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Opinión - ¡Nos comerán! Por Esther Palomera

Elecciones en Irlanda: el centro-derecha eterno, los escándalos del Sinn Féin y los 40 segundos en un súper de pueblo

El primer ministro, Simon Harris, hablando con una trabajadora social en un supermercado de Kanturk, Irlanda, el 22 de noviembre.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —

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El último viernes de campaña, el primer ministro irlandés, Simon Harris, visitó un supermercado en Kanturk, un pueblo de unos 3.000 vecinos en el sur del país. Allí le interpeló Charlotte Fallon, una trabajadora social de una fundación dedicada a las personas con discapacidad, y le recriminó que el Gobierno haya mantenido recortes aplicados desde la crisis financiera a los empleados de organizaciones como la suya que dan servicios al Estado. La reacción de Harris le puede costar las elecciones.

El primer ministro se paró cerca de 40 segundos con Fallon y le contestó a sus quejas “no es verdad, no es verdad”. Cuando ella dijo que le importaba mucho su trabajo, Harris contestó que a él también. Después de un momento, el primer ministro le dio la mano rápido y se marchó con un gesto brusco mientras Fallon le decía que no era “un buen hombre”, según grabó la cámara de la radiotelevisión pública irlandesa, RTÉ. Fallon, según contó después al diario Irish Times, se fue llorando por la puerta de atrás. 

Al día siguiente, el primer ministro pidió disculpas en público y llamó por teléfono a Fallon, que dijo agradecer la llamada y la conversación de unos 20 minutos después del incidente en el supermercado. Harris le contó que su madre también es trabajadora social dedicada a personas con necesidades especiales y que su hermano padece autismo.

Pero el momento grabado por la radiotelevisión pública irlandesa fue un vídeo muy compartido en Instagram y otras redes en perjuicio del “primer ministro TikTok”, según ha sido apodado por su uso habitual de esta y otras plataformas. En pocas horas, el vídeo tenía ocho millones de visualizaciones. “No creo que la gente justa y decente me vaya a juzgar por 40 segundos de un viernes por la noche”, insistía el primer ministro en una entrevista con RTÉ este lunes. 

Harris, del partido de centro-derecha Fine Gael –miembro del PP Europeo–, que lleva más de 13 años en el poder y es uno de los dos que han gobernado Irlanda en el último siglo, se ha desplomado en las encuestas en la recta final de la campaña para las elecciones de este viernes desde el primer hasta el tercer lugar, según el último sondeo de Ipsos para el Irish Times

El papel de Sinn Féin

El líder en intención de voto es ahora Fianna Fáil, el partido nacionalista –miembro de la familia liberal europea– que ha gobernado más tiempo el país desde la independencia de Irlanda, también de centro-derecha pero más abierto a pactar con el Sinn Féin, el partido nacionalista más a la izquierda –pertenece a The Left en el Parlamento Europeo–.

Los tres partidos rondan el 20% y su diferencia está dentro del margen de error de la encuesta, pero hasta ahora Fine Gael había estado siempre en cabeza.

Entretanto, sin embargo, el Sinn Féin no ha logrado colocarse a la altura de las expectativas creadas en las elecciones de 2020, cuando ganó el voto popular y quedó el segundo en número de escaños por detrás de Fianna Fáil, que formó entonces la actual coalición de Gobierno con Fine Gael y el Partido Verde.

La diferencia ideológica más a la izquierda del Sinn Féin no es tan marcada con sus rivales en el poder como en otros países europeos. Los actuales partidos de centro-derecha son más progresistas en asuntos sociales que en el pasado, y, en mayo, el Gobierno liderado por Harris reconoció a Palestina como Estado en una decisión coordinada con España y Noruega.

El Sinn Féin, que defiende la unificación de Irlanda e Irlanda del Norte ahora por la vía pacífica después de décadas de apoyo al terrorismo del IRA –inactivo desde los acuerdos de Viernes Santo de 1998–, ha intentado reinventarse bajo el liderazgo de Mary Lou McDonald, carismática y durante años la política más popular de Irlanda. Pero el partido, que tiene una base de apoyo rural que también incluye a católicos conservadores, ha perdido apoyos en las últimas elecciones europeas y locales por apoyar al Gobierno en un intento de enmendar la Constitución para incluir una definición de familia no basada en el matrimonio, posiciones poco claras en inmigración y varios escándalos dentro del partido.

En las últimas semanas, la gestión del Sinn Féin se ha visto empañada por las cartas de recomendación a un antiguo portavoz condenado por abuso de menores, la renuncia por mensajes “inapropiados” (no hay más detalles) de un exsenador de Irlanda del Norte a un menor, y los intentos de McDonald para encubrir investigaciones y disputas internas. 

Un mal resultado este viernes podría abrir un debate sobre el relevo al frente de un partido que ahora parece estar en mejores condiciones en el lado de la isla que es parte del Reino Unido.

El Sinn Féin es el mayor partido en la Asamblea de Irlanda del Norte y su líder, Michelle O’Neill, está al frente de un Gobierno de consenso en el que tienen que estar representados los grandes partidos, según los acuerdos de paz. O’Neill, a diferencia de McDonald, sigue siendo popular. 

Harris vs Martin

El resultado de las elecciones puede ser un nuevo acuerdo en que los dos grandes partidos de centro-derecha de Irlanda se turnen al frente del gabinete. La cuestión es quién será el primer ministro tras las últimas señales de debilidad del actual y qué otros partidos necesitarán para gobernar.

Simon Harris, de 38 años, es la persona más joven en ocupar el puesto de primer ministro tras la dimisión inesperada en marzo de Leo Varadkar. La misión del nuevo y más joven político era transmitir la sensación de cambio antes de la cita electoral. Pero ya antes del encuentro del supermercado que se le ha vuelto en contra había hecho una campaña con varios gazapos para su partido, como el apoyo del consejero delegado de Ryanair para evitar que el Parlamento se llene “de profesores” (Harris tuvo que salir a defender a los maestros después), o el apoyo a medias de Harris a un candidato de su partido condenado a pagar una indemnización por golpear a un hombre delante de un pub.

“Harris es joven, nativo digital; también es el líder de un partido que lleva 13 años en el poder y que ha afrontado muchas dimisiones por parte de representantes veteranos antes de estas elecciones. Se ha presentado como la cara de la campaña y ha usado su presencia online para llenarlo todo de vídeos por todas las redes sociales y de contenido para podcast”, explica a elDiario.es Liz Carolan, la autora de The Briefing, un boletín especializado en política y tecnología en Irlanda.  

Harris ha perdido terreno desde el principio de la campaña en comparación con Micheál Martin, el líder de Fianna Fáil, ministro en Exteriores y que fue el primer ministro de 2020 a 2022, según el acuerdo de Gobierno en los socios de coalición. 

“Harris no ha tenido la oportunidad de consolidarse como líder del gobierno del principal partido”, explica a elDiario.es Michele Crepaz, politólogo de la Universidad de Queen’s en Belfast, en Irlanda del Norte, y creador de una exhaustiva base de datos sobre encuestas, programas electorales y campañas en toda la isla. “En cambio, Martin ha tenido esencialmente cinco años para trabajar en esto a través de varios roles de alto perfil. Fue el líder durante la pandemia en un país que no experimentó el nivel de escándalos del Reino Unido. En la misma situación, básicamente Micheál Martin no era Boris Johnson”.

Nueva coalición

Lo más probable en todo caso es una nueva coalición entre los dos partidos de centro-derecha con algún partido más pequeño, que podría ser el verde, el laborista o alguno de los nuevos independientes que pueden ganar representación según el sistema electoral de Irlanda muy proporcional.  

Se trata del llamado voto único transferible, con el que los votantes pueden asignar un número de preferencia a los candidatos (1,2,3…) en distritos donde se eligen entre tres y cinco representantes. 

Para ganar un escaño, un candidato debe alcanzar una cuota de votos, que varía según una fórmula en cada distrito. El escrutinio se hace en varias rondas: primero se cuentan las preferencias principales, y, si un candidato supera la cuota, el resto de sus votos se redistribuyen según las otras preferencias indicadas por el votante. Si ningún candidato alcanza el umbral, el aspirante con menos votos es eliminado, y sus votos se transfieren a los demás. Este proceso se repite hasta que se asignan todos los escaños, con la idea de minimizar el “desperdicio” de votos.

Este sistema ralentiza el escrutinio. En algunos distritos, este año hay una veintena de candidatos, con lo que el resultado definitivo puede tardar varios días en conocerse, como sucedió en las elecciones de 2020, celebradas un sábado y cuyo resultado fue anunciado el martes. 

¿La extrema derecha?

Entre los partidos descritos como independientes también hay fuerzas de extrema derecha nacientes que se han asociado en una coalición llamada Alianza Nacional y se identifica erróneamente, según Crepaz, como “independiente”, un espacio donde hay grupos de todo tipo. Ahora hay varios partidos que pueden ser definidos como de extrema derecha en particular por sus políticas de inmigración. Otro de los partidos a la derecha es Independent Ireland, que, según él, también debería ser identificado más claramente con la extrema derecha por sus posiciones sobre inmigración o contra el derecho al aborto. Estas fuerzas de la derecha radical populista vuelven a probar suerte ante un electorado hasta ahora esquivo.

“Este fenómeno es bastante nuevo en la política de Irlanda. La política irlandesa ha sido durante mucho tiempo bastante moderada, al menos en cuestiones de izquierda y derecha”, dice Crepaz. “Los partidos políticos de extrema izquierda en Irlanda nunca han sido muy fuertes, pero existían. En cambio, los partidos de extrema derecha no existían hasta ahora”.

Liz Carolan, la periodista especialista en política y tecnología, cuenta que algunos de estos candidatos de extrema derecha empezaron sus carreras como “influencers” así que “sus campañas son una extensión de su presencia online existente”. “Las grabaciones de enfrentamientos -y ocasionalmente agresiones- contra candidatos e inmigrantes fueron una parte importante de las campañas de candidatos de extrema derecha en las elecciones locales de junio. Muchos se han vuelto a presentar y siguen utilizando mucho live-streaming y vídeos como parte de sus campañas, la mayoría en Telegram, TikTok y X”, dice Carolan.

Sin embargo, según explica esta experta, X en particular está teniendo un “efecto mínimo” en esta campaña porque el éxodo de la antigua Twitter empezó en Irlanda antes que en otros países por el impacto directo e inmediato que tuvo el cierre de la empresa en Europa, que tenía su principal sede en Irlanda, tras la llegada del nuevo propietario: “Los despidos de Musk tuvieron un efecto inmediato en la cultura local, sobre todo porque se hicieron de manera despiadada… e ilegal”. 

Más vivienda que inmigración

La política migratoria es una de las banderas de los partidos de extrema derecha y fue objeto de debate en particular en las elecciones europeas en parte por la cantidad de tiempo que consumía el asunto en otros países vecinos, pero Crepaz, el politólogo, destaca en el debate migratorio en Irlanda en general “es bastante diferente” del de otros países europeos porque la retórica es “menos agresiva” y se centra más en detalles concretos de cómo costear los servicios, la vivienda y el empleo a largo plazo de los solicitantes de asilo, por ejemplo llegados de Ucrania, más que sobre el cierre de fronteras. 

Los asuntos más repetidos en la campaña han sido el acceso a la vivienda, el coste de la vida y la inquietud por el futuro de las grandes multinacionales instaladas en Irlanda por la nueva política más proteccionista que se espera de Donald Trump. 

“Los partidos están diciendo que la economía irlandesa es rica ahora, pero si Trump cierra la puerta al comercio, entonces tenemos un problema y debemos tenerlo en cuenta, necesitamos planificar con anticipación y ser fiscalmente más conservadores de lo que nos gustaría”, explica. “Y hay un debate entre el Gobierno y la oposición sobre cómo abordar este tema”. 

Entretanto, alguno de los partidos llamados independientes han probado con un eslogan que suena a plagio: “Haz Irlanda grandiosa otra vez”.

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