Gideon Rachman, periodista: “Trump y Putin han marcado el ambiente político”
Gideon Rachman, periodista del Financial Times especializado en política internacional, trabajó como corresponsal durante 15 años en Bruselas, Washington y Bangkok. En 2016, fue galardonado con el premio Orwell de periodismo, y ese mismo año fue nombrado como el comentarista del año en los premios European Press Prize. A lo largo de estos años, ha seguido de cerca el ascenso de nuevos líderes autoritarios que centran su último libro.
La era de los líderes autoritarios, recién publicado en español, analiza las características de los llamados “hombres fuertes” y las causas de su poder. Rachman presentó el libro en Madrid, donde le entrevistó elDiario.es antes de la dimisión de la primera ministra británica, Liz Truss.
En los últimos años hemos visto el crecimiento de estas figuras a las que usted llama “hombres fuertes”, ¿por qué?
Creo que por muchos motivos. El primero es que ha habido un resurgimiento global del nacionalismo. Hubo un periodo en el que parecía que la globalización era una especie de fuerza imparable, que la mayoría de los líderes se adaptarían a ella y que la retórica nacionalista había desaparecido. Sin embargo, Putin cambió eso.
Una de las características principales de estos hombres fuertes es que son nacionalistas radicales, ya sea Trump con su “American First” o Xi Jinping con el rejuvenecimiento de la población china. Descubrieron que la idea de la nación sigue siendo una idea muy poderosa.
La crisis en Occidente también ayudó a generar las condiciones para que muchas personas buscaran una figura como la de Trump. En general, para que estos hombres fuertes lleguen al poder necesitan la idea de que existe una crisis porque eso es lo que justifica que puedan decir: “Me tenéis que dar todo el poder a mí, no necesitáis un sistema de contrapesos”. Además, estas crisis pueden ser de distintas formas, a veces es una crisis nacional, una amenaza migratoria o una amenaza de naciones externas.
Cuando se dan unos líderes como Putin o como Trump al final consiguen cambiar el ambiente político, y generan un estilo político que otros empiezan a imitar. Por ejemplo, ese es el caso de Bolsonaro en Brasil: su figura se hizo más posible después de que Trump ganara las elecciones en Estados Unidos siendo la línea de esa retórica de “hay una crisis y me necesitas a mí”.
¿Qué tienen en común estos líderes?
Creo que el punto más fuerte en común de estos líderes es el culto a la personalidad. Todos los “hombres fuertes” dicen que debido a que existe una crisis son las únicas personas que pueden ayudar a la gente porque tienen cualidades únicas. En su discurso de 2016, Donald Trump hablaba de la supuesta crisis de Estados Unidos y luego decía “solo yo puedo arreglarlo”. Eso es más o menos lo que hacen todos.
Después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, miembros del equipo de la Duma de Putin decían “sin Putin, no existiría Rusia”. Esa es la identificación del líder con el Estado, y una vez que has dicho que el líder tiene esas cualidades de liderazgo únicas e irrepetibles, es entonces cuando eso nos lleva a una conclusión antidemocrática. Para sus seguidores es demasiado peligroso dejarle ir, ya que este líder es el único que tiene esas cualidades, por eso estos hombres fuertes necesitan ese culto a la personalidad.
Comienza el libro diciendo que una de las características principales de los líderes autoritarios es que la mayoría son hombres: Putin, Trump, Erdogan… ¿La reciente ganadora de las elecciones en Italia, Giorgia Meloni, encaja en esta categoría?
Creo que todavía es demasiado pronto para responder a esa pregunta, claramente Meloni tiene algunas características en común con ellos. Desde luego se la puede calificar como una política de extrema derecha, solo hay que ver con quien se sienta en el Parlamento, y su admiración por Orbán.
Es cierto que la parte masculina del hombre fuerte no la puede aplicar, por ejemplo eso que hacen Putin, Erdogan o Modi de posar con el pecho al descubierto con una escopeta en la mano… Pero no sé si esto importa realmente a nivel que reduzca su atracción con sus seguidores, creo que hay ciertos hombres fuertes que tienen ese atractivo en concreto que para ella no es posible, pero una parte del programa social sí que lo comparte con ellos, como la defensa de la familia tradicional y el ataque contra de los derechos LGTBI+ y la inmigración.
Luego, también está la cuestión de si ella tiene los instintos antidemocráticos, y creo que si eres un admirador de Orbán probablemente no tengas nada que objetar a ningún líder que suponga un retroceso en la democracia. Sin embargo, creo que la situación política en la que se encuentra hace que sea más difícil para ella moverse rápido para convertirse en una líder autoritaria porque está dentro de una coalición. Además, suele haber un cambio bastante frecuente de primeros ministros en Italia y necesitas un periodo de tiempo para poder enraizarte como líder autócrata.
¿La crisis del precio y la escasez de gas por la guerra en Ucrania puede llevar al auge y surgimiento de nuevos líderes autoritarios?
Podría ser. La crisis en Ucrania funciona en ambos sentidos, porque curiosamente algunos de los que podían llegar a ser “hombres fuertes” en Europa eran admiradores de Putin de manera explícita - Salvini en Italia u Orbán en Hungría -, y ahora les es más difícil decir que Rusia es el modelo a seguir. Marine Le Pen, por ejemplo, estaba bastante avergonzada y dijo que nunca le había caído bien ese hombre. Así que en ese sentido, el estilo del “hombre fuerte” se ha llevado un golpe en la Unión Europea.
Pero tienes razón que si entramos en esta crisis económica, que Putin está forzando, entonces en cierto punto va a ser mucho más fácil decir que el votante piense “el que está en el poder ha fracasado, yo no tengo trabajo, no me puedo permitir esta casa”, y hay alguien ahí fuera que va a venir a resolverme los problemas.
¿Cómo ha afectado a la UE la salida de Merkel del panorama internacional?
Bueno creo que todavía estamos viéndolo, pero claramente ella tuvo una autoridad única. Primero, ella ha sido la líder más veterana. Segundo, gobernaba Alemania, que es la economía más poderosa de la UE. Y, en tercer lugar, durante un tiempo ella se convirtió en un símbolo de lo opuesto del hombre fuerte.
Pero creo que, cuando se marchó, algunas personas dijeron “esto no hubiera pasado si hubiera estado Merkel, se ha aprovechado de la situación”. Sin embargo, ahora, hay una revaluación del legado de la excanciller porque dejó a Alemania en una situación muy vulnerable, debido a su dependencia del gas ruso.
Por otro lado, en cuanto al equilibrio de poder en la UE estamos en una situación un poco inusual en la que Alemania se ve debilitada como líder. En parte por la guerra de Ucrania, en parte porque tienen a un nuevo líder con un perfil más tranquilo y que no es un líder natural de Europa.
También es cierto que el giro hacia los países del Este, que son los más radicales respecto a Ucrania, se están sintiendo bastante sentando las bases del debate sobre la guerra. Mientras que Alemania está un poco a la defensiva. Es por eso por lo que el liderazgo alemán ahora mismo no es lo que era, pero creo que a largo plazo volverá, simplemente por el poder económico que tienen que les otorga un poder de manera natural.
Aunque las tropas rusas y turcas se han estado matando hace poco, la retórica antiamericana y anti-griega del presidente turco no la utiliza con Rusia
¿Qué ocurre ahora con el liderazgo francés?
Creo que esto ha sido un buen momento para Emmanuel Macron, quien fue duramente criticado por haber intentado restablecer las relaciones con Rusia en 2019. Pero, incluso con eso, es uno de los únicos líderes europeos con experiencia, porque lleva bastantes años en el mando; con el prestigio de haber ganado recientemente unas elecciones; y con bastantes ideas para la nueva Comunidad Política Europea.
Hablábamos de Meloni antes, creo que Macron se ha visto fortalecido por el hecho de que cuando Draghi estuvo en el poder había un vínculo natural entre Italia y Francia. Ahora que hay un gobierno italiano que es más antagonista con Francia creo que puede perder un poco de tracción en la UE.
También hemos visto cómo Macron ha ido perdiendo el papel de moderador entre Rusia y Ucrania, y lo ganaba Erdogan, ¿qué opina de su nueva figura como mediador entre ambos países?
Creo que no hay duda que la guerra ha aumentado el poder internacional de Erdogan, y que ha sido de una forma curiosa porque precisamente Turquía no se unió a las sanciones que estaba poniendo la UE a Rusia. Esto le coloca en un papel que puede hacer de intermediario.
También se debe a que Turquía se encuentra geográficamente al lado del conflicto. El Mar Negro es tremendamente importante en estos momentos. Así que para poder llegar al acuerdo con el grano los países en guerra tenían que hablarlo con Turquía.
Por otro lado, Erdogan tiene una relación compleja con Putin, pero que en cierto modo también es bastante cercana. Aunque las tropas rusas y turcas se han estado matando hace poco, la retórica antiamericana y anti-griega del presidente turco - hasta donde yo sé - no la utiliza con Rusia. Por eso creo que él mantiene los lazos abiertos hacia Rusia, y aunque esto puede preocupar a algunos europeos y haga que no se fíen de él, a lo mejor también puede ser algo bastante útil.
Usted se refiere a Erdogan en su libro como un híbrido entre la democracia y el autoritarismo, ¿Por qué?
Bueno, él se va a enfrentar a unas elecciones el año que viene, y puede que las pierda, y si las pierde puede que tenga que ceder el poder. Toda la oposición turca piensa que si ellos ganan, él estará fuera. No creo que tengan razón. Es posible que él encuentre la manera de declarar un Estado de Emergencia o algo así.
Sin embargo, formalmente hablando Turquía sigue siendo una democracia electoral. Aunque no creo que tenga una prensa o unos tribunales libres. Por ejemplo, un amigo mío lleva 18 años encarcelado en Turquía, y él era el director de la Open Society del país, una persona normal que no hacía mal a nadie, pero lo encarcelaron.
En parte, creo que fue porque su proyecto fue fundado por George Soros, alguien con quien el presidente turco está bastante obsesionado, y luego porque Erdogan después del intento de golpe de estado no paraba de ver conspiraciones. Acabó arrestando a muchos liberales turcos. Desde luego no es una democracia ni remotamente perfecta.
¿Cómo ha afectado a las políticas y al electorado de “los hombres fuertes” la pandemia de 2020?
Boris Johnson consiguió darle la vuelta porque el Reino Unido consiguió desarrollar la vacuna contra la COVID-19 un poco antes que la UE. Él cayó por otros motivos.
Sin embargo, Trump y Bolsonaro vieron su imagen muy dañada por la gestión de la pandemia en sus países. A lo mejor, Trump hubiera ganado las elecciones si no hubiera sido por la pandemia.
Sin embargo, el ejemplo más interesante es el de Xi Jinping y su decisión de continuar con los confinamientos. También en Occidente tuvimos muchos libertarios diciendo que era “siniestro” el hecho de que el Gobierno te pueda decir que no te puedes mover de tu casa. Creo que la mayoría de la gente aceptó sin más un mal necesario, pero en China se puede ver la implicación de las libertades civiles, con esos confinamientos tan prolongados. El Gobierno chino ha utilizado la pandemia para generar una gran extensión de cibervigilancia a sus ciudadanos que parece no tener fin en manos de alguien que no tiene respeto por las libertades civiles.
Trump les ha proporcionado el guion a todos estos líderes, y creo que Bolsonaro, más que cualquier otro, toma a Trump como un ejemplo.
¿Si Xi logra un tercer mandato empujará a China hacia una postura política más autoritaria?
Creo que ya lo está haciendo. Yo solía viajar cada año a China, desde 2012 hasta 2020, y me noté cómo la gente se iba poniendo cada vez más nerviosa a la hora de hablar en público con periodistas occidentales.
Xi Jinping ha cambiado todo. No hay libertad de expresión, incluso en privado. Además, hay un nuevo énfasis renovado en el control de los partidos, también en el hecho de estudiar el pensamiento del actual presidente. En ese sentido, Xi Jinping es bastante maoísta.
Por otro lado, hay un clima de verdadero miedo, porque empezaron con una campaña anticorrupción y mucha gente pensó al principio que eso era algo bueno, pero claramente se está utilizando como un medio de control político, y creo que más de un millón de personas han sido arrestadas en el país, incluidas algunas personas muy poderosas como el ex jefe de seguridad nacional. Además, luego está la situación de Hong Kong y de Xinjiang. O sea la dirección en la que se mueve Xi Jinping es muy clara y creo que va a seguir en esa trayectoria.
En Brasil, hay movimiento entre las filas de Bolsonaro para no aceptar el resultado si pierde en la segunda vuelta, ¿Trump ha fijado de algún modo un precedente?
Sí, totalmente. Trump les ha proporcionado el guion a todos estos líderes, y creo que Bolsonaro, más que cualquier otro, toma a Trump como un ejemplo. Él quería ser el Trump del trópico. Por ello adoptó el lenguaje, las acusaciones de fake news, algunas cosas de la guerra cultural y ahora está tomando prestado los argumentos que utilizó Trump durante el resultado de las elecciones. Esta segunda vuelta será una gran prueba para las instituciones brasileñas, al igual que lo fue para las estadounidenses.
En el libro también menciona que una de las características principales de estos líderes es que la justicia es su principal enemigo, ¿cómo pueden repercutir en la posible campaña de Trump sus procesos legales?
Está por verse, creo que si eres Trump es una preocupación, y sus rivales tienen la esperanza de que estos casos le impidan presentarse a las elecciones. Si ha robado documentos federales, en teoría se le prohíbe tener un trabajo en el Gobierno, lo cual incluiría la presidencia.
Pero algunos abogados demócratas no creen que eso vaya a funcionar, porque si te presentas como candidato a la presidencia podrías defender tu caso diciendo que esto es libertad de expresión y que esto es un proceso normal democrático. Además, con estos argumentos el Tribunal Supremo le va a apoyar, en concreto este Tribunal Supremo.
Así que en general creo que la gente ha buscado algo que baje de los cielos y que saque a Trump del proceso político, pero eso no ha ocurrido, y no creo que estos procesos legales lo consigan tampoco. Ojalá me equivoque.
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