El ADSL, junto con el agua o la luz, forma parte del grupo de gastos que en todo hogar de los países desarrollados se consideran ya una necesidad. Lejos queda la excusa de no poner internet en casa porque es caro, ya que la multitud de ofertas y tarifas combinadas que hay en el mercado han convertido el acceso a la Red en algo tan básico como tener un teléfono en casa, ya sea fijo o móvil.
El ADSL no cuesta lo mismo en todos los lugares del mundo. Así lo ha comprobado CloudFlare, la empresa estadounidense que se encarga, a través de un 'proxy' inverso, de limpiar de ataques el tráfico de una página, y que necesita, por tanto, comprar grandes volumenes de ancho de banda.
Como CloudFlare, muchas de las operadoras que venden ADSL pagan por acceder al tráfico de la Red. El precio que abonan los consumidores por la banda ancha no dista demasiado de aquel que pagan las 'telecos'. De ahí que la compañía estadounidense haya aprovechado para revelar las cifras y que los usuarios se hagan una idea de cuánto cuesta en función del lugar en que se encuentren. Una comparativa que ha dejado alguna que otra sorpresa.
Comprar banda de otros
Antes de ver los precios a nivel internacional, viene bien repasar algunos conceptos básicos. Cuando CloudFlare compra ancho de banda, lo que en realidad está comprando es tránsito. Los equipos que forman la Red de la compañía se conectan a los equipos de otra empresa - por ejemplo, una operadora - para que los datos de CloudFlare lleguen al resto de redes que conforman internet. Y es la conexión y el paso de los datos de un equipo a otro - el tránsito - lo que le cuesta dinero.
“Esa otra empresa les está vendiendo el servicio de acceso a internet, prácticamente como hacen Telefónica, Jazztel u ONO con una oferta de acceso a internet para el usuario doméstico”, explica a HojaDeRouter.com Daniel Morató, doctor en ingeniería de telecomunicaciones de la Universidad de Navarra.
Internet es una gran red, creada a partir de la conexión de redes más pequeñas. Para ofrecer internet, todas las operadoras necesitan conectarse a otras redes más grandes. “La mayoría de los operadores le compran tránsito a otro, hasta llegar arriba del todo a los operadores más grandes y desde ahí, digamos, 'bajar' el tráfico hacia el usuario final”.
También hay veces que un proveedor de servicios no necesita conectarse a los equipos de otros más grandes. En su lugar, acaba enlazando sus equipos con los de otra compañía de su misma categoría. “Dos operadores pueden ponerse de acuerdo e interconectar sus redes directamente, sin atravesar un proveedor que les cobre, y entonces no se cobran entre ellos”. Esto recibe el nombre de 'peering' y cuenta con la ventaja de que es gratuito.
Europa, la región más barata
Para comparar el precio del tránsito en las diferentes regiones del mundo, CloudFlare ha establecido un coste de referencia, un poco más alto que el dato real para no pillarse los dedos. Así, en Norteamérica, el importe de comprar banda ancha a otro servidor alcanza los 7.7 euros cada Megabit por segundo (10 dólares/Mbps). Si tenemos en cuenta que la compañía posee entre un 20-25% de 'peering', el precio final se reduce hasta 6 euros (8 dólares/Mbps).
Habiendo establecido los 7.7 euros de tránsito como precio de referencia, CloudFlare ha calculado lo que le cuesta acceder a internet en Europa. Y para su sorpresa, el Viejo Continente es la región donde más barato encontramos el ancho de banda. La compañía estadounidense consigue entre un 50% y un 55% de internet gracias a los acuerdos que tiene con otros operadores. El precio que paga por el tránsito es el mismo que en Norteamérica, pero debido al 'peering' acaba abonando, al final, 3.8 euros por cada megabit que se transmite al segundo (5 dólares/Mbps).
La razón de que Europa sea el continente en el que menos pagamos por acceder a internet se debe a la costumbre que tienen las operadoras de nuestra región de hacer 'peering' entre ellas. En Europa, hay una serie de organizaciones sin ánimo de lucro que funcionan como puntos neutrales y permiten que los proveedores de servicios compartan tráfico entre ellos. Sirvan como ejemplo las españolas Espanix, Nap de Madrid o Catnix.
El coste de un sector menos maduro
La cosa cambia en Asia y América Latina. A pesar de los altos niveles de 'peering', el precio que CloudFlare paga por el ancho de banda es más alto que el europeo. Así, el coste de tránsito en los países orientales multiplica por siete el precio de referencia norteamericano.
Sin embargo, el 50-55% de 'peering' que realiza la compañía reduce el precio a 25 euros el megabit por segundo (32 dólares/Mbps). El mismo importe que en América Latina, donde un 'peering' del 60% desciende el coste de tránsito de 62 euros/Mbps (80 dólares/Mbps).
En ambas zonas, la causa de que el coste de tránsito sea más elevado está en el propio sector, algo menos maduro que el europeo y norteamericano y con menos competencia. En el caso asiático habría que añadirle la dificultad que conlleva colocar cable debajo del agua, como ocurre en Japón o Corea.
Y el ganador es...
Con un 50% de 'peering', Australia tiene el dudoso honor de ser la región con el mayor precio de banda ancha. El coste de tránsito supera veinte veces el precio de referencia norteamericano, situándose, gracias al 'peering', en los 77 euros por megabit por segundo (100 dólares/Mbps). Y ello se debe, según CloudFlare, a la operadora más grande del país, Telstra, encargada de asentar el precio de tránsito.
A pesar de que los datos de CloudFlare son sólo estimaciones, ayudan a ofrecer una imagen global del precio de la banda ancha. Un coste que muchos no dudan ni dudarían en pagar, claro.
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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de Duncan Hull, photosteve101, Wikimedia Commons y CloudFlare (y 2 y 3)