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La izquierda de Formentera plantea una moción de censura contra el presidente que exigió un sobresueldo a Prohens

El presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba (d) junto a Antoni Vera (i), conseller de Educación en el Govern balear del PP

Nicolás Ribas

Eivissa —
21 de junio de 2024 13:22 h

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Gent per Formentera, principal partido de la oposición de izquierdas en la isla, ha planteado una moción de censura contra Llorenç Córdoba, presidente no adscrito del Consell Insular, tras ser expulsado de la coalición de derechas con la que se presentó a las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo. La isla vive una crisis institucional sin precedentes, agravada la semana pasada después de que siete de los ocho consellers de Sa Unió (una coalición entre PP y Compromís, la derecha local) dimitieran de sus funciones de gobierno pero sin dejar el acta.

En este contexto de ingobernabilidad, Gent per Formentera propone al PSOE y Compromís “un gran acuerdo”. “Por responsabilidad política ante la falta de gobierno y las inminentes y graves consecuencias que este desgobierno puede suponer para la isla, iniciamos una ronda de contactos con el Partido Socialista y Compromís para encabezar un acuerdo de gobierno para lo que resta de legislatura mediante la presentación de una moción de censura”, ha explicado la formación de la izquierda local en un comunicado, y añade que existen antecedentes históricos de “entendimiento” entre formaciones progresistas y el Grupo de Independientes de Formentera -GUIF- (un partido de centro, antecesor de Compromís).

La izquierda local asegura que han sido “muy respetuosos” con los resultados electorales de mayo de 2023, que claramente situaron al partido que gobernó la isla durante 16 años consecutivos en la oposición, pero ante la “grave crisis institucional” que está viviendo el Consell Insular en los últimos seis meses, sumado a las dimisiones de los consellers de Sa Unió de sus responsabilidades de gobierno, Gent per Formentera afirma querer ser “parte de la solución”.

Así, con el aval de haber gobernado en el Consell Insular durante las cuatro legislaturas anteriores a estas, según Gent per Formentera, “garantizando estabilidad y llevando a la administración insular a ser una institución respetada y solvente”, la izquierda local dice estar “preparada para liderar una alternativa de gobierno seria para lo que queda de legislatura”. La aritmética que permitiría a Gent per Formentera volver a gobernar es difícil porque no solo necesita el voto favorable del PSOE sino también a los consellers de Compromís, que deberían romper la coalición que mantienen con el PP, integrados en Sa Unió. No obstante, es la primera propuesta alternativa que se presenta para desbloquear la situación de guerra total que mantiene el presidente Córdoba con sus excompañeros de partido y de gobierno.

“Por el bien de nuestra isla, Gent per Formentera ofrece a los socialistas y al partido insularista Compromís trabajar en un nuevo acuerdo entre formaciones progresistas y a los herederos del GUIF, en la línea de acuerdos anteriores que han permitido salir adelante en momentos difíciles”, argumenta la izquierda insular.

Enfado del PP balear

El PP de Marga Prohens mostró su desaprobación a la situación de ingobernabilidad que se generó tras la dimisión de siete de los ocho consellers de Sa Unió, que mantienen su acta para presionar al presidente, Llorenç Córdoba, a dimitir. El PP balear pidió “responsabilidad” para cumplir con el “mandato de las urnas” y “mantener vivo el cambio que pidieron los ciudadanos el 28M”.

De esta manera, el PP balear se dirigió a las partes implicadas del conflicto para alcanzar “acuerdos”. “Únicamente debe primar la defensa de los intereses y el bienestar de los ciudadanos de Formentera”, aseguraron los populares y afirmaron que Córdoba y los miembros de Sa Unió debían “abandonar todo tipo de actitudes que no sean otras mediante las cuales se pueda alcanzar un acuerdo para la estabilidad y la gobernabilidad de Formentera”, aseguraron. En el comunicado, el PP balear no se refirió a la reciente dimisión de José Manuel Alcaraz como líder del PP de Formentera. Alcaraz fue vicepresidente tercero y conseller de Promoción Económica y Administración Insular del Consell Insular antes de que fuera destituido por Llorenç Córdoba, con quien mantiene un conflicto abierto que se hizo público en los últimos meses.

El origen del conflicto

La crisis institucional se inició a finales de noviembre del año pasado. Durante las siguientes semanas se hizo visible el enfrentamiento entre Córdoba, presidente del Consell Insular, y José Alcaraz (PP), en ese momento, vicepresidente tercero y conseller de Promoción Económica y Administración Insular. El PP acusó a Córdoba de estar en bancarrota y de haber pedido un sobresueldo de 4.000 euros a la presidenta del Govern, Marga Prohens (PP), mientras que Córdoba sostenía que es el PP el que necesitaba dinero para sufragar los gastos del alquiler de su local en Formentera. Desde que estalló la crisis, Córdoba acusó a Alcaraz de preparar un “golpe de estado” encubierto para echarle y por “tratar de hacerse con el poder con fines que nada tienen que ver con el interés general de los formenterenses”. Alcaraz y otros miembros de Sa Unió, en cambio, aseguran que es él quien se está aferrando a su cargo por intereses personales.

“Las áreas paralizadas y con más conflictos son justamente las del presidente, al principio Litoral y Sector Primario”, aseguró Sa Unió en un comunicado de la semana pasada en el que la coalición lamentaba que habían tenido que “multiplicar los esfuerzos debido a la falta de confianza y comunicación con el presidente, que cada vez ha ido trabajando más solo y aislado”. Asimismo, los siete consellers que presentaron su dimisión afirmaron que después de haber cesado a Alcaraz el presidente asumió las competencias de Promoción Económica y Administración Insular. “Las consecuencias de esta decisión, evidentemente, han sido nefastas para estas áreas debido sobre todo a la falta de impulso y tiempo que ha podido dedicar”, manifiestaron.

“Llevamos meses pidiendo su dimisión por su falta de ética y confianza, por no sacar el trabajo y por crear problemas en lugar de dar soluciones. La lógica nos dice que si tiene que dimitir alguien debería ser uno para que continúen los otros ocho, y no los otros ocho para que continúe uno”, afirmó Sa Unió, que reconoce que no pueden seguir así los tres años que quedan de legislatura. Cabe señalar que Artal Mayans, conseller insular de Turismo y Vivienda, mantiene de momento sus responsabilidades en el Gobierno insular. Los siete consellers de Sa Unió justificaron su decisión “ante el comportamiento irracional y temerario del presidente, que solo piensa en la silla”.

El presidente Córdoba niega que vaya a dimitir

Fuentes cercanas a Llorenç Córdoba explicaron que el presidente recibió un “ultimátum” que consistió en que si no devolvía las competencias a José Alcaraz en el Gobierno insular, los consellers de Sa Unió dimitirían de sus cargos pero sin dejar sus actas. “Sa Unió se preocupa más por los intereses de una única persona que por el interés de todos los formenterenses, que es a quienes nos debemos todos y cada uno de los políticos de la isla”, aseguró Córdoba y añadió que lo “decente” hubiera sido que los consellers hubieran renunciado tanto a su cargo como a su acta “para que pudieran entrar otras personas que sí que quieran trabajar por el bien de la isla”.

Córdoba asumía que el Consell Insular se adentraba en un grave problema de gobernabilidad. “De momento no. Tengo una responsabilidad”, respondió Córdoba en un programa de Ràdio Illa para analizar la crisis, a la pregunta sobre si se planteaba dimitir. La situación desembocó en un escenario de ingobernabilidad total, motivo por el que Gent per Formentera ha decidido mover ficha y plantear una moción de censura. En estos momentos, no hay Junta de Gobierno que pueda gobernar, y el presidente no adscrito no puede nombrar a consellers no electos porque la ley lo prohíbe. Por otro lado, la oposición de izquierdas no quiere gobernar con Córdoba. La salida a la crisis continúa siendo, por tanto, una incógnita.

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