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La UE no ve necesarios nuevos estudios sobre los residuos nucleares del Atlántico tras admitir que no conoce su estado

Sede de la Comisión Europea en Bruselas

David Reinero

La Comisión Europea acaba de responder al eurodiputado socialista José Blanco que no ha recibido “ninguna prueba sobre la necesidad de realizar nuevos estudios del estado de los residuos radiactivos” vertidos durante años en la denominada fosa atlántica, frente a las costas gallegas. Una respuesta que se produce después de que la propia Comisión admitiese en otra repuesta previa que no tiene “conocimiento de nuevos estudios científicos” sobre el estado de esos residuos. Esto es, la UE dice que no tiene pruebas de que nada malo esté pasando con esos residuos pero que desconoce si alguien está supervisando si algo va mal o no.

El pasado otoño, coincidiendo con el 35 aniversario de los últimos vertidos que entre 1949 y 1982 despositaron 140.000 toneladas de residuos radiactivos de ocho países en varios puntos del Atlántico frente a las costas europeas, este diario publicó un amplio análisis sobre el limitado conocimiento que admiten tener sobre el estado de esos bidones una docena de entidades estatales e internacionales. Esa situación llevó a En Marea, PSOE y BNG a formular diversas preguntas e iniciativas en el Parlamento de Galicia, el Congreso de los Diputados y el Parlamento Europeo.

En la Eurocámara la primera respuesta que obtuvo el exministro socialista José Blanco fue que, como los vertidos ya están prohibidos de manera permanente, la Comisión Europea “no está planificando nuevos estudios científicos sobre el estado” de los ya depositados en el fondo del Atlántico. Ante esa respuesta, Blanco repreguntó si la Comisión tenía conocimiento de nuevos estudios científicos al respecto, a lo que la Comisión respondió el pasado 17 de enero que “no tiene conocimiento de nuevos estudios científicos sobre el estado de los residuos radiactivos vertidos en la fosa atlántica”. Tras esa segunda respuesta, Blanco volvió a preguntar una tercera vez si “considera la Comisión necesario realizar nuevos estudios”. La respuesta a esa pregunta llega ahora y se limita a decir que “la Comisión no ha recibido ninguna prueba sobre la necesidad de realizar nuevos estudios del estado de los residuos radiactivos vertidos en la fosa atlántica”.

En respuestas previas tanto a Blanco como a este diario la Comisión Europea también había matizado que, al margen de esos residuos depositados en aguas internacionales, cada estado es responsable de sus aguas territoriales y de analizar la radiactividad que pueda llegar a sus costas procedente de ese o de otros orígenes. Según la Comisión, España no ha alertado de ningún incidente en esos análisis costeros que tiene el deber de realizar de manera periódica. Tras esa respuesta, Blanco repreguntó si la Comisión Europea verifica que España esté realizando de manera adecuada esos controles, a lo que la institución comunitaria respondió que “el control de la radiactividad del medio marino por parte de España no ha sido abordado específicamente en el programa de verificación de la Comisión”. Nuevamente Blanco volvió repreguntar si la Comisión prevé incluir algún control a España en su programa de verificación. Y la respuesta que llega ahora de la Comisión es que esa posibilidad “no figura en el calendario del programa de verificación de la Comisión 2018-2020”.

Esta respuesta de la Comisión Europea llega después de que varios ministerios discrepasen entre sí, en respuestas oficiales, sobre quién debería vigilar los residuos depositados en aguas internacionales. Un intercambio de responsabilidades a nivel estatal similar al existente a nivel internacional entre los diversos organismos contactados por este diario. Todos coincidieron en ser incapaces de decir cuándo se vigilaron por última vez los residuos depositados en aguas internacionales y cuándo está previsto que se vuelva a hacer, limitándose a asegurar que no hay pruebas de que su radiactividad esté llegando a la costa, que es lo que de manera periódica revisa el Gobierno central sin que, como ahora se sabe, la Comisión supervise si lo está haciendo de manera correcta.

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