El arranque electoral más desastroso de la historia en EEUU: ganadores y perdedores de los caucus de Iowa
Hemos tardado casi 24 horas, pero ya tenemos primeros resultados de la primera cita de las primarias demócratas con un 71,44% del escrutinio. Para ser exactos: tenemos “algunos” resultados, no “todos” los resultados. Quedan muchos caucus por contabilizar, pero con los datos actuales ya podemos hacernos una idea de quiénes han sido los ganadores y los perdedores del arranque electoral más desastroso de la historia de EEUU.
Ganadores
Donald Trump: en vísperas de su más que probable absolución en el juicio del impeachment, el presidente ha recibido un auténtico regalo en forma de caos. El sindiós que han protagonizado los demócratas en Iowa, con este recuento eterno, le pone en bandeja un argumento demagógico pero clarísimo: “míralos, no saben contar votos y quieren diseñar un sistema sanitario público”. Seguro que en la Casa Blanca están encantados de estar hablando de esto en vez del impeachment.
Pete Buttigieg: puede que cuando acabe el recuento sea otro candidato el que encabece la lista, pero a día de hoy Buttigieg figura como el ganador de los caucus y es un notición para él, que se lo había jugado todo a Iowa. Con su “victoria” hace ver que su campaña no es un chiste, que el joven alcalde centrista de una ciudad pequeña de Indiana puede vencer a figuras nacionales como senadores y a todo un exvicepresidente. Buttigieg arriesgó yendo a por el voto moderado que Joe Biden creía suyo y ha vencido. Su estrategia de patearse pequeños pueblos por todo el estado ha dado fruto y llega a la segunda cita, New Hampshire, en situación envidiable. Más aún con lo mal que le ha ido a Biden.
Bernie Sanders y Elizabeth Warren: el ala más izquierdista del partido demócrata está de enhorabuena. Entre sus dos estrellas, ahora bastante peleadas, han logrado más del 40% del apoyo. Ya no es en absoluto impensable que el candidato demócrata a la presidencia sea un político con una clara agenda socialdemócrata como la de ellos. Además, cada uno ha cumplido con sus expectativas: Sanders tenía que ganar o quedarse cerca y lo ha logrado. Warren tenían que evitar que sus votantes huyeran en masa hacia el otro candidato izquierdista y se ha mantenido viva.
Michael Bloomberg: después de entrar en la carrera presidencial a última hora, el candidato milmillonario había renunciado a pelear por Iowa y se ha centrado en construir una campaña nacional de cara al Supermartes, cuando votarán 16 estados y territorios. Para él, el peor escenario era un buen resultado del exvicepresidente Biden que le cerrara antes de tiempo el camino a los votos centristas. Eso no se ha dado y además el caos en el recuento es un buen argumento para su cultivada imagen de gestor eficiente.
Perdedores
Joe Biden: el exvicepresidente de Obama había apostado por situarse como el candidato con más opciones para echar a Trump, el centrista que era una opción segura para recuperar la Casa Blanca. Los demócratas de Iowa, un estado que Trump “robó” a sus rivales en 2016, no han estado de acuerdo. Su fortaleza en las encuestas a nivel nacional ha tenido mucho que ver con esa idea de “electabilidad” y con el hecho de que es mucho más conocido que sus rivales. Ahora que los caucus han llevado a la fama a Buttigieg y que Bloomberg está gastándose su fortuna en llenar de anuncios los siguientes estados, la pelea por ser “la opción moderada” frente al izquierdismo de Sanders y Warren se le ha puesto mucho más difícil a Biden.
Iowa: hace ya tiempo que millones de estadounidenses no entienden la enorme influencia que tiene Iowa a la hora de elegir presidentes, pero el desastre total a la hora de contar los votos de estos caucus lo ha hecho aún más patente. Un estado con poca población, muy poco diverso racialmente, que recibe toda la atención de los políticos y los medios de comunicación gracias a que inaugura el calendario de primarias... y ni siquiera cuenta los votos como Dios manda.
Los demócratas: Trump venció en Iowa en 2016 y los demócratas esperaban con ansiedad los datos de participación de los caucus que, esos sí, ya se conocen. Una mayor participación en las primarias demócratas suele ser un termómetro de mayor entusiasmo por votar al partido en las generales de noviembre, pero los datos se han quedado muy lejos de la participación que hubo en 2008 con Obama y bastante más parecidos a los de 2016 cuando acabó ganando Trump. Ojo cuidado.
Y ahora, ¿qué?
El calendario de primarias está distribuido para intentar crear un cierto equilibrio representativo del país. Iowa ya ha votado y el siguiente en la lista es New Hampshire, los dos estados son eminentemente blancos y bastante rurales. Para corregir este sesgo, los dos siguientes en votar son Carolina del Sur, con gran población afroamericana, y después los caucus de Nevada con muchos votantes hispanos y gran influencia de los sindicatos.
Esos cuatro primeros estados sirven de criba y muchos candidatos, si no ven colmadas sus esperanzas, se retirarán antes de la siguiente parada: el Supermartes. Ahí se acaban las bromas y para cuando acabe la noche ya tendrán dueño más de 3/4 de los delegados que oficialmente eligen al candidato demócrata. Se celebra en menos de un mes y a la mañana siguiente, con suerte, estaremos ya muy cerca de conocer el nombre de la persona que se enfrentará a Donald Trump en noviembre.
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