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May viaja a la desesperada a Estrasburgo para reunirse con Juncker en vísperas del voto decisivo de los Comunes

Jean-Claude Juncker y Theresa May, este lunes en Estrasburgo.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

A la desesperada. Quedan apenas unas horas para una votación crucial en Londres, que marcará si Reino Unido se marcha de la UE en la fecha prevista –el 29 de marzo– y si lo hace con o sin acuerdo. Y en esa situación desesperada, la primera ministra británica, Theresa May, ha puesto camino a Estrasburgo, donde se encuentran el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier.

El viaje, adelantado por la Agencia France Presse, y confirmado posteriormente por la UE, supone un último intento de lograr un gesto suficiente de la UE hacia Reino Unido que permita a Theresa May sacar la votación del Parlamento británico este martes: May se somete a un meaningful vote sobre los términos de la retirada de Reino Unido de la UE. El 16 de enero se llevó una severa derrota sobre el acuerdo que había firmado ella misma con la UE a finales de noviembre. Y si quiere superar la votación del martes, necesita algo nuevo. 

Es verdad que este 12 de marzo el precipicio está a 18 días, no como aquel 16 de enero de hace dos meses. Y, cuando uno se acerca al precipicio, le pueden empezar a temblar las piernas, a entrar vértigos y sudores fríos. Pero todos esos síntomas tan humanos que pueden padecer los diputados británicos seguramente no basten para dar la vuelta a la situación. May necesita más.

¿Y qué necesita? Ese es el problema: garantías, seguridades vinculantes legalmente de que, al final de los finales, nunca entrará en vigor el backstop, la salvaguarda para evitar una frontera dura entre la Irlanda –que se queda en la UE– e Irlanda del Norte –el Ulster, que se va de la UE con el resto del Reino Unido–. 

Es un galimatías en el que llevan atrapados la UE y Reino Unido, como en una bola de ratón, desde hace dos años, y cuya solución, en realidad, sólo puede pasar por concretar la relación futura entre Reino Unido y la UE: la mejor y única manera de que no entre en vigor el backstop es acordar una relación futura, un acuerdo comercial –hay multitud de modelos– entre la UE y Reino Unido. Porque el backstop sólo está pensado para entrar en funcionamiento en el caso de que Reino Unido y la UE no alcancen un acuerdo de relación futura y, en ese caso, no haya una frontera dura entre las Irlandas tal y como establece el Acuerdo de paz de Viernes Santo.

Según afirma la BBC, el mero hecho del viaje “no garantiza que haya un nuevo acuerdo firmado por ambas partes”, pero cita fuentes británicas que afirman que “las conversaciones cara a cara son la manera correcta de progresar en este momento crítico”. 

La reunión, según ha adelantado por la Agencia France Presse, se celebrará a partir de las nueve de la noche, hora de Estrasburgo.

En su viaje a Estrasburgo, también está previsto que May se vea con el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y el de la comisión del Brexit de la Eurocámara, el jefe de los liberales, Guy Verhofstadt.

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