Abogada, piloto, judoka y anfitriona de lecturas eróticas: Avril Haines, la nueva jefa de los espías de EEUU
Avril Haines, que ahora supervisa las 16 agencias de espionaje de EEUU, no se parece a ninguno de los espías que la precedieron y no sólo por ser la primera mujer en dirigir la inteligencia nacional del país.
Haines es además la primera jefa de espionaje estadounidense que tiene la experiencia de haber pilotado un aterrizaje de emergencia mientras intentaba cruzar el Atlántico en un avión diminuto, la primera que se cogió un año sabático para aprender judo en Japón, y la primera, probablemente en todo el mundo, que ha sido propietaria de una cafetería-librería donde a menudo se organizaban veladas de literatura erótica.
“Lo interesante de Avril es que es una persona con una curiosidad voraz que se entrega a cualquier cosa que haga”, dice Ben Rhodes, un amigo íntimo de Haines que trabajó con el presidente Barack Obama como escritor de discursos y asesor de política exterior.
Confirmación bipartidista
La historia de Haines la convierte en una espía diferente, pero eso no ha impedido que obtuviera el apoyo de los dos partidos. En la noche del 20 de enero fue la primera candidata de Joe Biden en obtener su confirmación en el Senado, con 84 votos a favor (de demócratas y republicanos) y 10 en contra.
Según David Priess, ex funcionario de la CIA y ahora director de operaciones del Lawfare Institute (conocido por el blog Lawfare), la inusual historia de Haines representa una ventaja en el mundo del espionaje. “Tiene que ser capaz de entender y de dirigir a todo el mundo, desde los analistas hasta los que recaban la información, incluyendo a ingenieros, pilotos, contables y maestros del camuflaje”, dice. “Tener ese conjunto heterogéneo de experiencias le ayuda mucho a dirigir la muy diversa y dispar comunidad del espionaje”.
En cualquier caso, la experimentación como estilo de vida terminó para Haines hace décadas, en 1998, cuando se matriculó en la carrera de Derecho. Desde entonces ha sido asesora jurídica en el Senado, en el Departamento de Estado y en la Casa Blanca, además de subdirectora de la CIA y viceconsejera de Seguridad Nacional.
Los republicanos del Senado tenían pocas excusas para oponerse. Antes de ella habían confirmado a John Ratcliffe, el hombre nombrado por Trump que la precedió a pesar de su falta de experiencia relevante en el mundo del espionaje y de sus exageraciones sobre su contacto previo con el trabajo de seguridad.
Las principales dudas en torno a Haines vienen de los activistas de derechos humanos y del hecho de que sea una persona de dentro del sistema, tal vez con demasiado bagaje. Censuró partes del informe sobre las torturas - algunos dicen que se le fue la mano tachando- y codificó el conjunto de procedimientos y normas para los asesinatos de sospechosos de terrorismo llevados a cabo por aviones no tripulados.
Una historia única
Los primeros años de Haines no sugieren una trayectoria hacia la Seguridad Nacional y el espionaje. Hija de Thomas Haines, bioquímico, y de Adrian Rappin, pintora. Avril creció en un apartamento del Upper West Side de Manhattan. Cuando tenía 12 años, su madre cayó gravemente enferma de los pulmones. De adolescente, durante cuatro años, se ocupó de los cuidados a su madre, que murió en 1985.
Según un testimonio publicado por la revista Newsweek, la familia se vio obligada a abandonar el apartamento por la presión de los gastos médicos y tuvo que mudarse a casas de amigos y parientes. Haines estaba tan agotada cuando terminó la educación secundaria que retrasó un año el ingreso en la universidad para irse a estudiar judo al Instituto Kodokan de Tokio, donde llegó a adquirir el cinturón marrón.
Cuando regresó a EEUU estudió Física Teórica en la Universidad de Chicago y trabajó como mecánica de coches, reconstruyendo motores de automóviles, para llegar a fin de mes. En sus años de universidad un coche la atropelló mientras iba en bici y quedó con una grave lesión de la que sigue teniendo secuelas.
Sin pensárselo dos veces, se lanzó a su siguiente proyecto soñado, restaurar un avión de segunda mano y viajar con él a Europa. Ella y su instructor de vuelo encontraron un Cessna de 1961 y reconstruyeron su equipo de navegación y comunicación, entre otros sistemas electrónicos, antes de despegar desde Bangor, en Maine, con tanques de combustible atados al fuselaje para recorrer largas distancias.
Pero al poco tiempo de comenzar el vuelo, el Cessna empezó a acumular hielo y ambos motores se pararon. Se vieron obligados a planear a poca altura sobre el mar de Labrador, con la suerte de haber encontrado un pequeño aeródromo en la costa de Terranova, donde pudieron realizar un aterrizaje de emergencia. Durante una semana se refugiaron en la comunidad local hasta que el tiempo mejoró. Según los amigos de Haines, el relato de la aventura publicado por Newsweek es muy preciso.
Un resultado de esta fallida aventura es que Haines encontró el amor y acabo casándose con su instructor, David Davighi. Ambos se mudaron a Baltimore con el plan de que Haines volviera a estudiar mientras Davighi trabajaba como piloto. Pero otra inspiración los llevó por un camino diferente.
Literatura erótica
Encontraron en un periódico el anuncio de subasta de un bar-burdel incautado en una redada antidroga. Vendieron el Cessna, compraron el bar y se endeudaron para remodelarlo con el nombre de Adrian's Book Café, en homenaje a la madre de Haines.
En Fells Point, una zona peligrosa de Baltimore en proceso de cambio, el local triunfó gracias al duro trabajo de la pareja y a innovaciones como las veladas en las que Haines leía fragmentos de literatura erótica en el piso de arriba del antiguo burdel. En una entrevista concedida en 1995 al Baltimore Sun definió al género como “todo lo que es reprimido, rudo, instintivo, caótico y creativo”.
“La literatura erótica se ha hecho más frecuente porque la gente está tratando de tener sexo sin tener sexo”, dijo Haines. “Otros intentan encontrar nuevas fantasías para que sus relaciones monógamas sean más satisfactorias (...) Lo que ofrece el género erótico es espontaneidad, giros y vueltas. Y es algo que interesa a todos”.
Cambio de rumbo
El banco les ofreció oportunidades para ampliar la franquicia, pero Haines ya había vuelto a cambiar de rumbo. La organización de eventos comunitarios había despertado su interés por el Derecho y en 1998 se matriculó en la Universidad de Georgetown, donde se especializaría en Derechos Humanos y Derecho Internacional.
Para sus detractores, la especialización de Haines no deja de ser irónica teniendo en cuenta la posterior asociación de su nombre con las torturas y con los drones, dos de las mayores manchas en el historial de Estados Unidos tras el 11 de septiembre.
Gran parte de su trabajo en el Consejo de Seguridad Nacional de Barack Obama consistió en redactar un “manual de jugadas”, donde se codificaban criterios para los ataques perpetrados por aviones no tripulados, en el que la Administración se basó cada vez más en su ataque contra los principales miembros de los grupos terroristas.
Sin embargo, sus antiguos compañeros insisten en que Haines ejerció un papel importante en las restricciones al uso de aviones no tripulados, obligando a los altos cargos de la Administración Obama a demostrar que sus objetivos representaban una amenaza real.
“Avril fue la verdadera punta de lanza en los intentos de ponerle límites al uso de los drones, de definir estándares para evitar víctimas civiles, de controlar mejor el proceso para determinar quién podía ser el objetivo”, dice Rhodes.
Según otro ex alto cargo que no quiso ser identificado, “mucha gente no quería que esas normas se pusieran por escrito, porque pensaban que especificar las cosas limitaba sus opciones”. “La he visto una y otra vez diciéndole las verdades a personas con poder, en situaciones en las que he visto a mucha otra gente acobardarse”.
La Administración Obama
También hay críticas a la gestión de Haines como subdirectora de la CIA. Llegó en 2013, con la Administración Obama todavía embarrada en la gestión de las torturas contra sospechosos de terrorismo que habían caracterizado al anterior gobierno.
En 2015, tuvo que decidir qué hacer con los funcionarios de la CIA que habían pirateado los ordenadores de los empleados del Comité de Inteligencia del Senado encargados de recopilar un informe exhaustivo sobre las torturas. Los funcionarios de la agencia incluso habían promovido falsas causas criminales contra ellos, pero Haines hizo caso omiso del consejo del inspector general de la CIA y recomendó que no hubiera medidas disciplinarias contra ellos.
“Nadie tuvo que rendir cuentas por ello y, al parecer, Haines cree que esa es una resolución aceptable”, dice Daniel Jones, autor principal del informe del Senado y uno de los objetivos de las represalias de la CIA. “Mucha gente solo tiene cosas buenas para decir sobre ella, pero ese es un punto ciego enorme bastante imperdonable”.
Cuando el informe del Senado estuvo terminado, elaborado por Jones y su equipo, Haines fue la responsable de censurarlo. Tras su intervención, se publicaron solo 525 de las 6.700 páginas del informe.
“Cuando Obama llegó al poder, firmó un decreto presidencial que establecía explícitamente que no podías declarar confidencial información que sencillamente era vergonzante”, dice Jones. “Creo firmemente que ella abogó por censuras incoherentes con ese decreto de Obama”.
Visto desde otra perspectiva, el papel que tuvo Haines en el informe sobre torturas probablemente haya reforzado su posición dentro de la comunidad del espionaje. De otro modo podría ser percibida como una persona ajena y sin experiencia en el campo.
Pero lo que cuenta aún más es su relación anterior con el presidente, algo que ninguno de sus predecesores tenía. Sólo eso podría convertirla en una de las responsables de la inteligencia nacional más poderosas.
“Participé con ella en el informe diario del presidente todas las mañanas durante el último par de años de la Administración Obama, cuando era viceconsejera de Seguridad Nacional, y allí también estaba Biden”, dice Rhodes. “Es de suponer que ahora, como directora nacional de Inteligencia, podría ser la persona que informe a Biden cada mañana sobre temas de inteligencia”.
Traducido por Francisco de Zárate.
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