Los españoles que viven del miedo a que te pirateen la 'webcam'
Cada cierto tiempo, sabemos de un nuevo ciberataque que se ha perpetrado a través de una 'webcam'. Este tipo de ataques, que vulneran la intimidad de las personas y permiten grabarlas en su día a día, llevan preocupando mucho tiempo. A la hora de concienciar sobre este asunto, hizo mucho el pasado año el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, al dar a conocer sutilmente que tapa la cámara de su ordenador con algún tipo de adhesivo. También en 2016, el director del mismísimo FBI, James Comey, reconoció que tapaba la cámara de su ordenador con celo. Lo dijo durante una conferencia sobre cifrado y privacidad: “Vi algo en las noticias, así que me copié y puse un trozo de cinta”.
Por si fuera poco, algunos de estos ataques han llegado a ser mediáticos. Edward Snowden aseguró en 2014 que Yahoo y los servicios de espionaje británicos hacían capturas aleatorias desde las cámaras de los usuarios y las almacenaban. Ese mismo año se supo que la entonces Miss Teen USA, Cassidy Wolf, había sido atacada por un antiguo compañero de estudios, que la chantajeó con imágenes tomadas desde su cámara y en la que aparecía desnuda. El joven fue condenado a 18 meses de prisión.
Así, no es de extrañar que muchos internautas se preocupen y decidan tapar su cámara web de alguna manera, ya sea con un trozo de celo, con un pósit o con una pegatina. De hecho, unos españoles han visto un posible negocio en ello y quieren explotarlo.
iPatch es una de esas iniciativas y nació precisamente de un ataque: “A un amigo le piratearon la 'webcam' del ordenador. Una vez que empecé a investigar, vi que cada vez se daban más casos de espionaje en todo el mundo”, explica a HojaDeRouter.com Guillermo Olivencia, director comercial de iPatch. A partir de ahí, decidió lanzar al mercado un plástico dividido en dos partes, fabricado en España y de apenas 2 gramos de peso, que se fija con pegamento fuerte a los laterales de la cámara web. Una de las partes se abre y cierra como si fuera una ventana para usar la lente cuando se desee.
iPatch tiene una doble tarea, explica Olivencia: proteger al usuario y fidelizar a clientes de las marcas, que lo pueden usar como soporte publicitario y como regalo en congresos, en lugar de clásicos como los bolígrafos, las libretas o los llaveroscongresos. A la hora de personalizarlo, en su interior se puede colocar alguna frase promocional de la marca. Incluso es posible hacerse con un iPatch interactivo con el que el usuario, tras haber instalado una 'app' de la marca, puede recibir algún tipo de recompensa (imágenes, promociones, guías...) tras enfocar con su cámara el plástico.
De hecho, Olivencia y su equipo están centrados principalmente en el ‘merchandising’ de empresas: “teniendo en cuenta que todo gira en torno a internet, qué mejor manera que aportarle valor a tu marca a través de un producto que cubre una serie de labores sociales”. Sin embargo, los usuarios también pueden comprar sus tapas sin personalizar en Amazon (cinco tapas por doce euros) y otros canales.
La empresa lleva funcionando unos cuatro años y, tras todo este tiempo, Red Eléctrica de España, el British Council o Microsoft se encuentran entre sus clientes. “Nos hemos expandido mucho a nivel de empresas, que nos reclaman por la buena calidad. Es un producto fabricado todo en España. Al final, eso la gente lo valora mucho”. Ahora, están desarrollando una nueva herramienta para móviles, también personalizable. “Hay que ultimar los detalles, porque tiene que valer para todos los teléfonos móviles, que cada uno tiene la cámara en un sitio, y hay que diseñarlo muy bien para que valga para todos”.
En cuatro años han vendido 500.000 unidades, aseguran. El boca a boca fue crucial para hacerse populares: “Como todo producto nuevo, hay que darlo a conocer. Ha sido una labor bastante complicada al principio, pero luego han sido las empresas que nos compraban las que nos han dado a conocer porque, al regalarlo, la gente habla de el”.
Ciberprotegiéndose con una sonrisa
Mientras que iPatch nació tras un ciberataque, Tapatucam nació de la observación. Allá por 2013, Daniel Téllez, Sergio Carrera y Víctor Ruz se dieron cuenta, sobre todo cuando viajaban y esperaban en los aeropuertos, que otras personas ponían pósits o pegatinas en las cámaras de los ordenadores portátiles. Un día compartieron esas impresiones delante de unas cervezas y de ahí surgió la idea de crear un producto personalizado que cumpliera la misma función. Nacía así Tapatucam, con un tucán como protagonista. “Nosotros siempre hemos sido una empresa que ha tirado por la parte divertida de jugar con esto”, explica a HojaDeRouter.com Cristina Sel, responsable de atención al cliente en la compañía.
“Ponerle un trozo de cinta aislante al portátil es un poco feo, una tirita es como si tuviese una herida...”, razona. Por ello, como no solo quieren proteger, sino también decorar, tienen pinzas de hasta once colores diferentes y 60 diseños distintos; algunos de ellos, con mensajes positivos. Las tapas de Tapatucam son como una pinza de plástico que se coloca delante de la cámara, enganchada a la cubierta del ordenador. Estas pinzas se pueden quitar, poner o desplazar a los lados todas las veces que haga falta, sin ensuciar o arañar la superficie.
Tapatucam comenzó a buscar financiación en 2014 a través de Kickstarter (Víctor Ruz vivía entonces en Estados Unidos), pero la campaña de 'crowdfunding' no alcanzó el objetivo propuesto de 15.000 dólares (unos 14.000 euros) y luego entró un socio inversor. Salió al mercado en noviembre de ese año (cerraron diciembre con 1.800 unidades vendidas) y a día de hoy tiene también dos líneas de negocio: las pinzas de colores con mensajes positivos y la personalización de tapas para marcas o congresos. “Hemos tenido clientes como IBM o BBVA”, dice Sel.
De cara al futuro se plantean algún tipo de solución para los micrófonos, “pero es una idea complicada a nivel diseño industrial”. Porque, aunque la mayor preocupación son las cámaras web, los micrófonos también están en el punto de mira. El mismo Zuckerberg, en su ya famosa foto, también tenía tapado el micrófono de su Mac. Además Chromium, el navegador web de código abierto de Google, tenía activada por defecto una opción para escuchar conversaciones. Y mientras, muchos recelan de servicios como, precisamente, el asistente de los de Mountain View y su famoso “Ok, Google”.
Solo en el pasado mes de enero, el equipo de Tapatucam hizo 10.000 unidades de 'merchandising' y, desde aquel noviembre de 2014, han sido ya más de 300.000 las unidades vendidas. “Cuando vamos a mercados de diseño a hacer la venta de las colecciones al público son números bastante agradables: 400 o 500 euros de venta diarios [un paquete de cinco piezas puede costar cinco euros]”.
La empresa es también cien por cien española. Los socios son andaluces y la compañía tiene la sede en Málaga, de donde es también la diseñadora, María José Herrero. Las pinzas se fabrican en Barcelona y la serigrafía y el envoltorio se realizan en Málaga. Se pueden comprar pinzas de colores básicos y otras dedicadas a la madre, el padre o la pareja, con dibujos como soles o huellas de perro.
Las preocupaciones disparan las ventas
Olivencia y Sel han notado ligeras subidas de las ventas cuando las informaciones sobre ataques y ciberespionaje surgen: “Se podría decir que siempre ayudan”, explica Olivencia. “Por lo general las ventas son constantes a nivel de empresas aunque en particulares sí que se notan incrementos”.
Sel coincide en su observación: cree que las ventas han aumentado de forma progresiva en la línea empresarial y personalizada, con independencia de las noticias sobre seguridad; sin embargo, a la hora de vender pinzas a particulares “sí que notamos que hay un repunte cuando se publica alguna noticia o cuando un grupo que ya tapa su 'webcam' conoce el producto. Ahí se disparan las ventas, porque encuentran en Tapatucam una manera simpática de hacerlo, además de evitarse limpiar la 'webcam' cuando quieren usarla”.
En el camino se quedaron otros proyectos españoles, como Look & Lock, otra pegatina que se diferenciaba en que, para abrirla y usarla, era necesario hacerlo con un imán: si se rompía, el usuario sabía que alguien había intentado destapar su cámara. Mientras tanto, los que sobreviven a día de hoy seguirán dando opciones simpáticas para no temer a los ciberdelincuentes.
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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de Tapatucam (1, 3) y iPatch (2).