El 24 de abril de 2015, un mes antes de las elecciones municipales, la Consellería de Sanidade organizó en Vigo la toma de posesión del nuevo gerente de la Estructura Organizativa de Gestión Integrada, el área sanitaria viguesa. La entonces titular de la Consellería, Rocío Mosquera, había situado en el puesto a Félix Rubial, hasta ese momento director general de Asistencia Sanitaria. Este nombramiento trascendía, con mucho, los trámites comunes de la administración sanitaria: A Rubial le correspondería poner en marcha el proyecto estrella de Alberto Núñez Feijóo en este campo, el nuevo hospital Álvaro Cunqueiro, cuyas obras la Xunta daba por finalizadas aquella jornada.
Un año después, Rubial acaba de ser citado cómo investigado -antigua imputación- por el retraso de los tratamientos de la hepatitis C y el hospital vigués acumula polémicas por sus deficiencias.
La llegada de Rubial a su nuevo puesto fue, de alguna manera, premonitoria de lo que estaba por venir en el Cunqueiro, mirado con lupa desde que la Xunta decidió construirlo y ponerlo en marcha a través del modelo público-privado. Se celebró entre abucheos y protestas de parte del personal del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI). Veían en el nuevo gerente un representante de la “nefasta gestión” de la conselleira, entre la que citaban hitos que habían implicado directamente a Rubial, como la retirada del laboratorio central del proyecto del nuevo hospital o la reducción de la población de referencia para los hospitales vigueses.
Este es el telón de fondo con el que, con Rubial al frente, a finales de agosto comenzaba el traslado de enfermos al nuevo hospital. Entre protestas por la reducción de camas, la realización de resonancias en un camión o los altos precios del aparcamiento, el proceso tenía que detenerse bruscamente apenas dos días después de iniciarse por la presencia de Aspergillus en las instalaciones. El fallecimiento de una enferma ingresada en el hospital a causa, precisamente, de este hongo -la Xunta desmintió “categóricamente” que el contagio se hubiese producido en el Cunqueiro- hizo que entre personal y enfermos creciera una indignación que, a comienzos de septiembre, desembocaba en una multitudinaria manifestación por las calles de Vigo que para Feijóo sólo cabía definir como “irresponsabilidad”.
La presión sobre Feijóo, Mosquera y Rubial aumentaba mientras el personal del Cunqueiro los responsabilizaba directamente de lo que definían como un verdadero “caos” derivado, entre otros aspectos, de la falta de recursos humanos y de una inauguración que, a su juicio, se había producido aceleradamente por motivos políticos. Esa presión intentó aliviarla el presidente a comienzos de octubre cuando, con la investigación sobre el tratamiento de la hepatitis C ya en marcha, decidió la destitución de la conselleira de Sanidade dentro de una crisis de gobierno más amplia.
El elegido para ponerse al frente de la Consellería de Sanidad fue Jesús Vázquez Almuíña, exalcalde de Baiona pero también médico procedente del área viguesa. Uno de los primeros fuegos que tuvo que apagar fue la rebelión de los jefes de servicio del nuevo hospital, que manifestaban su “pérdida de confianza” en el equipo directivo liderado por Rubial, quien era avalado casi instantáneamente por el propio Feijóo. Apenas una semana después la Xunta relevaba a la cúpula sanitaria viguesa: seis directivos perdían sus puestos pero Rubial siguió al frente. “Siento no haberles dado el gusto a los sindicatos”, ironizó el gerente, quien afirmaba que ni se le “había pasado por la cabeza” la posibilidad de dimitir.
En el inicio de 2016 no ha cesado la controversia en torno al hospital de Vigo. El último episodio protagonizado directamente por Rubial fue la censura de las protestas del personal por parte del propio Félix Rubial que, como informó eldiario.es, el pasado marzo comunicaba a los profesionales del Cunqueiro la retirada de carteles de protesta que habían colocado en el centro y amenazaba, al tiempo, con la imposición de sanciones a quien reiterara las críticas en público. La citación en calidad de investigado por el presunto retraso de los tratamientos de la hepatitis C complica ahora aún más la situación del gerente, que el próximo 12 de mayo se enfrentará a una nueva manifestación contra su gestión y en la defensa del rescate de la concesión del hospital vigués.