Si buscas en la web cómo bloquear anuncios en internet, te toparás con diferentes tutoriales de YouTube, entradas en foros y artículos completos que describen cada uno de los pasos a seguir. Los internautas están hartos de que la publicidad no les deje navegar tranquilamente por sus páginas favoritas. Ventanas emergentes, vídeos que saltan automáticamente y ‘banners’ que flotan persiguiendo el cursor agotan la paciencia de cualquiera.
“Algunas empresas utilizan formatos realmente irritantes como los ‘pop-ups’ que, además de molestar a nivel visual y sonoro, son imposibles de cerrar: cuando lo intentas se abren nuevos anuncios”, explica a HojaDeRouter.com Clara Muela, investigadora en comunicación comercial de la Universidad Rey Juan Carlos (URJ).“Suponen un obstáculo que distrae de aquello que buscas o de cualquier actividad que pretendas desarrollar”, continúa.
Otras versiones, como la publicidad que precede a los vídeos y los anuncios en redes sociales, son menos agresivas, aunque no dejan de suponer un estorbo para navegar con soltura por la Red.
El último informe de PageFair (una consultora especializada en bloqueo de publicidad), elaborado en colaboración con Adobe, constata que cada vez son más los internautas que deciden acabar con el problema deshaciéndose de estos intrusos. Las opciones abundan: desde herramientas gratuitas como Adblock Plus y las que ofrecen los distintos navegadores a complementos de pago más restrictivos.
Unos 144 millones de personas en todo el mundo, según los datos del estudio, ya han bloqueado los contenidos publicitarios de sus pantallas; lo que supone el 5% de los usuarios de internet a nivel mundial.
El bloqueo alrededor del globo
Los datos revelan que en solo un año (entre junio de 2013 y el mismo mes de 2014) esta práctica se ha incrementado alrededor de un 70%, aunque la cifra varía según el país. Si en Dinamarca y Suecia el aumento ha sido del 24%, en España estamos al mismo nivel que Japón y China, con un auge que supera el 134%. Pero que no te engañe la tasa de crecimiento porque, considerando las cifras totales, estamos a la cola en número de abonados al ‘adblocking’, por detrás de Reino Unido y Portugal.
Además de geográficas, hay también diferencias económicas, de género y edad. La mayoría de los que destierran la publicidad de su vida digital viven en países desarrollados. Los hombres utilizan ‘plugins’ de bloqueo un 48% más que las mujeres y la mayoría, independientemente de su sexo, suele tener entre 18 y 29 años. El navegador favorito de los desertores (tanto de ellos como de ellas) es Chrome, con el 63% de los adeptos.
En contra de lo que podría pensarse, los navegantes no se oponen radicalmente a la publicidad, sino a aquella que les resulta especialmente cargante. Es una cuestión de comodidad y privacidad. “Es una oportunidad para reconsiderar la situación y aplicar este conocimiento al diseño de una publicidad más respetuosa”, opinan los autores de PageFair.
Si los jóvenes ya están cansados de que la publicidad controle su navegador, todo indica que las siguientes generaciones serán aún menos tolerantes con los anuncios invasivos. Así lo prevén estos expertos. La cultura del bloqueo crece como la espuma. ¿No deberían tomar medidas los anunciantes?
Alternativas a la insistencia
“Las empresas necesitan informar a los clientes potenciales sobre sus productos, por lo que necesitan mostrárselos”, explica Sean Blanchfield, CEO de PageFair. Y los usuarios quieren acceder a las páginas de forma gratuita. “De momento, la única manera de que los ‘sites’ sigan creando contenido sin pedirles dinero es que los ‘sites’ se mantengan con la publicidad”, asegura. Aunque admite, sin embargo, que el modelo puede cambiar.
Muela indica que en el pasado los reclamos en la web eran más agresivos y el número de ventanas emergentes mayor. Sin embargo, “las empresas pueden optar ahora por otros formatos más eficaces y menos invasivos, como el ‘marketing’ de buscadores, que además de no ser tan molestos son más útiles para los usuarios”.
Ya no está bien visto que una compañía te bombardee con las imágenes de su nuevo producto. “Un anunciante que valore su reputación social será responsable con su audiencia y evitará generar esa incomodidad en un consumidor potencial”, dice Muela. Al fin y al cabo, a nadie le interesa perder clientes. Ni dinero.
Las estrategias alternativas son más eficaces, sin llegar a acabar con la paciencia de sus destinatarios. “Se pueden conciliar mensajes publicitarios y comerciales con contenidos de valor añadido”, asegura María Escrivá, directora de e-strategia, una consultora de estrategia digital. “Hay muchísimas campañas publicitarias en la Red que son compartidas por millones de usuarios”, agrega.
“Las agencias de publicidad en internet aportan mucha creatividad”, señala la investigadora de la URJ. Y prosigue: “España es una de las primeras potencias internacionales en este sentido, por la originalidad de las campañas ‘online”. Pero el caso es que aún hay quien prefiere la insistencia como método de convicción. O quizá solo se decantan por lo más rápido y barato.
“Internet es un medio tan complejo, tan vasto y tan dinámico que condiciona el lanzamiento de proyectos muy complejos”, asegura Muela. Con la dificultad de la comunicación comercial en la Red, aumenta también el tiempo de dedicación y el dinero requerido: “Exigen una mayor planificación, más recursos y, por tanto, una apuesta más intensa por parte del anunciante”, agrega. Escrivá coincide con Muela, y cree que el tipo de publicidad que elige una marca “depende del presupuesto, de sus objetivos, del tipo de compra”.
No obstante, parte de la responsabilidad recae también en las páginas que actúan como soporte y escaparate de las campañas, que eligen los contenidos que prefieren para los usuarios. A los responsables de las webs tampoco les conviene que estos bloqueen la publicidad, porque “no se contabilizará en los servidores de anuncios”, asegura la experta en estrategia digital. Entonces, “para que la campaña sea válida y alcance los objetivos en financiación requerirá mayor cobertura”, asegura la experta en estrategia digital.
Los bloqueos no son rentables para nadie. Según Muela, las agencias tienen el potencial para desarrollar acciones innovadoras, pero está en manos de los anunciantes exigirlas y aplicarlas. La decisión final, eso sí, corresponde a los internautas.
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