Las protestas contra las armas en EEUU llegan a Madrid: “Que los jóvenes no puedan comprar un rifle de asalto”
“No queremos quitaros vuestras armas, no queremos eliminar la Segunda Enmienda, lo que queremos es que un joven de 18 años no pueda comprar un rifle de asalto”, decía emocionado un hombre de unos 60 años frente a la embajada de EEUU. Este sábado, varias decenas de personas se han concentrado en la calle de Serrano para protestar desde Madrid contra la legislación estadounidense que rige el control de las armas.
Esta ha sido la réplica de la marcha que este sábado tendrá lugar en Washington de la mano de la 'Marcha por nuestras vidas', rebelión liderada por los alumnos del Marjory Stoneman Douglas de Florida, instituto en el que se produjo la última gran matanza en EEUU. Durante toda esta jornada, va a haber manifestaciones de este tipo en las ciudades más grandes de todo el mundo y también, en la mayoría de estados estadounidenses.
El acto ha comenzado con saludos y abrazos frente a la embajada. Algunos ya se conocían; otros sonreían al explicar de dónde venían y por qué estaban en estos momentos en España. Estudiantes, profesores y activistas. Madres y padres de familia, niños pequeños y ancianos. Todos portaban carteles con una idea clara: “No guns in our school”.
“Los estudiantes en España puede que estén preocupados por encontrar trabajo al finalizar sus estudios, pero no temen por sus vidas cuando están en clase. Se considera que la escuela es un lugar en el que están a salvo”, ha dicho Margaret Shea, la organizadora de esta concentración al comienzo de su manifiesto. En palabras para eldiario.es, ha explicado que llegó a España poco antes de que se produjese la última gran masacre y que, cuando vio lo que estaban haciendo los estudiantes del Marjory, pensó en organizarlo también en Madrid.
Margaret es de Chicago, tiene 18 años y quiere que el mundo sea consciente de lo que pasa en EEUU por culpa de las armas. “Cuando vi que los estudiantes del Marjory estaban preparando todo esto, me pregunté por qué no había sucedido antes. Creo que es importante que suceda de manera global, en lugares como Madrid y Londres”, explica rodeada de gente.
“He crecido en una cultura en la que las armas son algo muy común, en la que se nos prepara por si hay un tiroteo en nuestro instituto, me lo inculcaron cada año durante nuestra educación”, reconoce.
Marta Soto, una de las manifestantes, vive en Coral Springs y sus dos hijos, Andrew y Tomás, estudiaron en el Marjory Stoneman Douglas. “Vivo al lado de Parkland, donde ocurrieron los últimos hechos. En el instituto en el que se produjo la masacre, se graduaron mis hijos, los dos, que ahora tienen 25 y 19 años”, ha dicho compungida. Quería haber participado en la marcha de Parkland, pero tenía planificada una visita familiar.
Cuenta que su hijo pequeño, el que se graduó el año pasado, se paseó por los mismos pasillos que Nikolas Cruz. “No le conocían en persona, pero sí que le conocían por su nombre. Ese es Nik Cruz, decían. Ha sido todo excesivamente escalofriante. En el portal de tu casa, una masacre, y está permitido porque las leyes de control de armas en EEUU son muy permisivas”, ha protestado.
Durante las lecturas de diferentes manifiestos, también ha participado una profesora que ha explicado cómo fue vivir una matanza de este tipo a comienzos de los 90 en un instituto de Washington. Ha recordado con terror cómo fue permanecer agazapados en el suelo, bajo las ventanas, para que el atacante no pudiera verles. En aquel momento, no tenían teléfonos móviles con los que mostrar lo que estaba sucediendo. “Fue uno de los días más terribles de mi vida”. Hacia el final de su intervención ha dicho que se niega a tener que llevar armas y que lo que tiene que haber en las aulas son cuadernos y bolis.
“Como profesora, nunca he tenido un arma y no quiero tenerla. Las armas no tienen sitio en los colegios. Libros, bolígrafos y ordenadores. Eso es lo que tiene que haber en las aulas”, ha espetado.
“Tomad la decisión correcta porque el mundo nos está mirando y nadie entiende nada”, ha pedido una mujer afroamericana y ha recordado cómo la violencia armada afecta de manera brutal a los hombres negros de EEUU.