Los líderes europeos buscan el compromiso de Londres de no boicotear a la UE a cambio de una prórroga del Brexit
“Es como la pasta de dientes cuando se sale del tubo y ya no la puedes meter de nuevo”. Así describía el ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, la crisis del Brexit: “Reino Unido ha convertido un acuerdo en un no acuerdo, y ahora quiere volver el no acuerdo en acuerdo. Han sacado la pasta de dientes del tubo y ahora quieren volver a meterla. La situación es muy grave”.
De acuerdo con el último límite establecido, Reino Unido tendría que dejar la UE el 12 de abril. En 72 horas. Pero no será así. Habrá una prórroga. Los jefes de Gobierno de la UE se reúnen este miércoles en Bruselas para decidirlo durante la cena después de escuchar a la primera ministra británica, Theresa May, que este martes ha viajado a Berlín y París para verse con Angela Merkel y Emmanuel Macron.
Previamente al Consejo Europeo, habrá una seudo minicumbre organizada por el primer ministro belga, Charles Michel, “con los países más afectados por un hipotético Brexit sin acuerdo”, según Le Soir. Es decir: Suecia, Dinamarca, Holanda, Francia e Irlanda. Alemania, explica Le Soir, fue convocada, pero la canciller Angela Merkel tiene que intervenir ante el Bundestag antes de la cumbre y no puede llegar a Bruselas a tiempo. España, según el diario belga, expresó su deseo de participar en la reunión, pero al final no acudirá.
La duda es si la duración de la prórroga. ¿Hasta el 30 de junio, como pide May con apoyo de su Parlamento? ¿De hasta 12 meses, como sugiere el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk? ¿Hasta finales de año, como deja caer el presidente francés, Emmanuel Macron?
La duda se ve reflejada en una sucesión de XXX en el borrador de conclusiones elaborado por el equipo de Donald Tusk: “El Consejo Europeo acuerda una extensión para permitir la ratificación del acuerdo de retirada. Dicha extensión debe durar solo el tiempo que sea necesario y, en cualquier caso, no más de [XX. XX. XXXX] ”. El borrador de las conclusiones del Consejo Europeo establece que “si el acuerdo de retirada es ratificado antes de esta fecha [límite establecida], la retirada se realizará el primer día del mes siguiente”.
Eso sí, lo que el documento no deja sin abordar son las preocupaciones de los 27 Estados miembros que se quedan en la UE sobre los riesgos para el funcionamiento de las instituciones que supone un Estado miembro de pleno derecho, pero que se está yendo y ya tiene un acuerdo para irse pero que como no es capaz de ratificarlo en su Parlamento no termina de irse del todo.
Y quizá eso sea, de alguna manera también, como intentar meter la pasta de dientes en el tubo: los 27 quieren que el Reino Unido respete los principios de “cooperación sincera” y no ponga palos en las ruedas a las instituciones de la UE a cambio de una extensión de sus negociaciones Brexit: el texto afirma que durante la prórroga no se “permitirá socavar el funcionamiento de las instituciones de la UE”. Y, como una consecuencia de ello, fija que el Reino Unido celebre las elecciones europeas, algo que ya había previsto la primera ministra británica, Theresa May, en su carta a Tusk el pasado viernes.
En su carta, May hablaba también de “cooperación sincera”, idea que recogen las conclusiones del Consejo: “El Consejo Europeo toma nota del compromiso del Reino Unido de actuar de manera constructiva y responsable a lo largo de este periodo de acuerdo con el deber de cooperación sincera, y espera que el Reino Unido cumpla con esta obligación de una manera que refleje su situación como Estado miembro que se marcha de la UE”. En consecuencia, “Reino Unido facilitará la consecución de las tareas de la Unión y se abstendrá de adoptar cualquier medida que pueda poner en peligro el logro de los objetivos de la UE”.
En su carta enviada este martes a los 27, Tusk se hace eco de las preocupaciones expresadas por los 27: “Algunos de vosotros habéis expresado vuestra preocupación por que la presencia del Reino Unido como un país de la UE en retirada planteara riesgos para el funcionamiento de la UE a 27 en un momento de decisiones clave sobre su futuro. Para abordar esas preocupaciones, deberíamos acordar una serie de condiciones: no reabrir el acuerdo de retirada; no iniciar aún las negociaciones sobre la relación futura, salvo la declaración política; y el Reino Unido tendría que mantener su sincera cooperación también durante este periodo crucial de una manera que refleje su situación como Estado miembro saliente”.
Y Tusk, como también ha hecho el martes por la mañana el negociador jefe, Michel Barnier, y como recogen el borrador de conclusiones del Consejo, recuerda que “el Reino Unido seguirá siendo un Estado miembro con plenos derechos y obligaciones. Y, en cualquier caso, puede revocar el artículo 50 en cualquier momento, según lo establecido por el Tribunal de Justicia Europeo”.
Y todo ello para evitar un Brexit sin acuerdo, caótico, por las bravas en 72 horas. O, como dicen ahora en Bruselas, para “garantizar un Brexit ordenado”. Ahora el punto de vista ya no está en evitar el Brexit sin acuerdo, sino en “dar las condiciones a Reino Unido para una salida ordenada”. El punto de vista ha cambiado, toda vez que los plazos no dejan de saltar por los aires.
“Cualquiera que la decisión que se tome, no debe ser influida por emociones negativas. Debemos tratar al Reino Unido con el mayor respeto, ya que queremos seguir siendo amigos y socios cercanos, y aún debemos acordar nuestras relaciones futuras. De ninguna manera se le debe permitir sentirse humillado en ninguna etapa de este difícil proceso”, concluye Tusk.
Y es que, como ha recordado este martes también Michel Barnier, el Brexit no acaba con el Brexit. Es decir, que tras la salida de Reino Unido de la UE las dos partes deben negociar qué relación quieren tener en el futuro, cuyas bases deben trazarse en la declaración política. El acuerdo de retirada, “un Tratado de 600 páginas”, en palabras de Barnier, no está sujeto a renegociación. Pero sí la declaración política que lo acompaña, las líneas generales que apuntan a la relación futura.
“Yo soy un obrero de la unidad que cultivamos día a día, un obrero cualificado”, ha afirmado Barnier este martes: “La retirada ordenada de Reino Unido es el objetivo que perseguimos. Con la retirada ordenada, vendrá la segunda negociación, la de la futura relación con el Reino Unido, país amigo, aliado y socio. Por eso venimos trabajando así desde hace dos años”.
¿Qué duración ha de tener la prórroga? “No me quiero pronunciar”, ha contestado Barnier: “Ha de ser proporcional al objetivo que con ella se pretende, que sirva para conseguir el objetivo”. Y el objetivo es la salida ordenada de Reino Unido de la UE.
Un elemento “novedoso” del momento actual, en el análisis de Barnier, son las negociaciones entre el Partido Conservador y el Partido Laborista: “Lo novedoso es el debate entre los dos grandes partidos, que finalmente se ha iniciado y ha puesto en marcha Theresa May con los laboristas. Todos hemos expresado nuestras expectativas y esperanzas en que ese diálogo termine en un resultado positivo que permita finalmente que se genere la mayoría favorable al acuerdo de retirada. La única forma de salir de manera ordenada es con el acuerdo consensuado entre las dos partes. De ese diálogo entre partidos puede venir una solicitud que estamos dispuestos a aplicar sobre la relación futura en horas. El acuerdo de retirada no es negociable, no se va a abrir. La declaración política se puede mejorar, en horas, en días, podríamos mejorar la declaración política”.
Para Barnier, esa relación futura “debe respetar quiénes somos y quiénes vamos a seguir siendo: la integridad del mercado único, las cuatro libertades y la unidad de los 27. Lo que observo es que es la posición manifestada por laboristas, los lores, algunos conservadores, de parte del mundo empresarial británico y a donde le puede lleva a May en su conversación con los laboristas es a una unión aduanera. Nosotros estamos dispuestos a tener en cuenta esa solicitud si nos la presentan”.
Pero, mientras tanto, lo primero, para evitar la salida desordenada de Reino Unido el 12 de abril, es decidir la duración de la prórroga. ¿Hasta el 30 de junio, como pide May? ¿De hasta 12 meses, como sugiere el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk? ¿Hasta finales de año, como deja caer el presidente francés, Emmanuel Macron? sea cual sea la duración de la prórroga, no será un cheque en blanco, porque los líderes europeos buscan el compromiso de Londres para que no boicotee la UE mientras está de salida, mientras intenta devolver la pasta de dientes al tubo.