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La Xunta anuncia el rescate de cuatro autovías con peaje en sombra en las que Feijóo renegoció un modelo más caro

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y la conselleira de Vivenda e Planificación de Infraestruturas, María Martínez Allegue.

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —

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La Xunta ha anunciado el rescate de cuatro autovías gallegas con peaje en sombra -es decir, los usuarios no estaban abonando ninguna cantidad por circular por ellas, pero el Gobierno gallego aportaba anualmente un pago-. Todas se construyeron según el modelo de colaboración público-privada y en tres de ellas la decisión la tomó el actual líder del PP español, Alberto Núñez Feijóo, que renunció a recuperarlas cuando, en 2014, renegoció los pagos en varias de ellas. La fórmula fue criticada hace un año en un informe del Consello de Contas, que consideró que era poco eficiente y salía “cara” a las arcas públicas.

El presidente del Gobierno gallego, Alfonso Rueda, aseguró este lunes que ha decidido rescatar las autovías de O Salnés, Barbanza, Santiago-Brión y Ourense-Celanova pagando a las concesionarias un total de 297 millones de euros a cambio. Hasta el fin de las concesiones, la previsión era que la Xunta tendría que desembolsar todavía más de 600 millones de euros. La Consellería de Vivenda e Planificación de Infraestruturas estima que el ahorro con respecto a ese escenario es de 330 millones de euros. La decisión se va a ejecutar de forma inmediata, de modo que en los presupuestos del año que viene no haya ya una partida destinada al peaje en sombra. Con la gestión directa, eso sí, la Xunta se tendrá que ocupar de los gastos de mantenimiento.

La conselleira, María Martínez Allegue, defendió que el modelo de colaboración público-privada permitió construir estas autovías cuando “las circunstancias económicas no permitían” asumirlas con fondos propios. Con ese modelo, las concesionarias se ocuparon de la financiación y construcción a cambio de un pago anual de la Xunta en el que se tiene en cuenta también el número de usuarios. Salvo la de Ourense-Celanova, tramitada por el bipartito, el resto fueron infraestructuras que Feijóo impulsó: firmó en 2005, como conselleiro de Obras Públicas del último gobierno de Manuel Fraga, la adjudicación de la de Santiago-Brión y O Salnés y dejó publicada la licitación de la de Barbanza. Unos años después, en 2014 y ya como presidente, renegoció con tres de las concesionarias -las de Barbanza, O Salnés y Celanova- y pactó un incremento de las cantidades que se estaban abonando porque las infraestructuras no tenían el tráfico previsto. Contas señaló hace un año que los pagos se aumentaron en 205 millones de euros.

Ahora, Alfonso Rueda ha decidido rescatar estas cuatro autovías. El ahorro para las arcas públicas de 30 millones de euros, dijo, permite aumentar la inversión en otras áreas, como la de vivienda. Aseguró que es posible ahora por “la buena salud financiera de la Xunta”.

Martínez Allegue trasladó su agradecimiento a las concesionarias por su “voluntad y compromiso con Galicia” y aseguró que en todos los casos hubo “un acuerdo mutuo” para el rescate. No aclaró que parte de los fondos que tiene que desembolsar ahora el Gobierno gallego corresponden a indemnizaciones para estas empresas. La Xunta desagregó posteriormente las cantidades por cada una de las autovías -con diferentes horizontes de caducidad de la concesión-. La AG-41, la de O Salnés, supondrá un pago de 45 millones de euros. Entró en servicio en 2008 y tenía concesión hasta 2035. La AG-11, la de Barbanza, supone un desembolso de 72 millones de euros (la concesión se prolongaba hasta 2036). La Ourense-Celanova, la AG-31, absorberá 85 millones de euros (la concesión era hasta 2024) y la de Santiago-Brión, 95 millones (la concesión llegaba a 2035).

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