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La guerra interna del PSOE gallego fuerza a Ferraz a intervenir a seis meses de las próximas elecciones

Gonzalo Cortizo

28 de noviembre de 2022 22:47 h

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La guerra soterrada en el PSOE gallego desde el cambio de liderazgo ha forzado la intervención de Ferraz en un conflicto entre los partidarios del anterior secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, frente a los afines al actual jefe de filas, Valentín González Formoso. Enfrentados desde las primarias que ganó el segundo al primero, todo ha saltado por los aires con la petición de expulsión que la dirección socialista ha tramitado en las últimas semanas contra Martín Seco, uno de los diputados en el Parlamento de Galicia con mayor cercanía a la anterior dirección socialista. A poco más de seis meses del próximo examen electoral, el PSOE gallego quiere retirarle el carné del partido a uno de los 14 diputados con los que cuenta en una cámara en la que es la fuerza política con menor peso de las tres que la habitan.

El expediente contra Martín Seco tiene como detonante una intervención el pasado mes de septiembre. Su partido le había encargado participar en el debate sobre la Ley de Áreas Empresariales que la administración Feijóo había llevado a la cámara gallega. Durante el trámite en comisión la postura de Martín Seco y del PSOE fue en contra de la norma pero al llegar al debate en pleno, el diputado recibió órdenes para cambiar de posición. Martín Seco se ajustó a la nueva estrategia pero aclaró desde el atril que el cambio de criterio se producía por indicación de “la dirección política” de su partido. Aquella coda en su discurso ha sido la excusa por la que el PSOE gallego pide ahora que le expulsen del partido tras un cuarto de siglo de militancia en el mismo. En conversación con elDiario.es, Martín Seco asegura: “Cualquiera que escuche mi intervención de aquel día podrá comprobar que al único al que critiqué fue a Alberto Núñez Feijóo”.

El expediente solicitando la expulsión del diputado Martín Seco ha sido incoado por el secretario de organización del PSOE gallego, José Manuel Lage. Antes de presentarlo ante Ferraz se hizo un trabajo previo con la dirección del partido en Madrid, según señalan fuentes oficiales del PSOE gallego: “Está muy hablado previamente con Ferraz. Está pautado y ya se sabe en qué va a derivar. Hay determinación de ir adelante hasta las últimas consecuencias”. De nada han servido los intentos de algunos diputados como Noa Díaz de mediar entre las partes para buscar un arreglo a las discrepancias.

La Comisión de Garantías del PSOE tendrá que analizar ahora la solicitud de expulsión impulsada desde Galicia por José Manuel Lage. En su solicitud a Madrid la dirección del PSOE gallego ha pedido que esta se realice de manera inmediata de manera cautelar mientras se resuelve el expediente. En caso de que atiendan la petición de sus colegas gallegos, el PSOE verá reducido su grupo parlamentario a 13 diputados para un parlamento con 75 asientos.

Mientras tanto, la dirección del PSOE gallego advierte de que la expulsión de Martín Seco “no va a ser la única”. Tal y como relata a esta redacción un portavoz oficial “se ha realizado una recopilación” de todas las veces que los afines a Gonzalo Caballero han puesto en cuestión a quien le ha relevado en el liderazgo de la formación política.

Trabajadores despedidos

Otro de los puntos de fricción entre los equipos de la anterior dirección y la actual fue la decisión de cesar fulminantemente a dos periodistas que prestaban sus servicios en el grupo parlamentario socialista y que la administración de Valentín González Formoso no quiso mantener en sus puestos al considerar que velaban por los intereses de la dirección anterior.

El despido acabó provocando una denuncia en los tribunales y la citación como testigos en el proceso de parte de la cúpula del PSOE, incluyendo al propio Formoso. Una de las trabajadoras estaba embarazada en el momento en el que se le comunicó su despido por lo que pedía que el juez decretase la nulidad del mismo. Finalmente, el juicio previsto para la semana pasada, no llegó a celebrarse tras un acuerdo económico entre las partes en conflicto.