La Plataforma pola defensa da Montaña e do Rural camina entre Compostela y Fisterra en defensa de una educación pública y gratuita “de todos y para todos”. Comenzaron este camino el sábado 13 de julio en la Praza do Obradoiro, donde se leyó un pequeño manifiesto donde hablaron de los motivos de esta forma de protesta, de sus reivindicaciones y preocupaciones
“Como somos gente de palabra continuamos el camino, un camino que emprendemos aquel 14 de julio del 2012 desde lo Monte del Cebreiro, en defensa de la educación pública, gratuita de todos y para todos y que no pensamos dejar”. Desde que comenzaron los recortes, cientos de madres, padres, profesores, alumnos y simpatizantes de este movimiento llevan luchando “por una buena educación y una base para el futuro de las próximas generaciones, de las comunidades, de los pueblos, de los países del mundo entero, porque nuestros hijos y hijas tienen derechos, porque no son números”.
Cada fin de semana hacen una etapa de un camino que pretenden terminar el 7 de septiembre, para llamar la atención de las administraciones, justo en el comienzo de las clases. Según comenta Belén Martínez, de la anpa de O Incio, “hasta ahora no hemos tenido ninguna concesión, pero sí publicaron en la página web de la Xunta que todas las manifestaciones quedaban desacreditadas. Ven que el pueblo se mueve y miran para otro lado”. A pesar de las dificultades, estas madres y padres no se rinden: como no consiguen una audiencia con el Conselleiro de Educación, buscaron hablar con el jefe territorial de Lugo, al que abordaron en su despacho y le explicaron su situación. “Nos llegó a negar que al día siguiente saldrían las listas provisionales, cuando era una evidencia. Nos prometió estudiar el caso de una niña con necesidades específicas que precisa maestros de apoyo y sigue sin tenerlo. Por lo menos, conseguimos un cita con él para el 27 de agosto, donde le explicaremos con tiempo caso por caso”, explica.
La principal demanda es que se cumplan las necesidades básicas: “en nuestro caso los alumnos de infantil son el 40% y no tenemos especialista en infantil, ¿cómo se entiende eso? Además de las necesidades específicas que tienen muchos de los niños sin un maestro de apoyo. Son peticiones lógicas, que igualarían los derechos de nuestros niños con los de la ciudad”. En el caso de O Incio este pasado año agruparon a los niños de infantil, primero y segundo en un aula y a los de tercero, cuarto, quinto y sexto en otra. “Esto en una ciudad sería impensable, los profesores están haciendo una labor titánica intentando llevar 4 y 5 cursos a la vez y con unas edades tan dispares. En ocasiones hay niños que tienen que salir al pasillo a realizar sus exámenes, estamos volviendo a la situación de décadas atrás”.
La lucha de este movimiento tiene apoyos de diversas asociaciones, desde Adega hasta la Mesa Galega de Educación. Aclaran que también han tenido el apoyo de varios partidos políticos que quisieron ponerse en contacto con ellos, pero “rechazamos este apoyo porque la nuestra no es una movilización política, es un movimiento social que defiende los derechos del rural. Estamos cansados que en las campañas digan que les preocupa el rural y una vez en el poder nos den la espalda”. Belén Martínez recalca que “el rural tiene que fomentarse, no se puede olvidar que en Galicia vivimos del rural, gran parte del que se consume en las ciudades se produce en el campo gallego y esta política lo está exterminando, nadie querrá vivir aquí se no tiene acceso a una educación o sanidad digna y de calidad”, afirma, “esta situación nos deja en inferioridad con las familias y niños de las ciudades, es inconstitucional que no todos tengan los mismos derechos”.
El año pasado, con motivo del primer camino en defensa de la educación pública y de calidad en el rural, Fílmika Galaica sacó a la luz un vídeo contando su historia. Somos Acó recoge su lucha con declaraciones de los principales afectados.