La parroquia donde comenzó el gran fuego de Boiro estaba especialmente vigilada por su “alta actividad incendiaria”
El incendio que, desde el pasado jueves, ha arrasado más de 2.200 hectáreas en la comarca de O Barbanza y afectado a cuatro ayuntamientos comenzó en la parroquia de Cures, en Boiro. El lugar, de unos 500 habitantes, es viejo conocido de los servicios de extinción: en los últimos cinco años, ha registrado por lo menos 42 fuegos. Figura en la lista de “parroquias de alta actividad incendiaria” del Plan de prevención e defensa contra os incendios forestais de Galicia (Pladiga) de la Xunta para 2022, lo que implica “intensificar las actuaciones de vigilancia y disuasión”. Al Ayuntamiento de Boiro le constan, consultado por este periódico, algunas actuaciones al respecto del Gobierno gallego, pero lamenta que no lo informaron “excesivamente” sobre ellas. El fuego, en cualquier caso, volvió a prender, esta vez de manera mucho más agresiva. La Xunta asegura ahora que lo hizo desde la chimena de una vivienda particular.
“[En las parroquias de alta actividad incendiaria] se realizará un seguimiento exhaustivo de cualquier actividad incluida en el territorio”, señala además el Pladiga, y se “realizará un control exhaustivo de las ayudas públicas concedidas y no se concederán autorizaciones extraordinarias para la práctica del pastoreo en los terrenos quemados”. Preguntada por la concreción de estas medidas en el lugar de Cures, la Consellería de Medio Rural responde a elDiario.es de modo genérico: “Fundamentalmente, las actuaciones de vigilancia y disuasión se incrementan con la presencia física reforzada de los medios y recursos personales con los que cuenta el dispositivo de la lucha contra incendios forestales, de manera especial mediante la vigilancia estratégica continua de las brigadas de bomberos forestales y los agentes forestales y los facultativos medioambientales”.
Medio Rural añade que la distribución de las mencionadas parroquias con predisposición a arder también se tiene en cuenta a la hora de colocar las cámaras de videovigilancia que “componen el sistema de vigilancia forestal”. Pero no aclara si la zona de Cures es una de ellas, como tampoco si fue una de las elegidas para el “programa de charlas dirigidas a los habitantes” en materia de “concienciación e información útil en autoprotección ante el fuego”. Es el Gobierno local de Boiro el que, una vez contactado el personal de emergencias, aclara qué partes del Pladiga se cumplieron en Cures. “Hay cámaras, pero desconocemos su ubicación. Tampoco sabemos en qué medida se refuerzan medios y recursos”, indica una portavoz del consistorio, “sí nos consta que las unidades de investigación hacen labores en la zona. Y a finales de junio hubo una de esas charlas precisamente en la parroquia de Cures”.
Llamas por cuatro términos municipales
El incendio de Cures acabó afectando a los términos municipales colindantes con Boiro. En Oleiros (Ribeira), obligó a desalojar a 700 personas de un cámping, numerosas viviendas y un restaurante con toda su clientela. “Caía ceniza como en un volcán”, recuerda un paisano. Alimentadas por enormes extensiones de eucalipto, pino o toxo alto, las llamas incluso tocaron O Son y atravesaron A Pobra do Caramiñal. Arrasó 2.200 hectáreas. Los 42 incendios anteriores registrados en Cures desde 2017 quemaron un total de 337,08 hectáreas. La parroquia boirense es una de las 35, pertenecientes a 23 concellos distintos, considerada de “alta actividad incendiaria”: en ellas hubo una media anual de siete fuegos o más en el último lustro.
“El fuego iba rapidísimo, se extendió a través de las copas de los eucaliptos”, explica a elDiario.es el alcalde de A Pobra, Xosé Lois Piñeiro (de la formación de izquierdas y nacionalista Nós Pobra), quien asegura que el Gobierno gallego no reforzó ni la vigilancia ni la prevención en su territorio. “Aquí, de todas formas, no hay parroquias de alta actividad incendiaria. El fuego siempre llega de la misma zona de Boiro”, apunta. A Pobra sí está inscrita, sin embargo, en un programa de vigilancia del ejército.
Diez técnicos, 104 agentes, 180 brigadistas, 99 motobombas, 12 palas, 15 aviones y 12 helicópetros habían participado, hasta las 13.30 horas de la mañana de este miñercoles, 10 de agosto, en la extinción del incendio. En este momento se encuentra estabilizado, después de que el domingo las nieblas húmedas entrasen por el litoral occcidental y calmasen el viento nordés que había empujado las llamas con virulencia.
Incendios de nuevo tipo
Los colectivos ambientalistas advierten de que los incendios están cambiando. “Nunca se habían visto fuegos de tal volumen”, aduce Manu Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia, “además de un problema ambiental, son una cuestión de seguridad pública”. Santos lamenta la “muy deficiente” política forestal del Gobierno gallego por, “entre otros asuntos, no cumplir sus propias normas o ni siqueira cuidar del monte público”. Esto último hace referencia al incendio que, a mediados de julio, arrasó 7.000 hectáreas en Vilariño de Conso y afectó gravemente al parque natural de O Invernadeiro, el territorio propiedad de la Xunta de mayor extensión.
El discurso del presidente gallego, Alfonso Rueda (PP), en materia forestal ha oscilado en las últimas semanas. Inicialmente se apartó de las declaraciones habituales de su antecesor, Alberto Núñez Feijóo, sobre la existencia nunca probada de “tramas de terrorismo incendiario” y se refirió a los problemas de ordenación del monte y a la necesidad de “concienciación y prevención”. Fue durante la primera ola de siniestros que, a medidaos de julio y provocados por una tormenta inaudita en medio de unas elevadísimas temperaturas, causó los incendios más grandes desde que hay registros en Galicia: O Courel, Valdeorras o el mencionado de Vilariño de Conso. En esta segunda tanda, que se disparó la semana pasada, su discurso ha vuelto a hablar de incendiarios y llamas provocadas. El conselleiro de Medio Rural, José González, repite insinuaciones y se refiere a “una fuerte componente de intencionalidad en los incendios”, pero en la que pueden entrar negligencias o actos provocados. Al mismo tiempo, Feijóo, ahora líder estatal del PP, no tenía reparos en considerar como “causa fundamental” a “personas desalmadas y su actividad incendiaria”, lo que contradice las conclusiones habituales de expertos, fiscales o comisiones parlamentarias. Este verano, de momento, no ha habido ningún detenido en Galicia. El conselleiro ha prometido que “las líneas de investigación van a desembocar seguro en alguna”.
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