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The Guardian en español

Una activista y modelo iraní lleva más de tres semanas atrapada en un aeropuerto filipino bajo el temor de ser deportada

Bahareh Zare Bahari en una entrevista con Iran International TV.

Jamie Fullerton

Una activista iraní que en su día fue también reina de la belleza ha dado un paso adelante para hablar del impacto sobre su salud mental tras enfilar su cuarta semana atrapada en un aeropuerto filipino con el temor de ser deportada de vuelta a su país. Teme que, de no aceptarse su solicitud de asilo, puedan condenarla a muerte en represalia por sus críticas al régimen.

Bahareh Zare Bahari, de 31 años, habló con The Guardian este miércoles desde el aeropuerto internacional de Manila. Su mensaje fue claro: “No estoy bien” . “He empezado a perder pelo, [y estoy en] malas condiciones por el estrés. Enfermo demasiado… no tengo privacidad porque estoy en una habitación sin puerta y eso me preocupa cada vez que tengo que cambiarme de ropa”.

Bahari lleva detenida desde el 17 de octubre, cuando intentó ingresar a Filipinas después de que las autoridades iraníes pidieran a Interpol que emitiera una alerta roja contra ella. La relacionan con un presunto delito. Pero Bahari, implicada en política además de ser modelo y actriz, dice que la solicitud de extradición es una represalia por su activismo.

Se espera que las autoridades filipinas decidan sobre su solicitud de asilo el próximo lunes. Hasta entonces, debe esperar en el aeropuerto junto a funcionarios locales, durmiendo en una sala iluminada constantemente y con los baños públicos como único espacio para poder lavarse. “Todas las paredes son blancas, la cama es blanca, todo es blanco, siempre hay luz. Cuando miro el teléfono, ya no sé si son las siete de la tarde o las siete de la mañana. Pierdo el tiempo y a veces hasta la cabeza”, sostiene.

En octubre, se informó de que la alerta de Interpol contra Bahari la relacionó con un supuesto ataque contra un ciudadano iraní en Filipinas, donde estudiaba para convertirse en dentista y competía en concursos de belleza. Ella afirma que las autoridades filipinas le han dicho que en realidad de trata de un delito no especificado que tuvo lugar en Teherán a principios de 2018.

Bahari alega que no ha estado en Irán desde el año 2014 y que las autoridades de su país están “fabricando un caso” para tratar de silenciar su abierta oposición al régimen. La modelo mostró una imagen de Reza Pahlavi, príncipe iraní y activo opositor al Gobierno actual durante su participación en el certamen Miss Continental celebrado en Manila en 2018.

También se ha pronunciado sobre los derechos de las mujeres iraníes y ha criticado la ley islámica sobre la que se apoya el sistema jurídico. “Cuando salí del país me convertí en la voz de mi pueblo, sobre todo de las mujeres”, explicó. “Siempre me planteo cómo puedo conseguir que mi voz se oiga más, así que decidí participar en el certamen de belleza. Pensé que sería un buen espacio para hablar de política”.

“El motivo real [por el que Teherán quiere mi extradición] es que el régimen va contra los activistas políticos y contra las mujeres. Tratan de silenciarme para asustar a las mujeres iraníes y conseguir así que callen. Las mujeres de Irán están cansadas de un régimen que no les da libertades básicas. Cuando salen a las calles la policía religiosa las detiene y las lleva a comisaria. Preguntan ¿Por qué te vistes así? Es como si estuviéramos en la cárcel”.

Bahari ha dicho que la decisión de pedir asilo en Filipinas, tomada en el aeropuerto cuando regresaba al país desde Dubai, fue una cuestión de emergencia para evitar que la obligaran a tomar un vuelo a Teherán. “No necesito que el Gobierno gaste dinero conmigo. Puedo mantenerme sola. Solo necesito un lugar seguro para seguir adelante con mi vida”.

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