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Giorgia Meloni, la nueva líder de la ultraderecha en Italia: fan de Trump, euroescéptica y cauta con la pandemia

Gabriele Catania

Venecia —
22 de septiembre de 2020 22:51 h

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Actualmente, Italia es un país de derechas. El gobierno está en las manos de una coalición de centro-izquierda, pero, según las encuestas nacionales, dos de los tres partidos más fuertes son de derechas. Uno es la Liga de Matteo Salvini, que cuenta con el 27% de apoyo, y el otro es Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), con más del 14%. Al frente de este partido está una mujer, algo todavía inusual en Italia: Giorgia Meloni, de 43 años. Según algunos observadores, podría incluso convertirse en la primera mujer jefe de gobierno en la historia del país.

En las elecciones regionales del domingo y el lunes, que coincidieron también con el referéndum constitucional sobre la reducción del número de diputados y senadores (aprobada con cerca del 70% de votos favorables), Hermanos de Italia ha reforzado su posición al conquistar la región de Marcas, en el centro del país y donde llevaba 25 años gobernando el centro-izquierda.

Admiradora de los republicanos de Donald Trump y del primer ministro húngaro Viktor Orbán, durante mucho tiempo fue discípula de Gianfranco Fini, el político que en los 90 convirtió el post-fascista Movimiento Social Italiano, MSI, en la conservadora Alianza Nacional. Y, como comunicadora, Meloni tiene pocos rivales: se hace fotografiar mientras prepara la pizza en Nápoles y el spritz en el norte de Italia, es muy activa en las redes sociales y sus duros mensajes en el Parlamento atraen la atención (y las críticas) de millones de italianos. Tiene un millón de seguidores en Twitter, unos 300.000 menos que Salvini.

“Giorgia Meloni es sin duda una persona brillante”, afirma el democristiano Marco Follini, exvicepresidente del Gobierno italiano. “Tiene la capacidad de sintonizar con su electorado. Se nota que tiene mucha experiencia política, es la representante de la última generación de una derecha con raíces. Esto hace que cometa menos errores, que sea más consistente que otros políticos”.

Salvini es famoso por su ductilidad política, como demuestra el hecho de que cuando fue elegido secretario de la Liga en 2013, el grito de guerra era “el Norte [de Italia] primero”, mientras que hoy es “los italianos [del norte y del sur] primero”. Por otra parte, Meloni es una nacionalista que lleva años repitiendo más o menos los mismos conceptos. Su léxico rebosa de palabras como “honor”, “nación”, “patria”, “familia” y “fronteras”. Recientemente, en el Parlamento, se ha lanzado contra el Gobierno italiano y su “furia inmigracionista”, como suele llamarla.

Es euroescéptica, y en el Parlamento Europeo su partido forma parte del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (junto con Vox y el partido ultraderechista que actualmente gobierna Polonia, Ley y Justicia - PiS), pero no llama a la salida de Italia de la Unión Europea. Se opone a que se siga fortaleciendo la Unión Europea, pero en febrero, enfurecida con la Turquía de Erdogan, declaró que las fronteras exteriores de la Unión Europea deben ser defendidas por todos los medios necesarios. 

Ha acusado al gobierno dirigido por Giuseppe Conte de aprovechar la emergencia causada por la pandemia de COVID-19 para consolidar su poder, aunque nunca ha negado la peligrosidad del virus. Siempre lleva la mascarilla (a ser posible verde, blanca y roja) y prefiere que los expertos, y no los políticos, hablen del asunto en los medios.

En la ciudad de Vicenza, en el norte del país, tres señoras distribuyen octavillas desde un puesto de Hermanos de Italia. Luca, un jubilado de casi 70 años, mira el puesto y dice a elDiario.es: “No voto por la derecha, nunca lo hice, pero creo que Meloni es una mujer inteligente. Y al menos es coherente”. Angela, también jubilada, dice: “Nunca votaré por ella, es una política populista que sabe hablar bien. Una heredera de Berlusconi, eso es todo. Siempre habla de luchar contra la inmigración ilegal, pero los problemas son que la gente no tiene dinero, y el COVID. ¿Qué más dan los inmigrantes sin papeles?”

Nadia Urbinati es profesora de teoría política en la Universidad de Columbia de Nueva York. “Hermanos de Italia es un partido de derecha tradicionalista” explica. “Su verdadera fuerza es su líder, Giorgia Meloni, que aporta a su retórica populista un contenido nacionalista de derechas. Pero ahora mismo en Italia, todos los partidos se caracterizan por el protagonismo del líder. Empezó Craxi [líder del partido socialista italiano durante casi 20 años y jefe del gobierno entre 1983 y 1987] en los 80, y luego siguieron Berlusconi, Renzi, Salvini...”

Y como Berlusconi, Renzi y Salvini, Meloni está muy a gusto ante las cámaras y los micrófonos. Probablemente, esto se debe a su larga carrera política. Empezó a los 15 años en la organización juvenil del MSI, se convirtió en diputada con sólo 29 años, y a los 31 fue nombrada ministra de la juventud en el cuarto gobierno de Silvio Berlusconi; como enfatiza la biografía publicada en su página web, es “la ministra más joven en la historia de la República Italiana”.

En diciembre de 2012, a un año del final del cuarto gobierno de Berlusconi, Meloni fundó Hermanos de Italia con otros dos conocidos políticos de derechas; el nombre del partido hace referencia a las primeras palabras del himno italiano. En 2016, se presentó a la alcaldía de Roma, y, como se lee en la biografía de su página web, fue “la primera vez que una mujer embarazada se presentó para ese puesto”. Sin embargo, al final ganó otra mujer, Virginia Raggi, la candidata del Movimiento 5 Estrellas. Aun así, a Meloni le han bastado ocho años para transformar un pequeño partido de derechas en la tercera fuerza política italiana.

“Hermanos de Italia es el partido de la derecha italiana”, sostiene Marco Follini. “Se han unido a él la mayoría de los dirigentes de Alianza Nacional, pero también varios ex democristianos, a los que respeto a pesar de no compartir su decisión”. Según Riccardo Brizzi, profesor asociado de Historia Contemporánea en la Universidad de Bolonia, “Hermanos de Italia es una especie de Alianza Nacional 2.0, en el sentido de que es una mezcla atenta y estudiada del pasado y del presente”.

Guido Crosetto es uno de los tres cofundadores de Hermanos de Italia y su coordinador nacional. “Los electores nos premian porque somos un partido coherente, que siempre ha hecho lo que dijo que haría, y que trata de analizar los problemas de manera concreta” dice a eldiario.es. “Somos un partido que yo defino ‘un poco aburrido’ en el sentido de que no perseguimos los sondeos ni las modas en las redes sociales, sino que actuamos sobre la base de valores y de principios claros”.

Según Crosetto, Meloni gusta porque “es una persona seria, consciente de las dificultades de la política y del gobierno. Hay políticos que, cuando ganan las elecciones, celebran como si su equipo hubiera ganado el campeonato de fútbol, y luego hay políticos que, cuando ganan, sienten el peso del gobierno sobre sus hombros. Meloni pertenece a la segunda categoría”.

A juicio de Brizzi, “el electorado de derechas percibe a Meloni como más fiable que Salvini. Por ejemplo, siempre estuvo en contra de un gobierno con el Movimiento 5 Estrellas, mientras que la Liga de Salvini gobernó con el movimiento durante un año. Meloni muestra, en resumen, una mayor coherencia, así como una fuerte autenticidad”.

Giorgia Meloni vivió su juventud en la Garbatella, un barrio popular de Roma, tradicionalmente muy de izquierdas. Hablando con los vecinos del barrio, elDiario.es no encuentra muchos simpatizantes de Meloni. Un comerciante, riéndose, dice: “Nadie es profeta en su tierra. Pero si llega al poder, esperemos que se acuerde de nosotros los de la Garbatella”.

De sus orígenes romanos, Meloni conserva el acento y el estilo directo típico de los habitantes de la capital italiana. Y es precisamente en Roma, en la región de Lacio y en el sur del país donde Hermanos de Italia tiene su reserva de votos, como la tuvieron Alianza Nacional y, anteriormente, el MSI. Por ejemplo, el gobernador de la región de Abruzzo, en la frontera entre el centro y el sur de Italia, pertenece a Hermanos de Italia.

“Los partidos y movimientos de derechas siempre han tenido más éxito en el sur que en el norte”, observa la politóloga Nadia Urbinati. “No olvidemos que después de la Segunda Guerra Mundial el sur votó a favor de preservar la monarquía”. Urbinati no se sorprende de que un partido de derechas tan fuerte, arraigado en el sur de Italia, esté dirigido por una mujer. “En el mundo católico y tradicionalista, la idea de la mujer ángel del hogar, y madre, es central. Y de hecho Meloni se presenta a menudo en su calidad de madre”, explica. “Encarna a la mujer fuerte, a la madre que sabe tomar decisiones, y con un fuerte sentido de la patria y del honor”.

Sin embargo, en los últimos años, Hermanos de Italia ha crecido también en el norte de Italia, históricamente granero de votos para la Liga, Berlusconi, y el Partido Democrático. Bajo condición de anonimato un empresario de Emilia-Romaña, región tradicionalmente de izquierdas, sostiene: “Yo, y muchos empresarios que conozco, seguiríamos votando por Berlusconi, pero ya es hora de que se retire. Entonces, entre Salvini y Meloni la prefieren a ella, que a pesar de no ser una empresaria de éxito como Berlusconi, ha entendido que Italia necesita un Estado fuerte para ayudar a las empresas a competir”.

De hecho, entre los caballos de batalla de Hermanos de Italia está la modernización de la burocracia y del sistema fiscal. “Los italianos tenemos un sistema fiscal, burocrático y judicial que acabará con nuestra economía”, afirma Crosetto. “Debemos cambiarlo, para que sea más meritocrático, y del lado de las empresas”.

La Liga de Salvini pide reformas parecidas. Y si Salvini es el actual líder de toda la oposición de centro-derecha, el creciente éxito político de Meloni y Hermanos de Italia no puede hacer más que preocuparle. El éxito de Hermanos de Italia en las elecciones regionales del pasado fin de semana indica la debilidad del liderazgo de Salvini: la Liga ha obtenido un resultado mediocre, y no ha conquistado la región de Toscana, por la que Salvini había apostado mucho. Ahora, Meloni tiene aún más motivo para soñar con convertirse en la primera mujer jefe de gobierno en Italia.