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El Brexit que no acaba: Londres acepta prolongar dos meses la entrada en vigor del acuerdo para dar tiempo a la UE a ratificarlo

Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un encuentro en Bruselas, el pasado 13 de diciembre.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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El Brexit no acaba ni cuando acaba. Londres y Bruselas han acordado este martes ampliar, a petición de la UE, hasta el 30 de abril de 2021 la aplicación provisional del acuerdo comercial cerrado en Nochebuena y que Reino Unido ratificó el 30 de diciembre. Y en Bruselas aún falta que concluya el proceso de ratificación el Parlamento Europeo, para lo cual se están traduciendo a una veintena de idiomas las 1.246 páginas del acuerdo.

“Hoy hemos acordado ampliar el plazo para que la UE ratifique el acuerdo hasta el 30 de abril”, explican fuentes del Gobierno británico: “Es decepcionante que la UE no haya completado sus procesos internos en el plazo acordado, dada la incertidumbre que crea para las empresas y de forma individual en ambas partes. Esperamos que la UE cumpla con el nuevo cronograma”.

El acuerdo de este martes reconoce que “la Unión Europea no podrá, debido a requisitos de procedimiento internos, ratificar el Acuerdo de Comercio y Cooperación antes del 28 de febrero de 2021”, por lo que se fija “el 30 de abril de 2021 como fecha en la que el periodo provisional debe cesar” y entrar en vigor “el Acuerdo de Comercio y Cooperación”.

Este miércoles, además, se reúne el Comité Conjunto UE-Reino Unido sobre el Acuerdo del Brexit por videoconferencia, organizada por el Reino Unido, entre el negociador británico, el canciller del Ducado de Lancaster, Michael Gove, y el vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič. La agenda incluye un asunto pendiente desde la crisis diplomática tras los problemas de AstraZeneca con la distribución de vacunas en la UE: el protocolo de Irlanda del Norte, para el que Londres ha pedido una prórroga hasta 2023, por los problemas que se están creando en los puertos de Irlanda del Norte, donde se tienen que producir controles fronterizos para que así se respete la frontera invisible entre las dos irlandas.

Pero es el acuerdo que quiso Johnson, por el que cayó Theresa May, con el que ganó unas elecciones y fue sancionado por el Parlamento británico. El acuerdo de May suponía un Brexit más blando, pero mantenía la frontera invisible en Irlanda y no creaba controles aduaneros en el Mar de Irlanda. Pero el acuerdo que firmó Johnson sí lo establece, y este miércoles, con la carta enviada a Bruselas y sus declaraciones en contra de ese control en el Mar de Irlanda, levanta sospechas en Bruselas sobre si acaso Londres pretende reescribir el acuerdo del Brexit.

La situación empeoró hasta el punto de que el Gobierno de Irlanda del Norte anunció la suspensión temporal de los controles físicos a productos de origen animal que llegan a la provincia británica desde el resto del Reino Unido, ante la proliferación de amenazas de grupos paramilitares unionistas. En los puertos de Belfast y Larne se han encontrado pintadas en las que se señalaba a los empleados como posibles “objetivos” y tras haber visto a personas apuntando matrículas de vehículos de los mismos. 

Y estos controles son los que quiere mantener suspendidos durante más tiempo Reino Unido: el Gobierno de Jonson ha pidió por escrito a la Comisión Europea una ampliación de los periodos de gracia del Brexit hasta 2023 sobre los controles al comercio entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido para adaptarse a la nueva situación. En su carta, pide que se mantengan las exenciones temporales para los productos de supermercados, los farmacéuticos, las carnes refrigeradas y los paquetes que cruzan de la isla de Gran Bretaña a Irlanda del Norte. “Tenemos que asegurarnos de que se amplíen los periodos de gracia para que los supermercados puedan seguir proporcionando a los consumidores los bienes que necesitan”, afirmó el ministro del Gabinete del Reino Unido, Michael Gove, en la Cámara de los Comunes.

Sin embargo, Bruselas, de momento, no ha aceptado esta petición, y en sucesivas reuniones se han comprometido a “reiterar su pleno compromiso con el Acuerdo de Viernes Santo y con la implementación adecuada del Protocolo [de Irlanda del Norte], protegiendo los logros del proceso de paz, manteniendo la estabilidad y evitando la interrupción de la vida cotidiana de la gente de Irlanda del Norte y una frontera dura en la isla de Irlanda”.

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