en el Senado, José Manuel Barreiro, que ante la sonriso de Rajoy ofreció una particular descripción de las demás fuerzas políticas, como “el Bloque tradicional”, “el Bloque de Beiras”, o “la señora a la que no le gusta que le llamen comunista”, en referencia a la número dos de Alternativa Gallega de Izquierda y líder de Izquierda Unida, Yolanda Díaz.
En este ambiente fue en el que intervino Rajoy, que combinó la llamada al voto para el ausente Alberto Núñez Feijóo con el recuerdo de su juventud, cuando estudiaba en León y, para ir “a Villagarcía de Arosa” tenía “que hacer noche en Lugo” por el mal estado de la carretera en lugares como “Piedrafita”, donde “se uno encontraba un camión, tenía que ir en primera”. Anécdotas automovilísticas al margen Rajoy enfatizó la importancia del rural gallego y su evolución recordando, como ya había hecho en su debate de las generales ante Alfredo Pérez Rubalcaba, que “yo inauguré la luz eléctrica, yo, a principios de los 80 en algunas parroquias” de Pontevedra, donde presidía la diputación. En este contexto, Rajoy concluye: “En España sobra espectáculo, sobra exageración y radicalismo, en el fondo y en las formas” y por eso “lo que hace falta es lo que siempre proporcionó Galicia: moderación y sensatez”. Y en esa Galicia “Feijóo merece la confianza otra vez de los gallegos” porque va a salir de la crisis de los primeros y sino, al tiempo“, vaticina.