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Margalida recupera su nombre en Google Maps y deja a PP y Vox sin excusa para borrarla del callejero

Margalida Roig y su marido Josep Bonet, miembro del PCE y prisionero en el campo de concentración de Formentera.

Pablo Sierra del Sol

Eivissa —

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Google fue testarudo, pero acabó dando su brazo a torcer. Al motor de búsquedas le llegaron las peticiones de los lectores y socios de elDiario.es y treinta mensajes de Mónica Fernández para que en su aplicación de mapas apareciera el Carrer Sindicalista Margalida Llogat. “Creo que lo han cambiado porque les he aburrido”, explica esta vecina de Sant Jordi de ses Salines, el pueblo donde está la calle, y concejala del Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia, el municipio donde nació Margalida Roig i Colomar en 1908. Ser una de las líderes del movimiento obrero durante la II República la convirtió en represaliada de la dictadura franquista.

La recuperación de su memoria comenzó de forma oficial en 2011, cuando el pleno de este consistorio ibicenco la nombró hija ilustre. Continuó en 2019, al acordar por unanimidad que una de las calles principales de Sant Jordi le rindiera homenaje. La decisión fue unificar la nomenclatura de una vía larga que cruzaba el pueblo de punta a punta y que, desde principios de los años ochenta, estaba dividida en dos nombres: Camèlies y Montblanc. Los mismos que aparecían en Google Maps hasta el sábado, cuando la insistencia de la concejala Fernández, de Unidas Podemos, tuvo premio.

“Elegimos aquellas calles”, recuerda Josep Marí Ribas, “porque tenían una importancia parecida a una paralela que lleva el nombre de otro hijo ilustre del municipio: [el religioso y lingüista] Vicent Serra i Orvay”. Conocido popularmente como Agustinet, el apodo de su familia, Marí Ribas era el alcalde de Sant Josep cuando se aprobaron los dos reconocimientos que convirtieron a Margalida Llogat en la primera hija ilustre del municipio y en la primera mujer en darle nombre a una vía pública.

La moción de Vox apoyada por el PP

“Es cierto que, aunque Google Maps ya tenía mucho peso en nuestra vida diaria, no hicimos los trámites para que en la aplicación apareciera reflejado el nuevo nombre a la calle, pero todo el papeleo que exige la ley, como ir al catastro a registrar la modificación, se hizo correctamente. También se informó a los vecinos que iban a verse afectados de diferentes maneras. Entonces no hubo quejas ni un conflicto social como el que quiere representar la derecha recalcitrante que tenemos en Sant Josep”, explica este veterano político, secretario general de los socialistas ibicencos y, actualmente, portavoz de su partido en el Consell insular.

Agustinet se refiere a la moción que en el pleno de noviembre presentó Vox y apoyó el gobierno municipal que forman diez concejales del PP para devolverle a la calle sus antiguas denominaciones. Los populares incluyeron una enmienda para trasladar el Carrer Sindicalista Margalida Llogat a otra ubicación “que puede ser incluso más relevante que la actual”. Así recalca el gobierno de Sant Josep a través de una nota de voz enviada por el primer teniente de alcalde, Vicent Torres. “El acuerdo [alcanzado con Vox] salva a Margalida Roig del callejero y garantizamos su continuidad. Se ha hecho mucha demagogia con el acuerdo de pleno por los grupos de izquierda; el PSOE, en particular”, continúa Torres en el audio facilitado por el gabinete de prensa de Sant Josep ante la negativa de entrevistar a alguno de los responsables del equipo que encabeza Vicent Roig (PP).

Torres, mano derecha del alcalde en el gobierno local, también defiende “el derecho” de los cuarenta y cinco vecinos que “han solicitado el cambio de nombre” a través de una recogida de firmas: “Más aún después de la desastrosa gestión que hicieron PSOE y Podemos con el cambio de nombre. Me sabe mal la politización que pretenden los grupos de izquierda cuando es una medida práctica que pretende evitar problemas a los vecinos de esta calle”.

“Ataque” a la memoria democrática

La familia de una de las firmantes, que prefiere no desvelar su identidad, vive desde 2006 en el tramo anteriormente conocido como Montblanc. Según ella, no viven “una pesadilla burocrática”, como argumentó Vox para retirar el nombre de Margalida Roig a la calle, pero sí han tenido molestias “por la dificultad y lentitud” a la hora de renovar ciertos documentos. Esta vecina explica que cuando se votó el cambio de nombre no se enteró. “Nadie nos informó”. Ver cómo cambiaban las placas fue, para ella, “una sorpresa”.

“Yo soy apolítica”, dice, “y no estoy en contra de que se homanajee a esta persona, pero prefiero evitar problemas que ”podríamos tener en el futuro“. Como el coste de reescriturar la propiedad para venderla o darla en herencia [unos 400 euros, aproximadamente]”. Raquel Roig, la concejala del partido ultraderechista que defendió la propuesta del cambio de nombre, considera que la situación “se ha politizado”. “Únicamente hemos recogido el sentimiento de unos vecinos que consideran que les han quitado el nombre de la calle donde vivían sin consultarles. Y que, encima, les han creado contratiempos porque, además de la lentitud burocrática que tenemos en Eivissa, ha habido errores a la hora de entregar paquetes y cartas porque muy cerca de allí hay otra calle que se llama igual [en el municipio de Vila, la capital insular]. Yo no estoy en contra de que Margalida Llogat desaparezca del callejero, pero debería dar nombre a una calle que no lo tuviera para no causar molestias a los vecinos”.

Ahora, tras la actualización del callejero de Sant Jordi en Google Maps, no deberían producirse esas confusiones entre carteros y transportistas. Los tres grupos que consideraron como un ataque a la memoria democrática la decisión de trasladar el nombre de Margalida Llogat a un lugar diferente defenderán en el próximo pleno una moción para que el nombre se mantenga en la misma calle. El documento propone también colocar a lo largo de la calle paneles y organizar un ciclo de actos que den a conocer “los méritos” de esta sindicalista que pasó siete años en la prisión de mujeres de Palma y casi tres más en régimen de semiarresto domiciliario.

Un 'canje' a cambio del apoyo a los presupuestos de 2024

Si PP y Vox no cambian de parecer, a PSOE, Unidas Podemos y ARA Eivissa no les darán los números. A la izquierda le faltan dos concejales para sumar mayoría absoluta. A los populares, uno, si quieren aprobar los presupuestos de 2024. Las cuentas del próximo año se votarán en el pleno de diciembre y el apoyo de las dos regidoras de ultraderecha es clave. Esa es, según los representantes de los partidos progresistas, la razón que ha llevado a Vicent Roig a deshacer el cambio de nombre que él mismo apoyó en 2019 cuando era concejal en la oposición. VOX no solamente niega que su intención sea borrar la memoria de la represaliada del callejero. También rechaza que, a cambio, vaya a votar a favor de los presupuestos.

Pero en el último pleno, el concejal socialista Vicent Ribas defendió que lo que se iba a votar estaba relacionado con una escena que había sucedido en la sesión anterior. Entonces, octubre, Josep Antoni Prats solicitó que se señalizara el Pou Roig como elemento patrimonial. Se refería al miembro de Esquerra Republicana y representante de la coalición insularista ARA Eivissa en el Ayuntamiento de Sant Josep a un pozo situado, curiosamente, en el Carrer Sindicalista Margalida Llogat.

Araceli Colomar, portavoz de Vox en el pleno, dijo: “Nosotros le daremos apoyo a todo lo que sea tradición y patrimonio, pero ¿Margarita Roig? ¿¡Si esta señora de Can Llogat tiene una calle, un mural… tiene de todo!? Para mí no deja de ser una señora muy luchadora, de otra época, pero ustedes lo que intentan no es darle valor a la cultura y el patrimonio sino darle visibilidad a aquellas personas que intentaron vivir en el comunismo. Mujer salinera y muy trabajadora, pero una presa política más [sic] a la que este grupo municipal no puede darle su apoyo”. Y confundió el nombre del pozo con un homenaje a la militante de UGT. Desde la izquierda consideran que todo lo que ha ocurrido después se debe “a una venganza por haber quedado en ridículo en público”. Colomar lo desmiente: “Vox presenta una moción en relación a un registro de entrada presentado por vecinos. Le dimos apoyo porque Raquel [Ripoll] conoce a una de las vecinas. No nació de nosotros”.

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