Así es la polilla que amenaza a la patata en Galicia y Asturias
La llamada polilla guatemalteca (Tecia solanivora Povolny), procedente de Centroamérica, fue detectada por primera vez en 1999 en plantaciones de patata de Canarias, donde se sigue luchando contra una plaga que destroza las cosechas de este tubérculo. En 2015 el parásito saltó a la Península, registrándose los primeros casos en Galicia, en las proximidades de Ferrol.
Los tímidos controles establecidos entonces por la Xunta han permitido que la polilla afecte ya a 31 municipios del norte de Galicia y a 11 del occidente asturiano. Son zonas en las que la producción es mayoritariamente para autoconsumo. Los sindicatos llaman a evitar la alarma social, pues este parásito sólo afecta a las plantaciones situadas a nivel del mar (la mayor parte del tubérculo que se comercializa procede de Ourense, en zonas de más altura).
Sin embargo, critican el fracaso del Gobierno gallego a la hora de controlar la extensión de la plaga y la falta de decisión en las medidas adoptadas en los últimos días, menos firmes que las tomadas por Asturias. Además, se denuncia la “inacción” del Gobierno central, que desde hace semanas prepara un decreto que probablemente prohibirá durante dos años la plantación de patatas en las comarcas afectadas, pero que todavía no ha aprobado.
Desde el Sindicato Labrego Galego, se recuerda que esta “pasividad” está provocando “confusión” en muchos agricultores. “En buena parte de la zona afectada la patata de cedo [que se planta entre enero y febrero] se está cultivando ya, porque no ha habido ningún aviso oficial que instase a hacer lo contrario. De esta manera, el decreto del Ministerio prohibiendo el cultivo podría llegar cuando buena parte de las patatas ya estén plantadas”, señalan.
En general, sindicatos y técnicos señalan que la polilla guatemalteca “es una plaga más, no especialmente grave”, pero alertan de la necesidad de tomar medidas ya para evitar su extensión por el resto de la Península Ibérica. Desde Unións Agrarias, José Ramón González recordaba también el efecto de los recortes, que en 2010 eliminaron las ayudas para agrupaciones de defensa fitosanitaria, destacando “la falta que nos haría ahora tener una herramienta de este tipo para luchar contra esta enfermedad”.
Protestas en los municipios: Ribadeo
La Xunta ha establecido controles también en la comercialización, pero ha delegado en los municipios la supervisión de los mercados locales. Alguno de los municipios afectados, como el de Ribadeo (Lugo) han criticado lo que entienden como “dejación de funciones” por parte del Gobierno gallego: “En Ribadeo no tenemos afán de ser insumisos, y podremos hacerlo porque somos un municipio mediano y tenemos policía local”, señaló el alcalde, Fernando Suárez. Pero se pregunta: “¿Y en los numerosos municipios pequeños que no tienen policía local, van a ir los alcaldes por la feria inmovilizando las patatas?”.
Suárez criticó públicamente la lentitud de los gobiernos gallego y central: “La Xunta no toma medidas de prohibición efectiva porque espera a que las tome el Ministerio de Agricultura. Y el Ministerio, como el tema de la patata no es un asunto de Estado, como puede ser el aceite en Andalucía o las naranjas en el Levante, se lo toma con mucha calma”.