“La ciudad es un libro que se lee caminando”, decía Agustín Fernández Paz. Pero también es un territorio que se entiende escuchando sus sonidos, su música y recopilando su historia cantareira. Eso es parte del que pretende el proyecto Música en Branco: memoria del Agra do Orzán, presentado este lunes en A Coruña, una intervención urbana que investiga, documenta, difunde y pone en valor la memoria musical y sonora de este popular (y populoso) barrio. Una iniciativa que “explora el patrimonio inmaterial y subraya el valor comunicativo de la música y su capacidad para generar un tejido común”.
“Rúa Barcelona, el Hong Kong gallego, damos una vida por un palmo de terreno... Por el sí, por el no, especulación...”, cantaban Xurxo Souto, Mangüi y Ángel Campos, un veterano vecino del barrio, en el bus de la línea 7, ese que une Monte Alto con el Agra, y que fue la sede de una de las múltiples iniciativas de Música en Branco. Un programa de radio itinerante que tendrá más capítulos y que sorprendió a los viajeros del autobús entre canción y canción tradicional y tabernera de A Coruña, al tiempo que Souto hacía un recorrido histórico y musical por las diferentes zonas de la ciudad que atravesaba el vehículo. Un viaje que despertó los recuerdos de los vecinos, que arrancó los aplausos y los coros de los presentes y que suscitó debates como el de las dos señoras que discutieron por qué el barrio de los Marineros era conocido también como “el de los zuecos” al reivindicar así el ruido que sus vecinos hacían antiguamente con este calzado.
“Siempre hubo mucha música en las tabernas de A Coruña, sobre todo cuando alguno bebía algo de más”, recordaba entre risas Ignacio Nóvoa, un vecino de 83 años, que se encontró en el bus urbano con melodías que recordaba de su época más joven y que celebró un proyecto que le despertó los recuerdos del espíritu más cantarero de la ciudad a la que llegó desde Pontedeume hace décadas.
Música en branco lleva meses trabajando. Primero en la cosecha de información sobre el entorno, los vecinos y su relación con la música entre lo que se incluye la consulta de fuentes docuementales y bibliográficas o la realización de 60 entrevistas personales. Ahora llega el momento de volcar toda esa información en ocho líneas de actuación que incluyen estas Barriografías de Xurxo Souto, un taller de senderismo urbano o las audioguías elaboradas por el colectivo Escoitar.org que permitirán recorrer el barrio al son de su memoria musical. “Un museo virtual a disposición de todo el mundo a través de su móvil y de forma gratuita”, recordó Julio Gómez, responsable de Sinsal, autor de un proyecto de la Concejalía de Cultura en el marco de Urbana-C, Programa Integral de Regeneración Urbana financiado también por la UE.
“Agra do Orzán se convierte en el primer entorno barriografiado de la historia”, reivindicó el músico Xurxo Souto, que recuerda el “centro de diversidad” que supone un barrio con 30.000 habitantes, 689 por hectárea, el de más densidad poblacional de Galicia, donde se juntaron desde “las melodías de los años 70” llegadas con los emigrantes de las comarcas limítrofes hasta los sonidos africanos de los muchos ciudadanos senegaleses que ahora habitan la zona, pasando antes por ser el origen del rock y del folk hecho en la ciudad. El resultado: “una experiencia inaudita” que contará también con un mapa sonoro del barrio a partir de las microhistorias de la música recogidas por el proyecto, una memoria de las mujeres del lugar o una exposición final en el centro Ágora que culminará una iniciativa que comenzó en el diciembre pasado y que finalizará este octubre.
“Será una forma de fortalecer el diálogo entre la sociedad a través de la música y también de conocer más exhaustivamente el barrio para darle una mayor calidad de vida”, explicó también la concejala de Cultura, Ana Fernández, en la presentación oficial en el centro Ágora. “Es la música ligada a la sociología como fuente de inspiración para recuperar el pasado y reunir documentación para el futuro”, añadió Julio Gómez después de que Xurxo Souto volviera a reivindicar la riqueza musical de una ciudad que dio personajes populares como Canzobre o Querelé da Silva, pero también a Pucho Boedo, Luar na Lubre o Los Diplomáticos de Monte Alto.