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El juzgado más mediático y “conflictivo” de Santiago vuelve a tener juez de refuerzo

Víctimas del Alvia, ante los juzgados de Santiago

David Reinero

Unos meses después de llegar al puesto, el actual magistrado del caso Alvia, Andrés Lago, consideró que no seguía necesitando ayuda, pero el pasado noviembre se volvió a reforzar unjuzgado considerado “conflictivo” y que además de asumir todos los casos de violencia de género lleva otros de especial relevancia en Galicia como las muertes por hepatitis, las monjas retenidas en un convento de Santiago, el dragado de la ría de Ferrol el caso Retablo de corrupción con arte sacro o las contrataciones de helicópteros por la Xunta

El juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, el que lleva la investigación ahora reabierta del accidente de tren de Angrois, con el magistrado Andrés Lago Louro a su frente, fue reforzado el pasado noviembre con una segunda jueza para intentar agilizar su trabajo. Un año antes, pocos meses después de llegar a ese destino, Lago Louro había renunciado al juez de apoyo con el que el Poder Judicial había dotado al juzgado justo tras el siniestro del Alvia. Un juzgado con un funcionamiento interno considerado “conflictivo” y que, además de ser el encargado de atender los casos de violencia de género de Santiago, lleva otros de especial relevancia pública en toda Galicia como la supuesta retención de monjas extranjeras en un convento de Compostela o las investigaciones contra la Xunta por las demoras en los tratamientos de la hepatitis, su posible prevaricación en la contratación de helicópteros, la presunta corrupción con arte sacro del caso Retablo o el dragado de la ría de Ferrol.

Cuando ocurrió el accidente de tren de la curva de Angrois, el 24 de julio de 2013, el juzgado de guardia era el de Instrucción número 3, con el juez Luis Aláez a su frente, que asumió la causa. Una semana después del siniestro, y dada la complejidad del caso y el número de afectados, con 80 muertos y 144 heridos, el Consejo General del Poder Judicial reforzó el juzgado con un juez de apoyo y varios funcionarios más para que Aláez pudiera centrarse en esa investigación. Ya entonces ese juzgado tenía la fama de ser el que peor funcionaba de Santiago, según relatan de manera anónima jueces, abogados, funcionarios y víctimas, testigos o imputados que por allí han pasado. Para algunos de los consultados, los funcionarios judiciales son los responsables de esa fama. Para otros, el hecho de ser el juzgado encargado de tratar la violencia de género hace que su personal tenga que enfrentarse a diario a unos casos especialmente duros en lo psicológico que repercuten en su trabajo. Para otros, los problemas del juzgado vienen de la combinación de ambas circunstancias.

A comienzos de 2014 el juez Aláez solicitó, por motivos personales, un cambio de destino a otrojuzgado de lo Penal de Santiago y el 20 de junio de ese año fue sustituido por el juez Andrés Lago Louro. Unas semanas después, el 29 de julio, el Poder Judicial renovó por otros tres meses el refuerzo que había otorgado al juzgado un año antes por seis meses y que ya había renovado por otros seis meses. Durante sus primeros meses en el juzgado el nuevo juez se puso al día de un caso, el de Angrois, que por entonces ya acumulaba más de 40.000 folios. Pero cuando finalizó la segunda prórroga del juez de apoyo, en otoño de 2014, el propio Lago Louro informó a sus superiores de que ya no lo necesitaba, aunque mantuvo varios funcionarios de refuerzo.

Durante el tiempo que el juzgado estuvo sin juez de apoyo se produjo un cierto parón en el caso Alvia. El último de los peritajes sobre el accidente se entregó en el juzgado el 2 de febrero de 2015, pero el juez Lago Louro no emitió un auto pidiéndoles a los peritos que los ratificasen oralmente delante de él y de las partes hasta dos meses después. Y lo hizo citándolos para el 10 de junio, más de dos meses más tarde. Luego, aun tardaría otros cuatro meses, hasta octubre, en emitir el auto con el que propuso dar por cerrada la instrucción y juzgar sólo al maquinista cómo único culpable. Ese auto es el que ahora la Audiencia Provincial de A Coruña acaba de rectificar, ordenándole al juez que investigue mejor si Adif analizó como debía los riesgos existentes en la curva de Angrois.

Para retomar ahora el caso Alvia el juez Lago Louro vuelve a contar con un refuerzo. Según confirma el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, desde el 23 de noviembre pasado el Juzgado de Instrucción 3 cuenta con una juez de adscripción territorial, “con plaza en una determinada provincia a quien el presidente da destino provisional donde considera más oportuno en función de las cargas de trabajo de los órganos judiciales”, aclara el tribunal.

Porque el juzgado no sólo asume los casos de violencia de género y la investigación de Angrois sino también otros casos especialmente complejos y de relevancia pública. Ya cuando ocurrió el accidente de Angrois en esa sala estaban analizándose cinco piezas del caso Pokémon de corrupción abierto en Lugo en las que había implicaciones en Santiago. El mismo juzgado es el que actualmente investiga a altos cargos de la Xunta por supuestamente demorar tratamientos a afectados por hepatitis C que fallecieron, aunque de momento sólo está analizando el presunto delito de prevaricación y no el de homicidio, como le pidió la Fiscalía. También por prevaricación abrió en su momento una investigación contra la Xunta por sus contrataciones de helicópteros, un caso que avanzó lentamente, que reactivó puntualmente un informe muy crítico del Consello de Contas, y que sigue sin resolverse. Es también el mismo juzgado que se hizo cargo de investigar, y recientemente archivar “por no quedar acreditada la comisión de ningún delito”, el caso de las monjas extranjeras presuntamente retenidas en un convento de Santiago, a pesar de que estas acabaron al cuidado de los servicios sociales. Y es el juzgado que instruye la causa contra ex altos cargos de la Xunta por el dragado de la ría de Ferrol.

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