El ex presidente de Novacaixagalicia evita disculparse por las preferentes, emitidas “de buena fe”
El Parlamento de Galicia transmitía desde este viernes el ambiente de las grandes ocasiones. A la comisión de investigación de las antiguas cajas estaban convocadas cuatro personas cuyos nombres apenas eran pronunciados en el legislativo gallego hasta que comenzó la pasión y muerte de las entidades financieras. El primer citado era Julio Fernández Gayoso, antiguo presidente de Caixanova, primero, y copresidente de Novacaixagalicia, después. Tras años de pleitesía de gran parte de la clase dirigente gallega Gayoso llegó en taxi al Pazo do Hórreo para, al menos sobre el papel, dar explicaciones de su gestión. Y acudió, aunque más para glosar su propia labor que para arrrojar luz sobre lo sucedido.
Tras una primera intervención en la que destacó las solvencia de Caixanova y su papel en, por ejemplo, el nacimiento de la Universidad de Vigo, todos los grupos cuestionaron a Gayoso por uno de los aspectos más dolosos de su gestión: la estafa de las preferentes. “¿Daba indicaciones o hacía presión para que se captaran clientes para estos productos?”, preguntó Francisco Jorquera, del BNG. “¿Considera que el comportamiento ético fue adecuado en este tema?”, añadió el socialista Abel Losada. “¿Volvería a hacer lo que hizo?”, cuestionó el popular Pedro Puy, que en una segunda intervención llegó a exigirle “una disculpa” que fuera “particularmente” dirigida a las personas afectadas.
Pero no hubo tal explicación ni, mucho menos, disculpa alguna. Gayoso admitió que firmó “una circular” en 2005 para “lanzar aquellas preferentes”y tanto en aquella emisión como en las demás, asegura, “se actuó con la más absoluta buena fe”, hasta el punto de que “más de 2.000 compañeros míos en la caja y sus familias tienen preferentes y quitas”. Dado que hubo “errores en la comercialización” él “no puede hacer más que decir que deseo que el proceso de solución”, el arbitraje, “pueda llegar al total” y “no quede una sola persona con perfil de ahorrador sin cobrar el 100% de sus ahorros”. En cualquiera caso, asegura, su entidad colocó estos productos tóxicos considerando que “cumplían todos los requisitos” porque “nunca recibimos ninguna indicación” al respeto “ni de la CNMV, ni del Banco de España ni de la Xunta”. Todo parecía estar “bien hecho”.
Fusión o “muerte”, sin noticias de las indemnizaciones
No hubo explicaciones de las preferentes y aun menos de las indemnizaciones millonarias que los directivos de la caja fusionada se adjudicaron antes de pasar a la reserva. Como en el Congreso de los Diputados Gayoso rechazó que cobrara un solo “euro” de esas compensaciones y, de paso, evitó concretar la manera en que se gestionó hace siete años“ su propia jubilación. ”Yo estoy imputado no por percibir un euro, sino por ser copresidente de la caja“ cuando se produjo ”ese tema de las compensaciones“. ”Se está analizando en la Audiencia Nacional“ y ”comprenderán que yo no puedo, en esta reunión, hacer frente a esas preguntas“, justificar.
Al margen de las cuestiones oscuras el paso de Fernández Gayoso por el Parlamento tampoco sirvió para aclarar más de lo ya sabido sobre el fracaso de la fusión de la entidad que presidía con Caixa Galicia. “Caixanova no era partidaria de la fusión”, sino que apostaba por un SIP “con las mejores cajas de España, excluida la de pensiones [La Caixa]”. “Durante un año trabajamos en esa posibilidad” pero, finalmente, el escenario derivado de los cambios normativos convirtió la operación en “inviable”. “Hicimos la fusión porque era eso o la muerte instantánea”, si bien, evidencia, “teníamos dos cajas, queríamos tener una y finalmente no tenemos ninguna” porque el “modelo” escogido la convirtió en la fusión “más traumática” del Estado.
Con todo, en este escenario Gayoso sólo admite un “error” de gestión. “Las cajas somos culpables de errores muy importantes”, concretamente, de no actuar con más “agresividad” en el exterior, si bien la expansión de Caixanova, relata, la llevó por ejemplo a tener una oficina con sesenta empleados en Miami. El “tema de que antes teníamos dos cajas y ahora ninguna” lo ha “atormentado”, confiesa, y por eso apela a las familias y a las empresas gallegas a que se “impliquen” para que Novagalicia Banco “tenga el éxito que merece”, proclamó. Mientras, por las ventanas de la Cámara se colaban los sonidos de las bocinas de las personas afectadas por las preferentes que, en la calle, seguían exigiendo soluciones.