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El inicio del juicio por los atentados contra Charlie Hebdo revive el debate sobre la libertad de expresión en Francia

El director de publicaciones de Charlie Hebdo, Laurent Sourisseau (C) llega al Palacio de Justicia de París para asistir a la audiencia de apertura del juicio.

Sara Canals

París (Francia) —
2 de septiembre de 2020 23:27 h

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Francia ha revivido este miércoles uno de los episodios más dolorosos de su historia reciente con el comienzo del juicio por el atentado yihadista contra el semanario Charlie Hebdo, unos ataques que cuestionaron la libertad de expresión y el derecho a la blasfemia. También se juzgará el ataque contra una policía municipal y contra un supermercado judío. En total murieron 17 personas. Tras cinco años de investigación y unos meses de retraso por la pandemia del coronavirus, el Tribunal Judicial de París se dispone a juzgar 14 supuestos cómplices por aquellos atentados que traumatizaron Francia en 2015.

Un ataque coordinado que duró tres días

Fue el 7 de enero de 2015. Los hermanos Chérif y Saïd Kouachi asaltaron la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo, en París, y en tan sólo 1 minuto y 49 segundos, tirotearon a 12 personas, entre ellas al director de la revista y algunos de sus dibujantes. El motivo de la masacre: una caricatura de Mahoma publicada aquella misma mañana. Los hermanos Kouachi, bajo el grito “¡Matamos a Charlie Hebdo!”, proclamaron haber vengado al profeta Mahoma y, después del tiroteo, huyeron de París. Fueron encontrados a unos 90 kilómetros de la ciudad y abatidos por la policía dos días después.

Los ataques se prolongaron dos días más, el 8 y 9 de enero, con la entrada en escena de Amedy Coulibay, cómplice de los hermanos Kouachi. El yihadista mató a una policía municipal en la localidad de Monrouge, al sur de París, y asesinó a cuatro clientes en un supermercado de productos judíos. También fue abatido por las autoridades.

Una semana después, con Francia traumatizada por los recientes hechos, Charlie Hebdo no faltó a su cita y publicó su siguiente número como cada miércoles. En la portada, el siguiente titular: “Todo ha sido perdonado”, acompañado de una caricatura de Mahoma sosteniendo una pancarta con la frase “Je suis Charlie” (“Yo soy Charlie”), el lema que daría la vuelta al mundo.

“Si no se puede ofender a nadie, hay que vivir en cuevas”

Charlie Hebdo ya estaba en el punto de mira yihadista mucho antes de los atentados. La revista empezó a recibir amenazas en 2006 tras publicar doce caricaturas de Mahoma, unos dibujos divulgados inicialmente por un diario danés que también había sido amenazado.

Coincidiendo con el inicio del juicio, Charlie Hebdo ha vuelto a publicar las doce caricaturas de Mahoma, así como el dibujo de aquella mañana de enero de 2015 que los yihadistas utilizaron para justificar los ataques. En el interior, un mensaje del director: “Nunca nos arrodillaremos. Nunca renunciaremos”. Tal y como explica el equipo editorial de la revista: “Nos han pedido a menudo que hagamos otras caricaturas de Mahoma. Siempre lo habíamos rechazado, no porque esté prohibido, sino porque se necesitaba una buena razón para hacerlo, una razón que tenga sentido y que aporte algo al debate”.

En tan sólo una mañana, Gilles, propietario de un quiosco en París, cuenta ahora que ha triplicado la venta de ejemplares de Charlie Hebdo. “Francia es un país libre”, explica mientras un par de personas hacen cola para llevarse la revista. “Hay que poder decirlo todo, siempre. La libertad de expresión fue cuestionada y hoy, más que nunca, hay que hacer como Charlie Hebdo: seguir adelante para que pueda perdurar”.

Y es que, cinco años después, el debate sobre la libertad de expresión está más vivo que nunca. En vísperas del juicio, el presidente francés Emmanuel Macron defendió la libertad de blasfemia desde Beirut: “Estoy aquí para proteger todas estas libertades [...]. En Francia se puede criticar a los gobernantes, al presidente, blasfemar, etcétera”. Una libertad, añadió, que implica “una decencia común, un civismo y un respeto y el derecho de dejar al margen el discurso del odio.

Este miércoles, antes de entrar en el Tribunal, el abogado de la publicación, Richard Malka, se ha sumado a la reivindicación del líder francés: “Esta es la esencia del espíritu de Charlie Hebdo: negarse a renunciar a nuestras libertades, a nuestra risa e incluso a nuestra blasfemia”. “Si no se puede ofender a nadie, hay que vivir en cuevas y no se puede discutir con el otro”, ha afirmado. El abogado señala que sucumbir ante este principio supone “abandonar el pensamiento libre”.

Un juicio atípico

Con los tres autores de los atentados abatidos durante el ataque, la justicia francesa juzga ahora a 14 presuntos cómplices, acusados de haber ayudado a organizar los ataques. Sólo 11 de los 14 acusados se sentarán en el banquillo: los otros tres están desaparecidos y bajo orden de búsqueda y captura desde marzo de 2018. Se les acusa de participar en una organización terrorista criminal y de distinto grado de complicidad –logística, financiera y material– en los atentados. Las posibles condenas oscilan entre los 10 y 20 años de cárcel y la cadena perpetua.

El juicio ha empezado esta miércoles y acabará el 10 de noviembre. Bajo estrictas medidas de seguridad y sanitarias, el Tribunal Judicial de París acogerá 144 testigos, entre ellos supervivientes y familiares de las víctimas. También cuenta con la presencia de 94 abogados, 90 medios acreditados y 200 partes constituidas como acusación particular.

Además, es uno de los pocos juicios que será grabado, aunque no se transmitirá en directo, debido al interés público y la carga emocional que conlleva para el país.

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