El Ayuntamiento de Vigo impugna la ciudad deportiva que el Celta quiere construir en el vecino municipio de Mos
El Ayuntamiento de Vigo ha presentado alegaciones contra el proyecto de ciudad deportiva que el Real Club Celta de Vigo Sociedad Anónima Deportiva quiere construir en un monte del vecino municipio de Mos colindante con su propio término municipal. El gobierno local considera que el proyecto “no se ajusta a derecho” y tendrá además efectos negativos sobre la ciudad que no han sido analizados. En particular, critica que incluya el centro comercial “más grande del área metropolitana” sin evaluar su interacción con otros proyectos similares ya en marcha en Vigo o en la comarca sino sólo en el término municipal de Mos.
El proyecto del Celta, que impulsan el gobierno local de Mos, del PP, y el propietario de la sociedad deportiva, el empresario Carlos Mouriño, con el aval del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afecta a 864.000 metros cuadrados, la mitad de monte comunal. El Ayuntamiento de Mos es quien está tramitando ante la Xunta la recalificación de los terrenos para después expropiarlos y entregarlos en concesión al Celta, que construirá en ellos varios campos de fútbol y un centro comercial de 120.000 metros cuadrados que considera imprescindible para hacer viable el proyecto. Sin embargo, el proyecto expuesto a información pública no analiza la interacción de ese centro comercial con otros ya en funcionamiento o en proyecto ni tiene en cuenta la contestación social generada por otro complejo similar, el conocido como Porto Cabral, que se quiere instalar a poco más de dos kilómetros de allí, también en otro monte comunal.
Esa es una de las críticas que refleja el Ayuntamiento de Vigo, dirigido por el socialista Abel Caballero y enfrentado tanto a la Xunta y el PP como al propietario del Celta, en las alegaciones que ha presentado al proyecto: “Se limita a evaluar los efectos de un área comercial de 120.000 metros cuadrados sobre el comercio de Mos, sin hacer ninguna valoración de los claros efectos negativos sobre el comercio local de Vigo ni sobre la capacidad de acogida de Vigo para los desarrollos en ejecución o previstos en Vigo, y sobre la justificación de la hipotética necesidad de atender la demanda de Vigo desde el ayuntamiento de Mos”. El Ayuntamiento de Vigo añade que en la ciudad “existen a día de hoy varios proyectos comerciales en curso que deberían incorporarse al análisis para evaluar la necesidad y oportunidad de un área comercial no programada en el ayuntamiento limítrofe de Mos para atender mayoritariamente a usuarios de Vigo”.
Al tiempo que el proyecto no tiene en cuenta los efectos del centro comercial sobre la ciudad de Vigo, sí que trabaja con la previsión de infraestructuras viarias planificadas para el término municipal de la ciudad y de las que se beneficiaría. Vigo critica que la construcción de ese complejo supondría cargas también para su transporte público y su sistema de gestión del agua que no han sido tenidas en cuenta.
El Ayuntamiento de Vigo también critica la tramitación administrativa del proyecto, que describe como “una reclasificación de suelo rústico especialmente protegido a urbanizable con uso deportivo privado, usos complementarios y equipación comercial, adquirido por vía expropiatoria para su cesión posterior directa al club y que este pueda compensarse -cuando menos- la inversión deportiva con la venta de la superficie comercial más grande del área metropolitana de Vigo, lo que constituye una actividad lucrativa para esa entidad privada”. Una concesión de terrenos que el gobierno local de Caballero critica que se haga “sin concurso público”.
Vigo censura también que el plan de urbanismo de Mos fue aprobado hace poco más de un año, por lo que no considera que se hayan producido desde entonces cambios sustanciales que justifiquen su modificación. En particular, considera que nada cambió desde aquel momento en ese monte para considerar que deba dejar de tener protección forestal y que pueda así ser expropiado a su comunidad de montes propietaria. Por todo lo anterior, el gobierno local de Vigo concluye que el proyecto “no es compatible con el uso racional del territorio, la sostenibilidad ambiental, y daña las finanzas del Ayuntamiento de Vigo”.
Esas alegaciones del Ayuntamiento de Vigo están firmadas por su gerente de Urbanismo, Carlos Hernández, y se dirigen contra un proyecto, el de la recalificación de los terrenos de Mos, elaborado por un antecesor suyo, Javier Rivas, que como tal es conocedor en profundidad del urbanismo de la ciudad. Cuando el proyecto se hizo público, Rivas, en conversación con este diario, admitía que sería deseable una visión supramunicipal del mismo pero argumentaba que la legislación sólo obliga a analizar el municipio en que se emplaza el proyecto.
Tras conocerse las alegaciones del gobierno local vigués, tanto el PP como el propietario del Celta han cargado contra el alcalde, Abel Caballero. La formación conservadora intenta hacer ver que el regidor ataca al club de fútbol y sus aficionados. Por su parte el empresario ha vuelto a amenazar con la posibilidad de que su equipo deje de jugar en el estadio municipal de Balaídos, origen del conflicto con el Ayuntamiento de Vigo después de que la negativa municipal a vendérselo hiciese que el club decidiese impulsar su propia ciudad deportiva.