Una nueva 'flotilla de la libertad' quiere desafiar el bloqueo israelí y llevar comida a los palestinos de Gaza
En uno de los barrios más turísticos de Estambul, se ha habilitado un salón de bodas como campo de entrenamiento. Hombres con pasamontañas simulan ser soldados israelíes que irrumpen en medio de la oscuridad en la pista de baile, que en la penumbra parece un foso, donde permanecen expectantes decenas de activistas propalestinos de varios países. Uno de los actores zarandea a los presentes asustados, entre los que destaca una que se rebela contra el 'soldado' y otro activista que parece sufrir un ataque de pánico. Los tres acordaron previamente fingir su reacción para llevar al resto a una situación límite. De repente se encienden las luces y una mujer dice en voz alta que se tomen su tiempo para recuperarse antes de comentar lo que ha ocurrido.
Se trata de un entrenamiento de seguridad y no violencia para que estén preparados ante un eventual ataque israelí en aguas internacionales. Ese asalto podría ocurrir en los próximos días, durante su intento de romper el bloqueo marítimo para llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, después de casi siete meses de ofensiva y asedio israelíes. Un ataque parecido ocurrió en 2010 contra la flotilla Mavi Marmara, otra iniciativa internacional que partió de Turquía para tratar de romper el bloqueo israelí y alcanzar las costas gazatíes.
A unos 128 kilómetros de Gaza, el radar del barco detectó tres embarcaciones que se acercaban. Una unidad de élite naval cortó la señal móvil de la flotilla y militares israelíes asaltaron la embarcación, bajando desde un helicóptero, y dispararon contra los presentes. Mataron a diez activistas e hirieron a otros cincuenta, en un incidente que fue condenado a nivel internacional pero que quedó impune pese a la presión diplomática.
Ahora, algunos de los supervivientes del Mavi Marmara y otros activistas de más de treinta países se han unido bajo el paraguas de la Coalición Flotilla de la Libertad, para una misión destinada a romper el bloqueo marítimo israelí y llevar 5.500 toneladas de ayuda al enclave palestino. La flotilla consta de dos barcos de pasajeros y un buque de carga lleno de alimentos básicos como harina, aceite o conservas; así como materiales de higiene y sanitarios.
Una misión internacional arriesgada
Médicos, historiadores, abogados y otros perfiles diversos de organizaciones propalestinas se subirán a bordo. Entre los activistas se encuentran dieciséis españoles, de la mano de la organización Rumbo a Gaza, como la exalcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau; la diputada de Podemos, Martina Velarde, el número dos de la lista de Sumar a las elecciones europeas, Jaume Asens, o la diputada extremeña de IU, Nerea Fernández, que llegaron la semana pasada a Turquía.
“Hemos agotado todas las acciones civiles. Millones de personas hemos marchado en ciudades de todo el mundo por Gaza y los gobiernos no han respondido. Hemos pasado meses persiguiendo a miembros del Congreso estadounidense para que no sigan mandando más dinero a Israel. Es increíble lo que está ocurriendo”, dice a elDiario.es Ann Wright, exmilitar y exdiplomática estadounidense que en los últimos quince años ha participado en diversas flotillas que pretendían alcanzar la Franja, que ha permanecido bajo un estricto asedio de Israel desde 2007. “¿Qué más puede hacer la sociedad civil? Pues nos subimos a un barco para hacer lo que los gobiernos deberían de haber hecho para detener el bloqueo naval israelí a Gaza y llevar asistencia humanitaria”, asegura.
Según el último informe de agencias de la ONU, publicado este miércoles, Gaza sufre la mayor catástrofe alimentaria del planeta, en las dos últimas décadas. La hambruna es especialmente severa en el norte del enclave, donde ya han muerto al menos 30 niños por desnutrición y deshidratación, de acuerdo con el Gobierno local. La mitad de la población gazatí, alrededor de 1,1 millones de personas, se encuentra en una situación catastrófica y pasan hambre porque en la Franja no pueden entrar ni bienes comerciales ni ayuda humanitaria suficientes.
En los últimos meses se han llevado a cabo varias iniciativas internacionales para enviar ayuda humanitaria a Gaza, como lanzar fardos de comida desde el aire o trasladar toneladas de alimentos vía mar con el permiso de las autoridades israelíes. Ésta última acción fue coordinada por la ONG del chef José Andrés, World Central Kitchen (WCK), con una embarcación de la española Open Arms. Unos días después de alcanzar el enclave, Israel mató a siete miembros de WCK en un ataque aéreo, poniendo de relieve que aquellos que intentan llevar ayuda a Gaza son también un objetivo en esta guerra.
“El bloqueo marítimo de la entrada de ayuda humanitaria es ilegal. Israel lo aplica desde hace años. Ha desoído las resoluciones de Naciones Unidas. La comunidad internacional ha permitido a Israel seguir adelante con este genocidio, no han hecho nada para detenerlo. Por eso es importante apoyar esta iniciativa, mostrar que se puede romper el bloqueo y llevar ayuda a Gaza”, explica Wright.
Sin embargo, el Ejército israelí está dispuesto a interceptar la nueva flotilla antes de que llegue a Gaza, según informaron fuentes de Defensa a la emisora israelí N12. Tel Aviv estaría entrenando la unidad naval Shayetet 13, la misma que asedió el hospital Al Shifa en la Franja de Gaza, causando víctimas mortales y una gran destrucción. Shayetet 13 también fue la responsable del ataque a la flotilla de Mavi Marmara en 2010. “Son los tipos que ejecutaron a gente en el hospital. Son los que han abordado nuestros barcos, sabemos sus nombres, sabemos que deberían ser procesados en la Corte Penal Internacional”, asegura Wright. “Los hombres y mujeres que forman parte de este comando deben rendir cuentas. Haremos lo que podamos en alta mar”, agrega.
El socio turco de la coalición internacional, la ONG islamista IHH, es considerada una organización terrorista por Israel y tiene prohibida la entrada al país desde 2008, por sus presuntos vínculos con el grupo político Hermanos Musulmanes. IHH encabezó la flotilla que navegó rumbo a Gaza de 2010, cuando murieron una decena de sus miembros. En esta nueva misión, se ha encargado de gestionar la logística del viaje, con la compra de los buques y la recogida de la ayuda humanitaria.
Desde el inicio de la guerra en Gaza IHH se ha postulado como uno de los actores más activos de Turquía a favor de los palestinos, con protestas semanales y recogidas de ayuda humanitaria. En diciembre, sus integrantes incluso marcharon hacia la base militar de Incirlik, en el sureste del país y utilizada por Estados Unidos, para protestar por su apoyo a Israel. Ante la prensa internacional mantienen un perfil bajo, comparado con sus compañeros de otras nacionalidades, mientras negocian con el Gobierno turco para que les permita zarpar. Si bien el líder de IHH, Bülent Yildirim, anunció que la flotilla saldría a finales de marzo, la fecha se ha ido retrasando hasta el momento.
Aún sin fecha de partida
La misión ha sufrido otras demoras, achacadas a problemas técnicos y permisos, y ahora se postula como nueva fecha de partida el próximo viernes 26. “Todavía estamos negociando con funcionarios turcos”, señaló a la prensa Mustafa Özbek, jefe de prensa de IHH. El Ejecutivo no se ha pronunciado en público sobre la flotilla, aunque se cree que no está a favor de su partida desde Estambul debido a la crisis diplomática que se podría desatar si Israel llega a atacar una embarcación llena de activistas internacionales.
El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan se encuentra, además, en medio de una crisis de imagen por no haber tomado medidas concretas contra la ofensiva israelí en Gaza. En las últimas semanas ha intentado adoptar un papel más activo, restringiendo la exportación de medio centenar de productos a Israel e invitando a los líderes de Hamás a Turquía para tratar de buscar una solución al conflicto.
“Esperamos que Turquía apoye lo que estamos haciendo porque actuamos conforme el derecho internacional. Lamentablemente varios países mediterráneos han colaborado con Israel para mantener el asedio. Antes solíamos zarpar desde Chipre o Grecia, pero ahora lo han frenado por la presión de Israel. No creo que el Gobierno turco haga eso”, señala a elDiario.es Huwaida Arraf, abogada palestino-estadounidense que tiene intención de navegar en la flotilla.
La diputada de Podemos Martina Velarde cree también que Turquía ha recibido presiones de otros países. “Nosotras entendemos que sí, que zarparemos. Es verdad que nos han retrasado la partida, que hay presiones internas y de fuera, pero creo que finalmente podremos salir, por eso estamos aquí todavía”, señala a elDiario.es. La coalición ha denunciado presiones por parte de Estados Unidos y Alemania a Turquía para que no salga el barco. En una carta conjunta han pedido la “libertad de navegación en aguas internacionales” y “protección ante las amenazas de asalto pirata violento que anuncia Israel”. En una visita este martes a los barcos que integran la flotilla, en Tuzla, a las afueras de Estambul, Ada Colau reiteró su llamamiento a la acción: “Está todo preparado. Tenemos derecho a navegar y es nuestra obligación actuar para detener el genocidio en Gaza”.
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