Los miedos y amenazas que quitarán el sueño a los futuros accionistas de Twitter

José Barreiro Solano

Twitter es un éxito, nadie puede negar eso. La red social de 'microblogging' se ha convertido no solo en un lugar de intercambio de información, sino también en una herramienta fundamental para las empresas, las administraciones públicas y las personalidades de diversos sectores. Sin embargo, el anuncio de su inminente salida a bolsa supone que la empresa habrá de ser ser mucho más transparente, y a partir de ahora es cuando empezaremos a conocer realmente si hay potencial para que sea realmente rentable o se quedará tan solo en una buena idea.

La monetización del producto, el principal problema

Bien, tenemos la idea, sabemos cómo desarrollarla, tenemos el dinero para empezar... Adelante pues. Muchas empresas de internet han empezado con muy poco, tan solo un concepto en la mente de sus creadores que más tarde han tenido que implementar en el escenario real. El caso de Twitter es paradigmático, porque la idea era bien sencilla y su éxito (en número de usuarios) ha sido arrollador. Sin embargo, ¿de qué sirve tener un producto tan exitoso a nivel de audiencia si no eres capaz de sacarle rentabilidad? Ese es el mayor problema de las nuevas empresas de internet.

Instagram fue también un pelotazo, pero nunca procuró ser rentable y prefirió venderse a Facebook, que acaba de introducir publicidad en la plataforma de fotos. Es lo mismo que le pasa en cierta manera a otras aplicaciones como WhatsApp. Es difícil encontrar un equilibro entre rentabilidad y adopción por parte del público. Si ofrecemos gratis nuestro producto es más fácil que la gente lo pruebe y lo utilice, pero tendremos que encontrar otra manera de obtener ingresos.

Lo más habitual para los servicios gratuitos es buscarlos a través de la publicidad y los patrocinios. Un número grande de usuarios garantiza una audiencia enorme para una empresa anunciante, que no dudará en apostar por el soporte si cree que de verdad puede ayudarle a llegar a su cliente. Twitter ingresa mucho dinero por esta vía, pero de momento no es ni de lejos suficiente para cubrir los costes tan enormes que supone tener a más de 200 millones de usuarios activos mensuales y seguir invirtiendo en innovación para que no se escapen.

Los gigantes tienen pies de barro hasta que se demuestre lo contrario

Twitter es otro de esos inventos que podría morir de éxito. Cuando creas un monstruo de esas proporciones más te vale descubrir cómo vas a alimentarlo. En su informe S-1 para el regulador de los mercados estadounidense (SEC por sus siglas en inglés), paso previo para estrenarse en bolsa, la compañía analiza los riesgos a los que se enfrenta la empresa a corto, medio y largo plazo, aquellos a los que deberá hacer frente para que el negocio no se vaya al traste. Son básicamente tres: que pase de moda, que los competidores se coman su mercado y que no logren adaptarse a los cambios.

La mayoría de los productos tienen un ciclo de vida que consta de varias fases: la introducción en el mercado, el crecimiento, la consolidación y el declive final, entre otros. Este ciclo no tiene por qué cumplirse siempre, ni en duraciones ni en tendencias, pero sí que nos da una idea general de cómo los consumidores cambian sus preferencias a lo largo del tiempo y cómo una compañía no debe dormirse en los laureles sin no quiere verse sobrepasada.

Un buen ejemplo de esto sería el Messenger de Microsoft. En los años 2000 fue uno de los programas más populares entre la juventud. Un chat 'privado' con el que poder charlar con tus amigos parecía una idea genial, y lo fue. Era muy común pedir el 'messenger' a nuestros colegas, incluso antes que el número de móvil, y no había adolescente que no lo tuviera instalado en su ordenador. Pero llegaron nuevas tecnologías para comunicarse como Facebook o WhatsApp y el Messenger pasó a mejor vida. No ha desaparecido (se ha integrado con el chat de Skype) pero su tiempo pasó.

Un ejemplo de lo contrario es el de Coca-Cola; el producto, no la marca. Ha permanecido inmutable durante décadas, y la gente no está dispuesta a cambiar. Es el sabor que les gusta, no quieren innovaciones ni cosas nuevas, quieren lo mismo de siempre con los mismos colores y en el mismo formato. Pero Twitter no es Coca-Cola (de momento) y no debería descuidarse.

En el mismo informe, la compañía del pajarito azul nombra a algunos de sus competidores: Weibo en China, Line en Japón y Kakao en Corea del Sur.LineKakao Su supervivencia frente a estos rivales depende de su capacidad de adaptación a los cambios que se producen en el mercado. Cambios en la legislación en materia de privacidad, mercados emergentes que se abren al mundo (China y su reciente decisión de vender videoconsolas) o mercados locales satisfechos con las alternativas regionales.

¿Cómo se presenta el futuro de Twitter?

Twitter es una gran compañía, muy consolidada en su campo, pero está claro que necesita desarrollar un modelo de ingresos viable para poder sobrevivir. La gente es reticente al cambio a corto plazo, pero progresivamente se pueden perder muchos usuarios si hay alternativas potentes. Lo mejor que tiene Twitter no es solo su base de usuarios, sino también cómo se relacionan entre ellos (empresas, consumidores, administraciones...). Es un tejido muy bien hilado que será difícil de romper, aunque el tiempo desgasta hasta en las telas más fuertes. ¿Se desgarrará o será como esas prendas que nunca pasan de moda?