Ana Pontón (Sarria, Lugo, 1977) hace apenas un mes que está al frente del BNG en el que, posiblemente, sea el trance más crítico para la formación desde su nacimiento. Con una intensísima agenda desde el minuto cero de su labor como portavoz nacional, Pontón asume que será necesaria “mayor dedicación” tanto para el proceso de “refundación” del partido como para afrontar las próximas elecciones gallegas, tras las que no descarta un cambio de gobierno en el que el Bloque pueda colaborar. Una vez que la Asamblea Nacional ha descartado las alianzas con el espacio político de las mareas, la líder del Bloque cree que uno de los retos más inmediatos es recuperar el trabajo político de personas que apuestan por el soberanismo pero que han dejado de tener al BNG como referente. “Sigo creyendo que fortalecer el nacionalismo sigue siendo fundamental para tener una Galicia en la que no haya que hablar de emigración, precariedad y expolio de la riqueza”, dice. [Entrevista realizada originalmente en gallego]
Cuando salió elegida muchos titulares destacaron que era la primera mujer y la primera militante de la Unión do Povo Galego en llegar a la portavocía nacional del BNG. ¿Cuál de los dos rasgos es más relevante?
Creo que es más relevante que el BNG haya apostado por una portavoz nacional, y al mismo tiempo desvela que hay mucha desigualdad. Porque tendremos igualdad cuando no sea noticia que una mujer llega a un sitio. Y sobre la UPG, interesa mucho la demonización, pero yo aspiro a que en la política, como en la vida, se juzgue a cada persona por lo que es y no por lo que los demás digan.
No obstante, una de las críticas que se escuchó durante el proceso de debate de las ponencias de la Asamblea es que la UPG tiene excesivo peso, que es la que controla...
El BNG es una organización frentista, donde todas las personas y colectivos tienen derecho a expresarse. Es bueno recordar que el BNG es una organización de afiliación individual y la más democrática del Estado. Y no solo lo digo yo, algún estudio hecho por politólogos y sociólogos así lo acredita. Hay críticas que no tienen fundamento; toda la militancia tiene el mismo peso, en las asambleas hay debates de ideas y en democracia hay que aceptar los resultados.
¿Cómo cree que percibe la ciudadanía las bajas de personas que tuvieron responsabilidades de primera línea política del BNG en etapas anteriores?
Eso nunca va a ser positivo. En todo caso, la ciudadanía juzgará. A mí no me parece positivo que nadie abandone el BNG, que es una organización con las puertas abiertas para todos los nacionalistas para seguir construyendo una alternativa de futuro. Además, ahora iniciamos un proceso de refundación con vocación de apertura y de incorporar más personas. Yo tengo que respetar las decisiones individuales de cada persona con su militancia, pero algunos de los argumentos que se han utilizado no tienen que ver con la realidad.
Sobre esa refundación, usted misma indicó en su discurso ante la Asamblea que tendrán que combinarla con el proceso electoral por lo ajustado de las fechas. ¿Cómo lo van a hacer?
Entendemos que una organización política tiene que combinar sus ritmos con los de la sociedad, y el proceso electoral es una prioridad porque nos jugamos mucho como país. Estamos haciendo un calendario que permita compatibilizar la refundación con las elecciones. El proceso de refundación lo haremos por fases: en el primer momento, que es en el que estamos ahora, debatiremos entre toda la organización y toda la base social sobre cómo entendemos la refundación en lo concreto y en lo práctico. Un proceso de estas características debe darse escuchándonos primero, llegando a consensos amplios.
Puede haber quien no esté en la vida orgánica del Bloque y se pregunte: ¿Qué va a notar la ciudadanía, qué va a ser el BNG tras esa refundación que no es hoy?
Ya hemos tomado algunas decisiones importantes en la Asamblea. Por ejemplo en cuanto a la participación, hemos decidido que las asambleas locales deben ser abiertas y los simpatizantes deben poder participar en esa vida local. Vamos a hacer una relectura de lo que está sucediendo en la sociedad gallega, una actualización de nuestras alternativas y, hacia el final del proceso, un debate sobre el modelo organizativo del nacionalismo. Vamos a tener que ver la capacidad de actualizar el discurso y de incorporar personas y colectivos que participan de la vida política con una base más local para fortalecer el BNG. Cualquier proyecto político precisa organizaciones fuertes; la historia nos muestra que muchos movimientos han podido tener éxitos momentáneos en lo social y en lo electoral, pero sin una base sólida desde el punto de vista organizativo, político e ideológico eso acaba siendo un 'bluf' y provocando frustración en la sociedad.
¿Cuánto cree que debe pesar en ese proceso el horizonte de un posible cambio de Gobierno en la Xunta? No es lo mismo afrontar unas elecciones para reconfigurar la oposición que ante una expectativa de cambio en el Ejecutivo...
Para nosotros todas las elecciones son importantes y las afrontamos con el reto de conseguir mayor apoyo social. Es evidente que una mayoría social cuestiona al PP y que las propias dudas que expresa el señor Feijóo son indicativas de cómo hay una ruptura de la mayoría del PP. A nosotros, como nacionalistas, lo que nos preocupa y ocupa es que el BNG tenga una posición determinante en la derrota del PP para que esta signifique un cambio político real.
¿Se ve como candidata a esas elecciones? La Asamblea ha eliminado la incompatibilidad entre la portavocía nacional y la candidatura...
Hoy por hoy estamos trabajando en poner en marcha la nueva dirección y los acuerdos de la asamblea. Cuando se abra el debate sobre la elección de la candidatura será el momento de pensarlo. Afortunadamente, el BNG es una organización con mucha gente valiosa, con cantera, y estoy segura de que tendremos un debate vivo sobre quién es la mejor persona. En política la asunción de responsabilidades de este tipo no es una decisión personal, sino que tiene que responder a lo mejor para el proyecto político y para que el nacionalismo avance.
¿Cuál es su disposición al diálogo con el resto de fuerzas de la izquierda parlamentaria, toda vez que las encuestas y la historia nos dicen que la alternativa al PP es plural?
El diálogo es parte del ADN del BNG. En las elecciones tenemos que hacer un diálogo entre todas las personas y organizaciones del ámbito nacionalista, con centro de decisión en Galicia. Y después de las elecciones, si se verifica la ruptura de la mayoría del PP, todas las fuerzas que estamos en la oposición tendríamos que tener voluntad para dialogar y poner en marcha un gobierno alternativo, que no sea solo alternancia sino que realmente cambie las políticas y el papel de Galicia en el Estado.
¿Ayudan o dificultan las relaciones del BNG con los gobiernos municipales de las mareas hacia ese eventual diálogo?
Nosotros tenemos una relación con los gobiernos de las mareas en la que echamos en falta que se practique el diálogo que predican. Nosotros hemos sido generosos con un apoyo sin condiciones a cambio a nivel municipal y hay que decir que no ha habido la misma correspondencia en el caso de Pontevedra. En todo caso, lo importante es situarse en el espacio de las elecciones autonómicas, y si la sociedad vota por un cambio, el BNG va a tener disposición a hablar con el resto de fuerzas políticas sobre un cambio real para que la gente deje de emigrar, por los servicios públicos... Sobre esa base siempre vamos a estar abiertas y abiertos al diálogo, al acuerdo.
Estos días estamos viendo cómo el PSdeG pasa por una situación compleja a causa las imputaciones judiciales. Sobre esto y más en general, ¿dónde cree que habría que situar la línea roja para exigir responsabilidades políticas, dimisiones, en los asuntos de presunta corrupción y en las diversas investigaciones judiciales?
La corrupción real en el Estado español no está abordada. Hay mucho show mediático sobre la corrupción. E incluso hay una utilización de la justicia abriendo procedimientos que nunca se cierran, lo cual es terrible, porque la Justicia tiene que ser rápida y resolver los procesos para evitar juicios paralelos e impunidad. Hay un problema de corrupción que tiene que ver con las privatizaciones, con la Casa Real o con un régimen centralista absolutamente corrupto. Pero creo que esa no es la corrupción que se está juzgando. Cada organización tiene que marcar sus líneas rojas; nosotros entendemos que las personas que estamos en cargos públicos debemos de tener una actitud muy escrupulosa, pero eso tampoco significa que una persona imputada tenga que dimitir automáticamente. Hay que estudiar cada caso, ver el contexto político y social; puedo poner ejemplos de compañeros y compañeras denunciados por el PP que fueron imputados y después absueltos.
Pero ha habido un momento, hasta no hace tanto tiempo, en el que imputación ha llegado a ser sinónimo de dimisión y después ya se verá...
Socialmente 'imputado' se ha utilizado como 'culpable'. Y eso no es justo, aunque en muchos casos haya personas imputadas con una responsabilidad evidente. Si pensamos en Baltar y en sus grabaciones, nos escandaliza que eso salga a la luz pública y el presidente de la Xunta no solo ignore la práctica caciquil, sino el uso del poder para obtener favores sexuales, lo que ya me parece el colmo de la degeneración política. Es necesario analizar muy bien cada caso y tampoco se puede aceptar que una imputación sea la declaración de culpable y la inhabilitación política de una persona. Y hay que ver también si la justicia, a veces, está jugando a la política.
¿Cree que eso sucede o ha sucedido en algún momento?
Creo que ha sucedido, sí.