La OTAN apunta a China y Rusia
La OTAN apunta a Rusia y China. La Alianza Atlántica nació hace siete décadas en un contexto de Guerra Fría con el bloque soviético, y con la caída del Muro de Berlín se centró en Oriente Próximo para, ahora, volver a mirar a Rusia y, aún más lejos del Atlántico Norte, a China. Son las principales preocupaciones geoestratégicas del mayor contribuyente, Estados Unidos, pero también del G7, como se ha expresado este fin de semana; y de la UE, como se verá este martes en la cumbre con el presidente estadounidense, Joe Biden. Un Biden que estos días está recomponiendo el vínculo transatlántico con Europa.
“Tenemos a Rusia, que no está actuando de forma coherente con lo que esperábamos”, ha afirmado el presidente estadounidense, “además de China. La OTAN es de vital importancia para los intereses de Estados Unidos. Si no existiera, tendríamos que inventarla: permite a Estados Unidos gestionar sus asuntos en todo el mundo de una manera que nunca habría ocurrido si no fuera por la OTAN. Además, el artículo 5 de la OTAN es una obligación sagrada: cuando Estados Unidos fue atacado por primera vez en su suelo desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la OTAN dio un paso al frente y respetó el artículo 5”.
“Quiero que toda Europa sepa que Estados Unidos está ahí”, ha dicho Biden: “Estados Unidos está ahí y nosotros estamos contentos de estar de regreso”. Este miércoles se reúne Biden con el presidente ruso, Vladímir Putin, en Ginebra.
Mientras la OTAN y Biden se marchan de Afganistán giran su mirada al Este de Europa por el aumento de la presencia militar rusa en la frontera con Ucrania, la mayor desde la anexión de Crimea. Kiev pide ayuda ante el ruido de tanques en su frontera. Moscú alega que sus fronteras ya no son seguras, en tanto que las ex repúblicas soviéticas son miembros de la OTAN y, sostiene, la presencia occidental está detrás de movimientos antirrusos en Ucrania –donde el Kremlin tiene abierto el conflicto por Donbás (la cuenca del Donets), además de la anexión de Crimea hace diez años (2011), entre otros–, o Bielorrusia, régimen apoyado por Moscú que recientemente secuestró un avión comercial para detener a un periodista crítico.
Al tiempo que hay ruido de tanques en las fronteras rusas, el problema con China tiene que ver con su empuje tecnológico, las acusaciones de espionaje a través de los teléfonos móviles fabricados en China, los problemas con los derechos humanos y la ciberdelincuencia.
Pero no todo es monocorde en las cumbres de la OTAN, aunque todos compartan una declaración final negociada en las últimas semanas. El presidente francés, Emmanuel Macron, quien mantiene un enfrentamiento con el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y con quien celebró una reunión en la OTAN, llamó a la “coherencia”. Y añadió: “Reafirmemos claramente los valores que nos unen, las reglas y principios que son la base y constituyen la fuerza de nuestra Alianza”.
Macron pide una “aclaración estratégica” en el sentido de “el enemigo de la alianza es todo poder, todo actor que quiera dañar la integridad territorial de los miembros de la alianza, que atente contra la seguridad de los miembros de la Alianza. Si alguna potencia regional quiere amenazar la integridad territorial de uno de los miembros de la alianza, será el enemigo”, al tiempo que señaló al “terrorismo islamista” como enemigo. Por contra, para Macron China no es parte de esa ecuación: “En mi mapa, China no es parte de la geografía atlántica, o tal vez mi mapa tiene un problema”.
Esa aclaración estratégica está previsto que se apruebe en la próxima cumbre de la Alianza, el próximo año en Madrid, como ha anunciado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
“Europa tiene la vocación de desempeñar un papel de equilibrio de poder en el mundo”, ha dicho Macron: “Llevar su modelo, su voz, su método, reforzado por la terrible experiencia de la pandemia. Este será el núcleo de la presidencia francesa de la Unión Europea que ejerceremos en los próximos meses [primer semestre de 2022]”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que los aliados abordaron “las implicaciones de seguridad del ascenso de China y el comportamiento agresivo de Rusia”, en un mundo “de competencia global con muchas amenazas y desafíos al mismo tiempo provenientes de diferentes direcciones, incluidas las acciones de Rusia, China, el equilibrio cambiante del poder global, el terrorismo, los ciberataques... Ningún aliado ni ningún continente puede afrontar esto solo. Necesitamos estar juntos en la OTAN”.
El propio Stoltenberg ha reconocido que la relación con Rusia está ahora “en el punto más bajo desde la Guerra Fría”. Y ha añadido: “Estamos dispuestos a continuar un diálogo con Rusia. Hemos propuesto una nueva reunión del Consejo OTAN-Rusia. Hasta ahora, Rusia no ha respondido positivamente”.
En cuanto a China, la OTAN señala: “Está invirtiendo en nuestra propia infraestructura crítica y tratando de controlarla. Lo que hemos visto ahora durante varios años es una importante acumulación militar de China, invirtiendo poderosamente en nuevas capacidades militares, incluidas las nucleares, y también en sistemas de armas más avanzados”.
“No estamos entrando en una nueva guerra fría con China, y China no es nuestro adversario ni nuestro enemigo”, ha dicho: “Pero tenemos que abordar como los desafíos que China plantea a nuestra seguridad”.
Precisamente, a su llegada a la OTAN, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que participó en una bilateral con Biden junto con los jefes de Gobierno de Lituania y Letonia, dijo: “Rusia es una amenaza, nos preocupa siempre. El apoyo de la OTAN es muy importante para nosotros. En cuanto a China, es un rival sistémico que debemos tener en cuenta”.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, ha comparado la “naturalidad”. Rutte lo contrastó con su época con el predecesor de Biden, Donald Trump. “Fue un poco más incómodo”, dijo sobre el ex líder estadounidense escéptico de la OTAN. Pero la alianza militar aún pudo colaborar con Trump y avanzar, dijo Rutte.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho, por su parte: “Para que la OTAN esté preparada para el futuro, necesitamos adaptar nuestras herramientas y métodos, responder a los nuevos desafíos sin dejar de ser fieles a nuestro propósito central, fortalecer la unidad de la Alianza”. Merkel evitó mencionar a Rusia y China, foco principal de la cumbre de la OTAN.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, a su. vez, defendió que “la OTAN tiene que modernizarse, invirtiendo cada vez más en cibernética. No creo que nadie quiera ir a una nueva Guerra Fría con China. China es un hecho gigantesco en nuestras vidas”.
El presidente canadiense, Justin Trudeau, sostuvo que “China se enfrenta cada vez más a la OTAN, ya sea en África, en el Mediterráneo o, más específicamente, en el Ártico, ya que están tratando de intervenir más. Necesitamos asegurarnos de que, aunque somos mucho más atlánticos que pacíficos, somos conscientes de las influencias globales que está teniendo China”.
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