Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El portavoz de En Marea pide la dimisión de la diputada de la formación implicada en un altercado con la policía de Santiago

Luís Villares, portavoz de En Marea

David Lombao

Una votación entre la militancia. Es la fórmula que la dirección de En Marea como partido instrumental contempla para determinar su postura definitiva e intentar dirimir el conflicto interno sobre la diputada Paula Quinteiro tras reclamarle su dimisión como consecuencia del altercado con la policía local de Santiago en el que se vio implicada la noche del 17 de marzo. Así lo ha anunciado este lunes el portavoz de la formación, Luís Villares, en su primera comparecencia pública al respecto tras el incidente. Consultas como esa, ha detallado, están previstas en las normas internas de En Marea para asuntos de especial relevancia y se celebraría si “en un período razonable” no existe una “solución” para este conflicto, la cual a su juicio debería pasar por la dimisión de Quinteiro por lo que considera un “uso indebido de la condición de parlamentaria para un asunto personal” que “nuestro código ético no permite”.

Después de dos semanas de “silencio” por “razones de prudencia” Villares asegura confiar en una “respuesta serena y meditada” de Quinteiro que, en “coherencia con los valores que defendemos”, pase por su renuncia al escaño. La “conducta” de Quinteiro, cree, “compromete” a un espacio político cuyos miembros “hemos renunciado a cualquier abuso de poder en nuestra condición de parlamentarios”. “Generamos expectativas de cambio y de comportamiento diferente”, agrega Villares, y sería “injusto hacer cargar al colectivo con una responsabilidad individual”.

La petición de la dimisión de Quinteiro había llegado ya desde la coordinadora de En Marea apenas cuatro días después del suceso en el que, según el atestado de la Policía Local compostelana revelado por Europa Press y La Voz de Galicia, la diputada esgrimió la credencial que la identifica como miembro de la Cámara para entorpecer la identificación de un hombre que la acompañaba, presuntamente implicado en la rotura de varios espejos de vehículos estacionados en la calle. La diputada también miembro de Podemos, por su parte, ha asegurado que solo intervino para “mediar” en el conflicto, sin ánimo de atrancar la labor de los agentes.

Con este telón de fondo el Consello das Mareas máximo órgano de la organización entre plenarios, se unió después a la petición de dimisión aunque sin el apoyo del sector crítico, entre el que ha ido ganando peso la interpretación de que el altercado había sido empleado para intentar alterar los equilibrios internos de En Marea, si bien Villares reitera que “no hay ninguna otra razón” para apostar por la dimisión que el propio altercado. Fue así como llegó el que hasta este lunes había sido el último pronunciamiento público sobre el caso, el escrito en el que el grupo parlamentario acordó no pedir la dimisión de Quinteiro junto a la apertura de un expediente para que ella misma detallara “todos los elementos que concurren en el caso”.

El texto había sido aprobado por mayoría del grupo con dos votos en contra y una abstención, la del propio Villares, al término de una tensa y maratoniana reunión. En él se incluía lo que internamente fue leído como una muestra de la grieta entre el grupo parlamentario y parte de la organización del partido instrumental: “con independencia” del resultado del expediente, indicaban, Quinteiro “debe seguir desarrollando sus funciones como parlamentaria de En Marea, tal y como ya afirmó en anteriores ocasiones el grupo parlamentario”, concluía. Para Villares ese apoyo a la diputada es “comprensible” por los “afectos” tejidos en el seno del grupo tras dos años de andadura, pero no debería determinar una decisión en la que, pide, debe primar la “madurez” política.

En este contexto y sin descartar la votación entre “las personas inscritas”, Villares espera que este episodio no derive en una ruptura del grupo o de la propia organización. “Me parecería triste que por una diferencia de interpretación del código ético se produjera esa situación, es un escenario que no contemplo”, afirma.

Etiquetas
stats