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Los griegos se juegan su futuro entre incertidumbres y presiones

Si gana el no, Grecia el lunes estará fuera del euro, de las instituciones europeas, sin comida en los supermercados y sin dinero en los bancos siquiera para hacer frente al corralito; es decir, para sacar el máximo de 60 euros al día decretado. Si gana el , Grecia seguirá en el selecto club europeo, única vía para arreglar los problemas que amenazan a la ciudadanía. Y todo eso por decir que no a un memorandum –exigencias de recortes de los acreedores para seguir prestando dinero– de la troika.

Éste es el argumentario de Nueva Democracia –partido conservador–, PASOK –socialdemócrata–, y de todos los dirigentes europeos que han entrado en la campaña griega, desde el presidente español, Mariano Rajoy, hasta la canciller alemana, Angela Merkel, y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Incluso la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC), presidida por Ignacio Fernández Toxo (CCOO), ha apoyado la resolución de la Confederación de Sindicatos del sector privado griega (GSEE) que pide la cancelación del referéndum convocado por el Gobierno de Alexis Tsipras.

Frente a estos mensajes de las instituciones, los dirigentes europeos, los partidos de la oposición y los medios de comunicación –la mayoría hostiles al Gobierno de Syriza–, está Alexis Tsipras. Y el primer ministro dice: “El referéndum es un ejemplo de democracia en el que no se decide la salida del euro, sino reforzar la posición del Gobierno ante sus negociaciones con los acreedores”.

Por el camino, la sociedad griega está viviendo una polarización como hacía mucho tiempo que no se producía. La tensión que se vive en Atenas es muy superior a la que se percibía en las elecciones del 25 de enero: Grecia es consciente de lo mucho que se juega. Desde luego el lunes Grecia no estará fuera del euro por oponerse a un memorándum, pero también es cierto que no sólo se vota un no a un plan de la troika. Hay mucho más en juego.

La principal de las certezas reside en el futuro inmediato del Gobierno. Si gana el , caerá Tsipras. El Gobierno tiene claro que convocará elecciones. El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, ya ha dicho que su dimisión será inmediata. A partir de ahí, habrá elecciones y es muy posible que las gane otra vez Syriza.

Si no puede formar una mayoría parlamentaria a su favor, se manejan dos posibilidades: Ejecutivo tecnocrático afín a la troika o coalición diversa de Gobierno también afín a la troika. Si esto es así, Grecia volverá al 24 de enero de 2015, a los memorandos de la troika y estos cinco meses y medio habrán sido un paréntesis en su historia. Eso sí, tampoco desaparecerán del mapa los agudos índices de pobreza que asuelan a la población y que, además, alimentaron la victoria de Tsipras.

Las heridas del referéndum

De acuerdo con los datos del último informe del FMI este viernes, Grecia necesita 60.000 millones para hacer frente a los créditos de aquí a 2018 y alargar la deuda 40 años para poder pagarla. Su deuda representa el 177% de su PIB, cuando el FMI calculó que era sostenible si no pasaba del 110%.

Pero el paréntesis dejará abiertas muchas heridas, porque habrá significado que, por circunstancias internas y externas, se ha truncado un Gobierno con un modelo alternativo de concepción europea en Grecia. Y la polarización social que se está agudizando estos días no va a desaparecer el lunes por arte de magia. Tsipras habló de ello este viernes, expresando más un deseo que una realidad: “El lunes, pase lo que pase, Grecia debe estar unida”.

Si cae Tsipras, arrastrará tras de sí las esperanzas de muchos de sus aliados europeos, además de sus expectativas electorales. En España, Podemos, es muy consciente de que lo que pase en Grecia tendrá un impacto directo en sus aspiraciones, como también se encarga de señalar el propio Rajoy: una salida griega del euro o que se trunque en pocos meses el discurso de Tsipras con las elecciones generales a la vuelta de la esquina deja en el disparadero al partido de Pablo Iglesias. Faltarán segundos para que se le identifique como representante en España de una manera de gobernar inviable.

¿Y si gana el no? Pues el lunes 6 Grecia seguirá en la UE y en el euro. Aunque sólo sea porque no está previsto legalmente un mecanismo para la salida de la Unión Económica y Monetaria, tal y como recuerda Frances Coppola en Forbes:

–Grecia no puede ser expulsada del euro por el resto de miembros, ni por las instituciones.

–Grecia no podría pedir la salida del euro mientras sea miembro de la UE. Lo que sí podría hacer Grecia es pedir la salida de la UE. Pero Tsipras no ha dejado de insistir una y otra vez que quiere que Grecia siga en el euro y en la UE.

–Y si saliera de la UE, podría pedir seguir con el euro, como hace Panamá con el dólar. En definitiva, es más facil dejar de ser miembro de la UE que volver al dracma.

Cómo volver a negociar

¿Será mucho más fuerte el Gobierno de Tsipras para negociar? Pues depende. Porque si gana por un margen muy estrecho, tampoco habrá conseguido tanto a cambio de mucho desgaste interno y externo, reconocen fuentes de Syriza. Pero al menos podrá respirar y hacer ver a la troika y los acreedores que, aunque se encuentre sin aliados entre los Gobiernos europeos, su alianza con el pueblo griego se ha revalidado.

En este punto, fuentes del Gobierno griego sostiene que la idea es volver a la mesa de negociación. ¿Sobre qué base? Sobre el documento entregado el martes a las instituciones europeas y cuyo análisis aún está pendiente de un Eurogrupo este lunes. Es decir, cabe la posibilidad, no sólo de que no salga Grecia del euro, sino de que se reconduzcan las negociaciones. ¿En qué sentido? En el que apuntaba el propio FMI en un documento que, según las autoridades griegas, nunca les fue entregado: el informe declara “insostenibles” las finanzas públicas del país; aboga por una quita y un periodo de gracia de 20 años en las deudas existentes; y afirma que Grecia necesitaría, al menos, 51.900 millones de euros de ayuda durante los próximos tres años para mantenerse a flote.

Es decir, y en esto coincide la última propuesta griega con el FMI, Grecia necesita financiación pero también reestructuración y quita de su deuda –algo, esto último, de lo que no quieren oír hablar los gobiernos europeos–. Sobre esta base se sentarán a negociar Yanis Varufakis y Alexis Tsipras a partir del lunes si ganan el referéndum. ¿Se lograrán acuerdos? No parece sencillo, pero, ¿hasta dónde se puede estirar una cuerda que ya está hecha jirones?

Bancos bajo sospecha

Lo que sí es seguro es que el lunes seguirá el control de capitales. Grecia ha pasado su primera semana con corralito sin grandes dificultades. Pero, ¿hasta cuándo durará la normalidad? Los mensajes de la patronal griega y la banca son contrarios a los del Gobierno, como suele pasar, y bastante pesimistas. “Las importaciones, las exportaciones, las fábricas, las empresas, el transporte, todo está congelado”, dijo Vasilis Korkidis, de la Confederación Griega del Comercio, en un reportaje de The Guardian: “Los únicos sectores con demanda son el alimenticio y los combustibles”.

Korkidis afirma también que en esta semana la economía ha perdido 1.200 millones de euros: “Incluso en el mejor escenario de cerrar un acuerdo rápido, se tardará meses en recuperar las pérdidas por tener los bancos cerrados. Ahora que se ha decretado, el control de capitales puede durar un año”.

En eso también coincidía Leonidas Vatikiotis, profesor de Política Económica en la Universidad Libre de Varna en Chipre y coautor del documental sobre la crisis griega Debtocracy: “Después de cerrar los bancos, por culpa de que el BCE decidió dejar de darles liquidez el pasado domingo, es muy difícil volver a abrirlos y volver a la situación previa. Habrá que hacerlo paulatinamente, paso a paso, y será largo”.

En la misma línea de la patronal del comercio se ha expresado la presidenta de la patronal bancaria, Luka Katselli –exministra del Pasok–, quien aseguró este viernes que los bancos se estaban quedando sin liquidez. El sábado, 24 horas después, ha confiado en la rápida reapertura de los bancos, “entre el lunes y el miércoles, aunque siga habiendo controles de capitales”.

Para hacer frente a esta situación, algunos empresarios están empezando a usar monedas propias. Vasilis Papadopoulos, propietario de una fábrica de papel en Katerini –ciudad de 60.000 habitantes a 500 kilómetros de Atenas– ha mostrado su desesperación a The Telegraph: “Hay un cargamento de 3.000 toneladas de papel de Finlandia en el puerto de Salónica. No puedo pagar a los proveedores porque el banco está bloqueado”. Mientras, ha llegado a un acuerdo con supermercados regionales que aceptan cupones o una moneda propia como método de pago durante unos días.

Los griegos votan este domingo, desde luego que mucho más que o no a un memorándum: tienen en sus manos el Gobierno de Tsipras y si hay posibilidades de una alternativa al modelo de la troika para Europa... Pero no está tan claro que tengan en sus manos estar o no en el euro, reabrir los bancos, poner fin al control de capitales o salir de la crisis. Las presiones en todos los sentidos son enormes. Las certidumbres, no tantas.