En apenas unas horas la Xunta ha cambiado de planes y ha decidido agotar con usuarios de centros de las siete áreas sanitarias las vacunas contra la COVID-19 que tenía en reserva tras administrar la primera dosis en la residencia compostelana de Porta do Camiño. Este lunes por la mañana, tras conocerse la noche anterior que habría un retraso en la segunda entrega a España por un problema logístico de Pfizer, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) dijo que retrasaría un día el inicio de la vacunación en el resto de áreas sanitarias. A última hora de la tarde rectificó y decidió recurrir a las dosis “en reserva” sobrantes del domingo.
Las primeras vacunas llegaron a España el sábado y se distribuyeron a las comunidades autónomas. Galicia recibió el domingo 500 dosis en fresco que usó ese mismo día en un centro geriátrico compostelano para cubrir a los 66 residentes, los 77 trabajadores y el equipo sanitario encargado de administrar las vacunas. Quedaron sin usar 350 unidades, que no se guardarán para la segunda dosis a quienes recibieron ya el suero, sino que serán para nuevos receptores.
La decisión de cambiar el plan está, según el Sergas, “avalada” por el comité clínico que asesora a la Xunta y el objetivo es “no perder un solo día” en la campaña de vacunación prevista. El Gobierno gallego esperaba recibir este lunes una segunda entrega con unas 18.000 vacunas. Esa es la cantidad con la que contará cada semana y que prevé destinar a las residencias, a un ritmo de algo más de 1.000 personas por día.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, había lamentado horas antes el atraso anunciado por Pfizer. Dijo confiar en que el Consejo Interterritorial de Salud de este lunes confirmase que “no hay ruptura de stock” de las dosis, algo que “no debería volver a producirse”. Si se repite un corte en el suministro, agregó, generará “desconfianza” a los ciudadanos, en especial porque la segunda dosis se debe poner “en un plazo máximo de tres semanas”.