Bolton salió enfadado (o despedido) de la Casa Blanca y un contrato millonario le animó a contar los disparates de Trump
El exasesor de seguridad nacional de Donald Trump, John Bolton, rechazó declarar ante la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU durante el proceso de impeachment al presidente. Su testimonio hubiese sido fundamental, ya que los compañeros de partido de Trump alegaban que ninguna de las personas que pasó por allí era testigo directo de lo que había ocurrido. Bolton sí que lo era, pero lo que no consiguió el Congreso, lo consiguió un contrato editorial de aproximadamente dos millones de dólares para escribir sus memorias. Ahora los demócratas se preguntan qué hubiese pasado si Bolton hubiese contado entonces lo que ha contado ahora.
Trump no ha tenido suerte con sus asesores de seguridad nacional: ya va por el cuarto. El primero, Michael Flynn, duró algo menos de un mes y tuvo que dimitir tras revelarse que había mentido sobre sus contactos con Rusia. El segundo, H. R. McMaster, dimitió un año después de su nombramiento tras varios encontronazos con el presidente. Entonces llegó Bolton, que duró 17 meses. Trump dice que le despidió. Bolton asegura que dimitió. “Si dependiera de John ya estaríamos luchando cuatro guerras”, dijo tras su salida.
La gota que terminó de romper la relación entre ambos fue Afganistán. El acuerdo con los talibán estaba en la palma de la mano y Trump quería celebrar un acto con ellos en la legendaria residencia presidencial de Camp David, lugar de importantes encuentros diplomáticos. La cumbre tendría lugar a pocos días del aniversario del 11 de septiembre de 2001, el atentado que precisamente desencadenó la guerra en Afganistán. Según informaron los medios, Bolton intentó pararlo filtrando a la prensa las divisiones en el Gobierno respecto a la cumbre con los talibán. La salida, evidentemente, no fue amistosa, y las partes filtradas de su libro lo demuestran.
En el impeachment Trump fue acusado de congelar una ayuda económica a Ucrania por valor de casi 400 millones de dólares con el objetivo de presionar a las autoridades de este país para que hiciesen una declaración acusando de corrupción a Joe Biden y a su hijo. Trump y los suyos siempre han alegado que no hubo quid pro quo. Bolton dice ahora que sí que lo hubo e incluso calificó la estrategia de “tráfico de drogas”. “Pensaba que todo el asunto era una mala política, cuestionable legalmente e inaceptable como comportamiento presidencial”, escribe Bolton.
Pero el exasesor de seguridad nacional va más allá y sugiere que los demócratas lo hicieron mal al limitar el caso únicamente a Ucrania y no ampliarlo a otros comportamientos cuestionables en los que el presidente supuestamente interfirió en investigaciones judiciales en Estados Unidos “para dar favores a dictadores que le gustaban”. Menciona el caso de un banco turco y una empresa china investigadas por violar las sanciones estadounidenses.
También señala que Trump pidió a China que le ayudase a ganar la reelección mediante la compra de productos agrícolas estadounidenses. “Imprimiría las palabras exactas de Trump, pero el proceso de revisión previo del Gobierno ha decidido lo contrario”. Al haber sido un alto cargo del Gobierno, el libro ha pasado un proceso de verificación, aunque ahora el Ejecutivo está intentando frenar su publicación alegando que contiene información clasificada que pone en peligro la seguridad nacional. Bolton alega que en ese proceso de revisión le han obligado a quitar comillas de declaraciones del presidente, así que ofrece una guía al lector: “En algunos casos, pongan sus propias comillas en las partes relevantes. No estarán demasiado lejos”.
El tema con China es especialmente sensible estos días en los que Trump ha reforzado su retórica contra el país asiático. En otro pasaje, Bolton cuenta que el presidente animó a su homólogo chino, Xi Jinping, a seguir construyendo los polémicos campos de detención de musulmanes donde las autoridades encierran a personas que no han sido acusadas de nada. “Trump dijo que Xi debería seguir construyendo campos. Trump pensaba que era lo correcto”, sostiene el exasesor.
“Oh ¿Sois potencia nuclear?”
Bolton también se encarga de ridiculizar al presidente por su supuesta falta de conocimientos. Cuenta en su libro que Trump llegó a preguntar sorprendido a la exministra británica Theresa May si Reino Unido tenía la bomba nuclear: “Oh, ¿sois potencia nuclear?”, cita Bolton al presidente. En otra ocasión asegura que Trump preguntó si Finlandia era parte de Rusia.
Según la versión del exasesor, la ambigüedad y tibieza en la respuesta al asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, Turquía, estaban más que calculadas. Por aquel entonces, su hija Ivanka Trump había protagonizado algunos titulares por utilizar su correo electrónico personal para asuntos del Gobierno. Era un tema similar al ocurrido con Hillary Clinton y que Trump había convertido en una auténtica arma de guerra en la campaña de 2016. “Esto desviará [la atención] de Ivanka”, afirmó Trump, según el exasesor. “Si leo la declaración en persona, eso relevará el asunto de Ivanka”.
Venezuela también se lleva su parte. El presidente cita al jefe de gabinete John Kelly diciendo que a Trump le parecía “cool” [muy bien] invadir Venezuela. Según una información de la agencia Associated Press, Trump ya había mostrado su inquietud por esta posibilidad y en agosto de 2017 preguntó a sus asesores por qué no podía EEUU invadir el país sudamericano.
El presidente ha respondido a las filtraciones de fragmentos del libro llamando a Bolton “un tonto descontento y aburrido que sólo quería ir a la guerra”. “Nunca tuvo ni idea, fue condenado al ostracismo y felizmente abandonado”, ha afirmado el presidente, que también le ha llamado “chiflado”. Pero cuando Trump lo nombró, sabía a la perfección que su fama en Washington no era precisamente por sus inclinaciones pacifistas.
'Para parar la bomba de Irán. Bombardeemos Irán', era el titular de un artículo suyo publicado en The New York Times en 2015 a colación del acuerdo nuclear alcanzado por Obama. En el texto, Bolton sugería que la única solución era bombardear las centrales iraníes. Unos años más tarde, Bolton sería el encargado de asesorar a Trump a la hora de deshacer el camino preparado por Obama. De hecho, EEUU se salió del pacto tan solo un mes después de su nombramiento como asesor de seguridad nacional.
Bolton también publicó un artículo en The Wall Street Journal bajo el titular 'defensa legal para atacar primero a Corea del Norte'. En él alegaba que era necesario un “ataque preventivo” contra el país asiático. Mismo y dudoso argumento que se utilizó para iniciar la guerra de Irak –no autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU–. No sorprenderá que en 2003 Bolton fuera uno de los grandes defensores de esta invasión. Trump, sin embargo, ha criticado la guerra de Irak.
Ahora los opositores al presidente critican que Bolton no denunciase todos estos episodios cuando era asesor de Seguridad Nacional y critican que lo haya hecho tras firmar un atractivo contrato editorial para contarlo. Lo cierto es que The Room Where It Happened ya es número uno en ventas en Amazonya es número uno en ventas en Amazon y aún no se ha publicado.
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