Los bandazos del PP europeo: de cortejar a Meloni a reivindicar la alianza con socialistas y liberales
El PP europeo busca su sitio. A nueve meses de los comicios europeos de junio de 2024 y con varias paradas electorales en países como Polonia o Eslovaquia, los conservadores tratan de pulir una estrategia que por ahora es cambiante. Lidiar con la extrema derecha no está siendo fácil para la familia del PP y los bandazos en esa relación ha pasado a ser la tónica. Le pasó al PP de Pablo Casado, le pasa al PP de Alberto Núñez Feijóo y a sus correligionarios en Europa, que han pasado de cortejar a la ultraderechista Giorgia Meloni a reivindicar su alianza con los socialistas y liberales en las instituciones europeas.
“Juntos somos más fuertes. Juntos hicimos las decisiones correctas”, expresó este miércoles el líder del PPE, Manfred Weber, durante el debate sobre el estado de la UE antes de enumerar asuntos como la vacunación contra la COVID-19, los fondos europeos, el acuerdo del Brexit o las sanciones a Rusia, entre otros. “Querida Iratxe, querido Stéphane –dijo refiriéndose a los portavoces en la Eurocámara de los socialdemócratas y los liberales, respectivamente–, quiero daros las gracias por nuestra exitosa cooperación en estos momentos cruciales. El motor político de Europa funciona. La mayoría Von der Leyen lo ha hecho posible”, agregó reivindicando la labor de la presidenta de la Comisión Europea, con la que ha marcado distancias en los últimos tiempos.
Weber ya había señalado esa dirección en una entrevista en el periódico italiano Il Corriere de la Sera en la que reivindicó esa alianza: “En cuanto a la futura mayoría, debemos tener presente que los líderes de España y Alemania son socialistas [expresó dando por hecho que Pedro Sánchez sacará adelante la investidura pese al intento de Feijóo], el presidente francés es liberal y el PPE es el partido líder en Europa: creo que es obvio que los tres partidos deben sentarse juntos y encontrar , en primer lugar, un entendimiento común sobre el futuro de Europa. La construcción de compromisos siempre ha sido la base y seguirá basándose en las mayorías decididas por los ciudadanos”.
La bandera enarbolada por Weber choca frontalmente con la actitud que ha tenido su partido en buena parte del continente en los últimos años con el levantamiento del veto a las fuerzas de la extrema derecha, con las que gobierna en países como Finlandia o Italia. El propio Weber ha abierto las puertas a Meloni, a la que ha elogiado después de que se haya comido buena parte del electorado de Forza Italia, algo que preocupa en el cuartel general del PPE en Bruselas ante la posibilidad de quedar en algo residual en Italia, donde su mayor activo ahora mismo es el vicepresidente Antonio Tajani, de 70 años.
“Meloni es constructiva en Europa, apoya a Ucrania y no hay problemas con el Estado de derecho en Italia”, dijo en otra entrevista hace unos meses. En aquella ocasión no quiso revelar sus cartas respecto a un acuerdo con la extrema derecha a nivel europeo: “Comparto la preocupación por la historia del partido Fratelli d'Italia de Meloni. Pero hoy estamos hablando entre nosotros sobre cómo podemos resolver las grandes cuestiones de Europa juntos como europeos. En otras palabras: Italia pertenece al núcleo de Europa. Una Europa sin Italia es impensable”.
La posibilidad de una alianza del PPE con ECR –el grupo de Meloni, Vox y el partido ultraconservador y homófobo que gobierna en Polonia (PiS), entre otros– hizo saltar las alarmas a los socialdemócratas. La portavoz, Iratxe García, recibió con una sonrisa escéptica la mano tendida de Weber. “En política es fundamental ser coherente y ser coherente significa que las palabras vayan acorde a los hechos. Usted no puede apelar a la mayoría Von der Leyen y sumar sus votos a la extrema derecha para conformar gobiernos y mayorías en este Parlamento”, le respondió García, que provocó el aplauso de las fuerzas progresistas de la Eurocámara.
El PP europeo lanzó una batalla contra una de las leyes clave del Pacto Verde Europeo, que es una de las apuestas estrella de la Comisión Europea. Los conservadores sumaron sus fuerzas a la extrema derecha para intentar tumbar la ley de restauración de la naturaleza, que pretende recuperar los hábitats destruidos. Se salvó por la mínima. También se desmarcaron de la prohibición de vender coches de gasolina y diésel a partir de 2035. Esta misma semana se opusieron a endurecer los límites de contaminación del aire. Junto a la extrema derecha.
Y todo ello a las puertas de unas elecciones europeas que marcarán el equilibrio de fuerzas en la UE y con varias citas electorales en estados miembros en las que el PP compite por el electorado que se ha escorado a la extrema derecha.
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