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Observatorio Galego de Acción Climática: “La Xunta no hace prácticamente nada para reducir emisiones”

Chimeneas en la refinería de gas y petróleo, en una fotografía de archivo.

Daniel Salgado

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“La Xunta de Galicia no está haciendo prácticamente nada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”. Con esa contundencia se expresa Xosé Veiras García, del Observatorio Galego de Acción Climática, que acaba de emitir un informe sobre la materia en el que analiza pormenorizadamente los datos disponibles y en el que desnuda el discurso del Gobierno gallego al respecto. La brusca caída de las emisiones de CO2, un 35,9% entre 1990 y 2020, se debe “al colapso de la generación eléctrica con carbón y a la crisis económica asociada al coronavirus”, y no, como repiten presidente y conselleira de Medio Ambiente, a las políticas gubernamentales.

“Este descenso de las emisiones no ha sido sostentido, a diferencia de lo ocurrido en el conjunto de la Unión Europea”, sostiene el documento difundido por el Observatorio este 10 de agosto, “y solo en 2019-2020 las emisiones quedaron claramente por debajo de los niveles de 1990”. Fue entonces cuando se hizo efectivo el cierre de Meirama y comenzó la clausura de As Pontes, definida en el informe como “la mayor fábrica de cambio climático de Galicia”. El Gobierno gallego lleva meses -empezó cuando todavía era Feijóo el jefe del Ejecutivo- presumiendo de ese 35,9% menos de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, carga contra el Ministerio de Transición Ecológica por el final del carbón que lo ha posibilitado.

“Es muy poco lo que está haciendo la Xunta de Galicia. Su Estratexia Galega de Enerxía e Cambio Climático 2050 es inocua. No hay nada destacable que se le pueda atribuir en la reducción de gases entre 1990 y 2020”, afirma a elDiario.es Xosé Veiras García. Ese plan ha marcado un objetivo de reducción de emisiones para 2030 del 55%, lo que supondría una reducción media anual del 3,5% a partir de 2020: “Sería una desaceleración respecto a la década anterior”. Y ni siquiera encajaría con la meta del Acuerdo de París -limitar el calentamiento global a 1,5 grados. “Para eso el recorte en 2030 debería ser del 65%, ”un decrecimiento medio anual del 6%“, dice.

Su diagnóstico coincide con el de otras organizaciones ambientalistas, como Greenpeace. Veiras explica en el estudio del Observatorio, del que es autor, que en ese descenso “ha sido decisiva la desfosilización parcial del sector energético asentado en territorio gallego. Sin embargo, las emisiones por habitante de Galicia (6,9 toneladas en 2020) se aproximan a la media europea (7,4) y son superiores a las emisiones medias del mundo (6,3 en 2019) y de nuestro entorno ibérico (5,8 en España, 5,6 en Portugal)”.

Crece la contaminación por transporte

El sector energético, “cuyas emisiones se originan principalmente en las centrales térmicas y en la refinería de petróleo”, fue el que más disminuyó su impacto climático en las tres últimas décadas, señala. De hecho, pasó de ser el sector más contaminante a, en 2020, ser superado por el transporte, la producción agroganadera y la industria. “El transporte de personas y mercancías fue la actividad en la que más crecieron las emisiones en relación a 1990”, indica, “por causa fundamentalmente del transporte por carretera”. Lo hicieron en un 29,3% y, en 2020, el transporte emitió el 22,5% del total de toneladas de gases de efecto invernadero. Y ello a pesar de la bajada interanual histórica -un 18,3%- debida a las restricciones de movilidad por el coronavirus.

Xosé Veiras denuncia la inacción de la Xunta, combinada con una lectura como mínimo sesgada de la realidad. Y argumenta que la Administración autónoma debería centrar esfuerzos en la transición energética, “reforzarla”. Su opinión contrasta con el cuestionamiento constante del concepto, y del ministerio, al que se ha entregado el Gobierno gallego, por voz de su presidente Alfonso Rueda, de su vicepresidente económico, Francisco Conde, o incluso de su responsable de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez. El propio Feijóo, ahora líder estatal del PP, habla con sarcasmo de “ministerio de intransigencia energética”.

Veiras, en todo caso, critica la lentitud con la que se instalan en la comunidad las energías renovables. “Es necesario revisar la política eólica para darle una forma social y ambientalmente responsable, y acelerar su despliegue”, considera. Y apuesta por “planificar la reconversión de la industria energética fósil, como regasificadoras o refinerías, y su cierre a medio plazo” para “reducir a 0 las emisiones de gases de efecto invernadero”. En el propio informe entiende prioritario actuar sobre “los sectores clave para la mitigación de la crisis climática”, aquellos que lanzan a la atmósfera más de un 10% de las emisiones totales y que en el caso gallego impñicaría “la descarbonización total del sector energético, la eliminación del consumo de energía fósil en todos los sectores, sobre todo en transporte, y de la extensificación y disminución del ganado vacuno”.

El Observatorio Galego de Acción Climática se autodefine como iniciativa ciudadana independiente de admnistraciones, empresas, insituciones académicas u organizaciones políticas y sociales. Su objetivo es “divulgar información rigurosa, integral y actualizada sobre la transición energética y la descarbonización en Galicia”. Lo fundó este año el propio Xosé Veiras, biólogo y “activista climático”.

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