“Votar nulo o votar a Dilma. Qué puto dilema, ¿no?”. La frase la colocó Pedro Markun, un conocido hacker de São Paulo en su perfil de Facebook. Resume a la perfección la encrucijada en la que se encuentan muchos votantes brasileños de izquierdas. También es el dilema de muchas personas que pertenecen a movimientos que critican la gestión de Dilma Rousseff pero que tienen pavor a una posible vuelta del conservador Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Y es el gran dilema para muchos de los que votaron a Marina Silva en la primera vuelta en busca de una tercera vía política más allá del bipartidismo.
La durísima campaña del PT contra Marina Silva provocó una inesperada ascensión del candidato conservador Aécio Neves, del PSDB. El resultado –Dilma Rousseff (41%), Aécio Neves (35%), Marina Silva (20%)– sorprendió a las encuestas, que colocaban a Aécio en tercer lugar. También destacó la ascención del 'voto a nadie' (nulo, blanco o abstención), que subió hasta un 28%, un dato elevado para un país con el voto obligatorio.
Las últimas encuestas del IBOPE y DataFolha colocan a Dilma y Aécio con empate técnico: un 51% de los votos válidos para Aécio Neves y un 49% para Dilma Rousseff. La incógnita depende de la decisión de los que votaron a Marina Silva. El Partido Socialista Brasileño (PSB) anunció que apoyará a Aécio. Marina, un verso suelto en dicho partido, ha anunciado que votará a Aécio Neves, que aceptó en su programa algunas medidas ecologistas e indigenistas.
Sin embargo, el electorado de la contradictoria Marina es mucho más complejo. El 67% de sus votantes aseguraba antes del apoyo de Maria a Aécio que la decisión de la candidata no cambiaría la suya. Aunque es posible que una parte de los veinte millones de marinistas voten a Aécio por muy diferentes motivos (resentimiento, voto de castigo al PT, fe en la inclusión de elementos de sostenibilidad en su programa), el resultado no está tan claro.
Muchos mostraron públicamente su decepción el día que Marina apoyó a Aécio y anunciaron su voto a Dilma. Por otro lado, Marina batió al PT en la mayoría de las regiones pobres de Río de Janeiro, más vinculadas al frente gobernista de Dilma. Y una buena parte de los electores de Marina, totalmente indignados con la que algunos llaman la campaña electoral más sucia de la historia, están haciendo campaña contra el PT. Muchos que nunca apoyarían a la derecha enarbolan una campaña contra ambos candidatos, pidiendo el voto nulo. ⪓#AécioNever⬠âª#DilmaNuncaMais⬠âª#NuloNele”, ironiza Sonia Mariza.
El activista Bruno Cava, históricamente vinculado al PT pero que hizo campaña por Marina Slva, también votará nulo. Y es más contundente todavía: “PT e PSDB dependen del miedo al otro. Se equilibran sobre el vacío de la representación, formando una casa política bipolar, aunque convergen en lo principal”. Algunos militantes históricos de izquierda, como el minero Makely Ka, están declarando que no apoyará a sus amigos petistas: “Nadie despierta el odio impunemente. Yo sospecho que ahora vosotros (petistas) no vais a contar con los electores de Marina ni con parte de los que votaron a Luciana (PSOL). Fueron todos masacrados, llamados de ingenuos, de ilusos, de idiotas, de alienados, de ecochiítas y hasta de indigenistas utópicos. Por todo ello, muchos no os van a apoyar”.
Rechazo del bipartidismo
En la fuerza del no voto (nulo, blanco, abstención) podría encontrarse otra de las claves electorales. El no voto del primer turno fue tan abultado que la Agência Pública hizo un reportaje especial titulado “Yo no confío en ningún candidato”, recogiendo testimonios de personas que no votaron a nadie. Lauimar Rosa de Lima fue una de ellas: “En una nación de 202 millones; 40 millones de votos desperdiciados es una situación muy seria. Esto prueba que el ciudadano no acepta más a los actuales personajes políticos”.
Lúcio Tamiro, que reivindica la autonomía de los movimientos sociales, explica a eldiario.es por qué no votará en el segundo turno: “Quienes apoyan al PT pasan a aceptar que el PT esté cada vez más a la derecha. Se criminaliza a los movimentos sociales y las manifestaciones, la represión durante el Mundial, el abandono con los indios, con el medio ambiente...”.
Frente al voto crítico están quienes apelan al voto útil contra Aécio Neves. El voto del miedo. El voto que defiende el legado social del lulismo. “El PT avaló que sería más fácil derrotar a Aécio que a Marina en el segundo turno. Pero se ha complicado”, reconoce uno de los responsables de la campaña de redes sociales del PT, que prefiere mantenerse en el anonimato. Y la campaña del segundo turno ha catapultado una polarización extrema de la sociedad brasileña. Odio, insultos, gritos. El periodista Bruno Torturra, que apoyó a Marina Silva y pide ahora la abstención, lo define como trastorno bipolar electoral. La agresividad se siente incluso en las calles, como prueba el vídeo En día de debate, sutileza cero em las calles de São Paulo.
La misma violencia que el rodillo petista lanzó contra Marina Silva ahora llega desde las filas tucanas (PSDB). En algunos casos, los ataques son duras amenazas que exceden todos los límites. El humorista Gregorio Duvivier, por ejemplo, fue amenazado tras declarar su apoyo a Dilma. El tuitero @kane_sp llegó a sugerir que se colgase de un poste a tres personas conocidas por su apoyo al PT, provocando una dura polémica.
La maquinaria del PT está en marcha
Un bloque de izquierdas, disperso en el primer turno, se está consolidando como opción a la derecha. El popular diputado Marcelo Freixo, icono del Partido Socialista y Libertad (PSOL), ha anunciado que apoyará al PT (a cambio de que el PT apoye su candidatura a la alcaldía de Río). Artistas como Chico Buarque han grabado su vídeo de apoyo a Dilma. Roberto Amaral, fundador del PSB, ha declarado su apoyo a Dilma contrariando a su partido. Defensores de la causa LGBT, como Jean Willys (diputado del PSOL) también se unen contra Aécio. Incluso algunos abstencionistas se movilizan contra Aécio y anuncian que votarán a Dilma.
Mientras, Aécio Neves forja su imagen como la del portavoz del cambio, del “muda Brasil”. Y se dispara su popularidad en las redes. Los grandes medios le apoyan con descaro, con altas dosis de manipulación. Su legado político y su polémico pasado juegan en su contra. Su gestión como gobernador de Minas Gerais está llena de manchas (corrupción, aumento de impuestos, despido de funcionarios, ataques a la educación pública, nepotismo). Por otro lado, su aura de playboy está sirviendo en bandeja de plata las bromas y memes de la red. Aécio Neves fue multado por conducir borracho en Rio de Janeiro y pegó a su novia en público en una fiesta de la alta sociedad, entre un largo reguero de acusaciones.
El PT reivindica su legado con cifras contundentes de inversión en educación, crecimiento de PIB o disminución de la pobreza. El PSDB bombardea con cifras de igualdad económica del pasado remoto (la gestión de Fernando Henrique Cardoso) o de logros de Aécio Neves en Minas Gerais.
El odio crece en un clima tenso mientras el agua está apunto de acabarse en São Paulo debido a la mayor sequía en décadas. Para el activista Felipe Brait, la polarización partidista (PT-PSDB) se ha “convertido en una especie de cáncer democrático”. El periodista Leonardo Sakamoto critica duramente la bajeza de la campaña política al compararla con hinchadas de fútbol: “Ya que la campaña electoral incorporó el comportamiento de la hinchada loca, reduciendo la política a un gran Corinthians y Palmerias o un Fla-Flu (Flamengo-Fluminense), ¿por qué no aplicar las mismas puniciones a las que están sujetas las hinchadas organizadas?”.
Montaje fusionando las fotos de Dilma Rousseff y Aécio Neves.
¿Será suficiente la evocación del miedo del frente de izquierdas para frenar la llegada al Gobierno del Aécio Neves que se vende como “el cambio”? ¿Funcionará la estrategia del PSDB de desmarcarse de la derecha con una gran coalición de partidos? En una campaña tan emocional y polarizada, todo es posible. Pero el hecho de que el discurso del Gobierno esté echando la culpa a las manifestaciones de las jornadas de junio de 2013 está alejando a muchos que votarían al PT para frenar la llegada de la derecha.
Christian Fishgolg evoca el éxodo frente al dilema PT o no PT: “El PT sale totalmente podrido, cínico, sin principios. ¡Pagó sus mentiras!”. Bruno Torturra, en un texto en el que denuncia acoso e insultos por apoyar a Marina Silva, representa a muchos: “Todo me hace incapaz de defender el voto a Dilma. Su abandono ambiental, la represión de las protestas y su visión de desarrollo basado en consumo y estadísticas...”.
Mientras el PT y el PSDB redoblan su guerra antagonista, algunos como la influyente fotógrafa y activista Paula Kossatz empiezan a ironizar sobre la fusión de los dos partidos en un partido único, el PTSDB (que funciona simbólicamente como el PPSOE en España). El meme Vote DimaAecio, una fusión de la cara de los dos candidatos al segundo turno, resume la otra campaña que no está apareciendo en los medios. El filósofo Rodrigo Nunes, en un artículo en el Brasil Post, matiza la comparación con el PPSOE: “Todavía parece haber suficiente diferencia entre la izquierda y la derecha oficiales para que la crisis de representación no llegue al nivel crítico de Grecia y España. Pero la tendencia es que esta crisis crezca”.
El izquierdista Raphael Tsavkko defiende incluso la tesis de que el PT puede ganar a Aécio, pero saldrá derrotado de las elecciones: “O el PT se renueva y realiza una inmensa autocrítica o será un partido zombi, existiendo apenas por el poder, cada vez mas alejado de la izquierda, hasta el punto de que el discurso del mal menor no tendrá ya cualquier efecto”.