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La rebelión de Emma González contra las armas llega a Washington con la 'Marcha por nuestras vidas'

Emma González, durante un programa en la CNN / EFE: Michael Laughlin

Cristina Armunia Berges

El 14 de febrero, un chico armado con un fusil de asalto entró en un instituto de Florida, activó las alarmas contraincendios e inició un tiroteo mortal en el que fallecieron 17 alumnos. Ese mismo día, se fraguó el inicio de una rebelión estudiantil. Emma González, la joven de pelo rapado, ojos claros y voz firme, espetó ante los medios: “No se trata sólo de una cuestión relacionada con una enfermedad mental. No hubiera conseguido herir a tanta gente con un cuchillo”.

La cuestión a la que se refería González en su ya famoso discurso es que en EEUU es demasiado fácil comprar armas letales. Comprar un fusil de estilo militar (utilizado en muchas matanzas de este tipo, como la de Las Vegas) es legal a partir de los 18 años. Sin embargo, no se puede comprar bebidas alcohólicas hasta los 21. Después de lo sucedido, la gran idea de Donald Trump para terminar con estas masacres fue la de armar a los profesores para que se enfrenten a tiros con los asesinos. Nada sobre nuevas legislaciones para el control de armas.

Los estudiantes del Marjory Stoneman Douglas de Florida han organizado una acción que tendrá lugar el sábado en Washington y que tiene un objetivo claro: que las vidas de las personas prevalezcan sobre el acceso a las armas. Su herramienta principal ha sido Twitter y una campaña para recaudar fondos en Go Fund Me que ya ha conseguido más de tres millones de dólares.

La 'Marcha por nuestras vidas' ('March for our lives') tendrá réplicas en todo EEUU y también en otros países. Según los organizadores, además de en Washington, habrá concentraciones en casi 700 ciudades.

“No podemos ignorar las cuestiones alrededor del control de armas que plantea esta tragedia, así que pido, no es que lo exija, que hagamos algo”, dijo en CNN Cameron Kasky, un joven de 17 años, superviviente del último gran tiroteo y uno de los principales promotores de la marcha sobre Washington. “¿Por qué? Porque en definitiva los estudiantes de mi escuela sintieron todos lo mismo, que nuestros políticos nos habían fallado a la hora de mantener las armas fuera de nuestras escuelas”.

“Pero en esta ocasión, mis compañeros y yo vamos a pedirles cuentas. Esta vez vamos a presionarles para que lleven a cabo acciones. Esta vez vamos a obligarles a que gasten más energía en proteger a vidas humanas que a fetos no nacidos”, fueron las palabras de Kasky.

Una revolución vía Twitter

Después de la amplia cobertura mediática que se vivió en Florida, los adolescentes trasladaron su batalla a las redes sociales. Desde Twitter, han dado voz a las víctimas de la tragedia, han relatado su lucha desigual contra la NRA y han compartido todos sus discursos.

“Ahora ya no soy capaz de pensar en nada más que en esto”, dijo Emma González pocos días después de lo sucedido. En apenas una semana, ya tenía más seguidores en su cuenta personal de Twitter que la NRA (la Asociación Nacional del Rifle, el mayor grupo de presión en favor de las armas).

“La gente dice que los jóvenes no entendemos de lo que estamos hablando. Sé de sobra de lo que hablo. Quizá aún no lo sé todo, pero no es mi culpa, voy a seguir estudiando todo esto por mi cuenta para asegurarme de que mis argumentos son indiscutibles y que nadie pueda rebatirme”, dice González en otro de sus discursos más famosos.

En el mes y medio transcurrido desde el fatal día de San Valentín hasta hoy, González y el resto de estudiantes han mantenido encuentros para organizar la marcha de Washington, han puesto en marcha exposiciones contra las armas, han concedido entrevistas a un ritmo frenético y cuentan los días que faltan para la gran movilización en la capital de EEUU.

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