“Me siento fracasado”: Así habló a puerta cerrada en el Congreso el director de Renfe imputado por el caso Alvia
En junio de 2012, a los pocos días de que los trenes Alvia comenzasen a circular por la línea de AVE Ourense-Santiago, Antonio Lanchares, director de Seguridad en la Circulación de Renfe, pidió permiso a su homólogo de Adif, Andrés Cortabitarte, para desconectar a bordo de ellos, porque funcionaba mal, el sistema de control constante de la velocidad (el ERTMS) y que circulasen sólo con el sistema convencional de control puntual (ASFA). La reparación que iba a durar un mes se prolongó y más de un año después, el 24 de julio de 2013, un tren Alvia descarrilaba en la curva de Angrois, a la entrada de Santiago, y dejaba 80 muertos porque su maquinista se despistó y no frenó a tiempo sin que el ASFA pudiese evitar o paliar el error humano. Lanchares está citado a declarar en el juzgado de Santiago como investigado, antigua figura de imputado, este martes, más de cuatro años después del siniestro, como consecuencia de la declaración que en julio hizo Cortabitarte, también imputado. Antes, en octubre de 2014, había comparecido en el Congreso de los Diputados: “Como responsable de seguridad me siento, digamos, fracasado, y lamento el accidente”, dijo entonces a puerta cerrada.
Tras el accidente de Angrois, PP y PSOE se opusieron a crear una comisión de investigación política como la que ahora ha sido aprobada en el Congreso. A cambio, pusieron en marcha una subcomisión de estudio y mejora en general del sistema ferroviario español. La subcomisión desarrolló sus trabajos a puerta cerrada, pero las intervenciones de los 39 comparecientes que por ella pasaron fueron transcritas. Entre ellas, la de quien en aquel momento, y aún hoy, seguía siendo el máximo responsable de la seguridad de los trenes de Renfe.
En su comparecencia en el Congreso, el 28 de octubre de 2014, Lanchares centró su intervención inicial en la necesidad de mejorar la interoperabilidad de los distintos tipos de vías y trenes de la red española sin dedicar una sola palabra al siniestro de Angrois. Tuvieron que ser los diputados gallegos del PP y del BNG Guillermo Collarte y Rosana Pérez los que le pidiesen una valoración sobre el accidente que había motivado la creación de aquella subcomisión.
Lanchares justificó la decisión de desconectar el ERTMS a bordo de los trenes Talgo S-730 que prestaban el servicio Alvia explicando que, cuando fallaba de pronto con el tren ya circulando, éste se frenaba y quedaba también sin la seguridad convencional del ASFA, recayendo toda la responsabilidad de la conducción en el maquinista. Sin embargo, esa decisión de desconectar el ERTMS para que el ASFA siguiese funcionando si el primero fallaba no evitó el accidente de Angrois porque el sistema convencional de respaldo no estaba configurado para evitar un exceso de velocidad en ese punto, como sí se habilitó justo después del accidente.
Lanchares también se pronunció sobre la demora que sufrió la reparación del ERMTS. Su desconexión mientras se ajustaba la comunicación del sistema embarcado a bordo de los Alvia con las balizas existentes en las vías iba a durar sólo un mes, pero no volvió a estar operativo hasta agosto de 2014, más de dos años después de detectarse los primeros fallos y más de un año después del accidente. Esa será una de las principales cuestiones por las que el juez instructor quiere preguntarle, según ya avanzó en el auto de imputación. Según dijo Lanchares en el Congreso, “cuando se lo pides al fabricante, te dice 'mire usted, yo se lo quiero dar, pero tiene que pasar unas pruebas de validación; y cuando hago las pruebas, da mal'. Pues no se puede poner. Y mientras tanto, ¿qué hacemos? Pues circular con ASFA, señorías”. Lanchares también añadiría en otro momento de su intervención que “los fabricantes tienen su ritmo, lo he intentado reflejar en la ponencia, y ya nos gustaría, efectivamente, que una vez que se contratan las cosas fuera tan fácil como que el fabricante... como cuando compramos el frigorífico en casa”.
Fue tras estas explicaciones, hacia el final de su réplica a los diputados, cuando Lanchares mostró su pesar por el accidente: “Vaya desde aquí mi lamentación y mi condolencia con las víctimas. Como responsable de seguridad me siento, digamos, fracasado y lamento el accidente”, dijo. El director de Seguridad de Renfe finalizó su intervención en la subcomisión asegurando que en el caso del accidente de Angrois “se cumplía la normativa vigente hasta esos momentos” y añadiendo que “desgraciadamente, en los accidentes se comprueba que no siempre la normativa es la adecuada, y en estos casos lo que se hizo [...] es cambiar la normativa”.
Lanchares fue uno más de los 39 comparecientes en aquella subcomisión a puerta cerrada que finalizó concluyendo, entre otras cuestiones, que la red ferroviaria española es segura, pero que aún lo puede ser más y que sería deseable que el coste de sus mejoras se adecue al volumen de tráfico de cada línea. Esto es, pidiendo más seguridad pero más barata.
Ahora, tras la imputación de Lanchares y su citación a comparecer este martes en el juzgado de Santiago, Renfe lo mantiene en el cargo de máximo responsable de la seguridad de sus trenes y elogia su experiencia y profesionalidad. El aval de Renfe a Lanchares es incluso mayor que el de Adif a Cortabitarte, su directivo imputado, que fue quien autorizó la petición de Lanchares de desconectar el ERMTS. Cortabitarte, cuya declaración del pasado julio motiva en gran medida la actual imputación de Lanchares y de otros tres técnicos de la consultora pública Ineco, había dejado de ser director de Seguridad en la Circulación de Adif unas semanas antes del siniestro, pero desde entonces la empresa pública gestora de las vías lo reubicó en otros cargos directivos de confianza. Ninguno de los dos ha vuelto a los puestos básicos que les correspondan como trabajadores públicos.