La justicia belga mantiene en prisión a la exvicepresidenta de la Eurocámara tras declarar por el Qatargate

La exvicepresidenta del Parlamento Eva Kaili permanecerá en prisión preventiva. Así lo ha determinado la justicia belga después de que la exidirigente socialista griega compareciera ante el juez de instrucción del Qatargate, la trama de sobornos en la que estaban implicados eurodiputados, exparlamentarios y asistentes de la institución. Kaili está imputada por organización criminal, corrupción y lavado de dinero. Se trata de la segunda vez que Kaili intenta quedar en libertad provisional. Ya lo solicitó sin éxito el pasado 23 de diciembre. Esta decisión puede recurrirla ante el tribunal de apelaciones y tener una nueva vista dentro de 15 días, según informa la Fiscalía belga en un comunicado

Sus abogados, que claman por su inocencia, denuncian que la todavía eurodiputada ha sufrido “tortura” en la cárcel belga en la que está en prisión preventiva. “Durante 16 horas estuvo en una célula de policía, y no en la prisión, con frío. Se le negó una segunda manta y se le quitó el abrigo. Esto es tortura. La luz estaba encendida constantemente y no podía dormir. Eso es tortura. Estuvo indispuesta, con mucha sangre (por la menstruación) sin poder lavarse. Eso es tortura”, dijo a la prensa Michalis Dimitrakopoulos, abogado de Kaili, informa la Agencia EFE. 

Kaili fue detenida en diciembre, al igual que su pareja, el asistente italiano Francesco Giorgi, y el exeurodiputado Pier Antonio Panzeri, por las autoridades belgas en el marco de una operación contra la corrupción llevada a acabo por las autoridades cataríes y también marroquíes, según las pesquisas. Aunque Kaili gozaba de inmunidad, la policía la arrestó al pillarla en 'flagrante delito' dado que avisó a su padre de la detención para que huyera con una maleta con miles de euros.

Desde entonces, la exdirigente permanece en prisión preventiva, como su pareja y Panzeri, considerado el cabecilla de la trama. En sus anteriores declaraciones ante las autoridades, Kaili se desvinculó del Qatargate, aunque reconoció tener conocimiento de que en su casa había dinero. Su pareja también intentó sin éxito dejarla fuera de la trama corrupta ante el juez.

En el mes de noviembre, fue una de las defensoras de Qatar en la Eurocámara al dar la bienvenida a las reformas laborales del emirato en presencia del ministro de trabajo de Qatar. “Qatar es líder en derechos laborales”, dijo. “Hoy, la Copa del Mundo de Qatar es una prueba, en realidad, de cómo la diplomacia deportiva puede lograr una transformación histórica de un país con reformas que han inspirado al mundo árabe”, defendió.

Kaili, que fue despojada de la vicepresidencia y expulsada tanto del grupo socialista como del Pasok en diciembre, ha sido sustituida por el socialdemócrata luxemburgués Marc Angel en una de las 14 vicepresidencias de la Eurocámara, aunque está por ver si asume las responsabilidades sobre Oriente Medio, que era las que tenía la griega. Le corresponde a la presidenta, Roberta Metsola, organizar las funciones de las vicepresidencias. Este Pleno también ha servido para activar proceso para levantar la inmunidad de otros dos parlamentarios socialistas, Marc Tarabella y Andrea Cozzolino, que están bajo la lupa de los investigadores.

A Kaili le queda, además, otra causa. La Fiscalía la investiga por el presunto uso fraudulento de las asignaciones de los asistentes, al igual que a la eurodiputada popular, también griega, Maria Spyraki (Nueva Democracia). La Eurocámara ha cambiado su reglamento con el objetivo de habilitar a la Fiscalía europea para poder pedir suplicatorios. A partir de ahí, en las próximas citas del Parlamento comenzará el procedimiento para quitarles la inmunidad. 

El Qatargate sigue convulsionando la política en las instituciones europeas, que siguen buscando la forma de mejorar sus reglas para evitar nuevos casos de corrupción mientras se preparan para un goteo de revelaciones después de que el líder de la trama decidiera tirar de la manta a cambio de una reducción de la condena tras llegar a un acuerdo de arrepentimiento con la justicia belga.