Erdogan reúne en una manifestación a más de un millón de personas para condenar el intento de golpe de Estado
Más de un millón de personas se han reunido este domingo en Estambul para participar en una manifestación convocada por el presidente turco, Tayyip Erdogan, para condenar el fallido intento de golpe de Estado, en una amplia muestra de apoyo en medio de las críticas de Occidente sobre purgas y detenciones generalizadas.
La movilización por “la democracia y los mártires” realizada en el distrito de Yenikapi, en el extremo sur de la península de Estambul, marca el punto más álgido de las tres semanas de manifestaciones nocturnas de los seguidores de Erdogan, muchos cubiertos con la bandera turca, en las plazas en todo el país.
La organización ha preparado más de dos millones de banderas, cinco millones de botellas de agua, e imponentes medidas de seguridad con 22 máquinas de rayos X para controlar a los asistentes de una manifestación vigilada por más de 13.000 voluntarios sin contar agentes de Policía.
El clérigo Fetulá Gulen ha sido un tema prominente entre los oradores del mítin. Gulen, que reside en Estados Unidos, es considerado como el máximo responsable del plan para ejecutar el golpe de Estado.
El religioso, aliado de Erdogan en los primeros años de la llegada al poder del partido AKP en 2002, ha negado las acusaciones y denunciado el golpe, que se produjo en un momento crítico para un país que enfrenta ataques del grupo yihadista Estado Islámico en Siria y la insurgencia de rebeldes kurdos.
En el lugar del evento se encontraban el ex presidente Abdulá Gul, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Hulusi Akar -- secuestrado momentáneamente por los golpistas la noche de la fallida asonada --, o el director de la Oficina de Asuntos Religiosos de Turquía, Mehmet Görmez, así como el primer ministro del país, Binali Yildirim, quien prometió llevar a Gulen ante la justicia. “No será un acto de venganza: será un acto legal”, aseguró.
En el lugar del evento se encontraban el ex presidente Abdulá Gul, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Hulusi Akar -- secuestrado momentáneamente por los golpistas la noche de la fallida asonada --, o el director de la Oficina de Asuntos Religiosos de Turquía, Mehmet Görmez, así como el primer ministro del país, Binali Yildirim, quien prometió llevar a Gulen ante la justicia. “No será un acto de venganza: será un acto legal”, aseguró.
También se trata de la primera vez en décadas que importantes partidos opositores se suman a una movilización en apoyo al Gobierno del país de casi 80 millones de habitantes. Destacó en este sentido el discurso del líder de la oposición laicca en Turquía, el republicano Kemal Kiliçdaroglu, quien declaró que, tras la noche del 15 al 16 de julio “se ha abierto la puerta de un nuevo compromiso en Turquía, un país nuevo”.
“Han querido organizar un golpe contra nosotros y nuestro sistema parlamentario pero no lo han conseguido”, declaró durante el evento, recogido por el diario nacional 'Hurriyet'. El gran ausente fue el Partido Democrático de los Pueblos, la oposición pro-kurda, que no fue invitada al evento.
Entre la multitud se veían pancartas que decían “Eres un regalo de Dios, Erdogan” u “Ordénanos morir y lo haremos”. “Estamos aquí para mostrar que estas banderas no caerán, que el llamado a oración no será silenciado y que nuestro país no será dividido”, dijo Haci Mehmet Haliloglu, un funcionario público de 46 años que viajó desde la ciudad de Ordu, en el Mar Negro, para participar en la manifestación.
Desde el intento de golpe, las autoridades turcas han suspendido, detenido o puesto bajo investigación a miles de personas, incluidos soldados, policías, jueces, periodistas, médicos y funcionarios públicos, lo que ha generado preocupación entre los aliados de Occidente de que Erdogan está usando estos sucesos para afianzarse en el poder.