A Rajiv Gupta le ha cambiado la vida. Ha traído a su madre a Nueva Delhi desde el estado de Bihar, situado en el norte del país, para una operación de prótesis de cadera, por la cual no tendrá que pagar. Su madre cumplía los requisitos para beneficiarse de un nuevo y ambicioso plan de atención médica del Gobierno llamado Ayushman Bharat.
“Todavía me cuesta creer lo que nos está pasando. Cuando los médicos que nos atendieron en Bihar me dijeron que la operación de mi madre iba a costar 200.000 rupias [2.500 euros], regresamos a casa. Me resulta imposible pagar esa cantidad. Sólo soy el propietario de una pequeña tienda de saris [vestido tradicional de India]. Y ahora la operarán aquí de forma completamente gratuita”, explica Gupta. Tras hacer estas declaraciones se marcha con prisas como si temiera haberlo entendido mal y que alguien le fuese a presentar una factura.
Millones de personas en India viven con el temor de caer enfermas, y no sólo desde el punto de vista físico. Para algunas, el coste del tratamiento puede equivaler a dos años de salario.
El Gobierno lanzó el plan de asistencia médica Ayushman Bharat hace poco menos de seis meses. Tiene como objetivo cubrir tratamientos médicos por parte de especialistas hasta un total de 500.000 rupias al año (6.400 euros) a 500 millones de familias indias. Los beneficiarios son los sectores más vulnerables de la población.
En el transcurso de los últimos veinte años, India ha experimentado un crecimiento económico que ha mejorado las vidas de millones de personas, pero la atención médica sigue estando fuera del alcance de muchas personas. Si bien la atención primaria en hospitales públicos suele ser gratuita, los pacientes tienen que pagar por tratamientos realizados por especialistas, como implantes, y también por la medicación. El coste del tratamiento puede tener consecuencias catastróficas para muchas familias. De hecho, una familia pobre puede terminar endeudada.
“Todavía es pronto para valorarlo porque el plan se acaba de lanzar, pero representa un gran cambio”, indica el doctor Randeep Guleria, neumólogo y director del All India Institute of Medical Sciences (AIIMS), en la capital de la India. “Los más pobres, incluso muchas personas de clase media, no se pueden permitir ciertos tratamientos. Para todas aquellas personas que simplemente se hubieran quedado en su casa sin recibir tratamiento y hubieran sido cuidadas por sus familiares hasta su muerte, este plan es una bendición”.
En declaraciones recientes, el ministro de Economía del país, Arun Jaitley, señaló que el 62% de la población no tiene seguro ni médico privado y tiene que asumir las facturas hospitalarias. Y la mayoría no se lo puede permitir. El miércoles indicó que el nuevo plan se está convirtiendo en el proyecto de estas características de mayor envergadura a nivel mundial.
Según datos oficiales, más de 20,3 millones de indios tienen derecho a beneficiarse de este programa y cerca de 1,4 millones de personas han recibido tratamiento gratuito.
Aunque el plan ha empezado con buen pie, Guleria reconoce que queda mucho camino por recorrer. El principal reto es concienciar a la población. Aunque casi 8 millones de personas han consultado la página web de Ayushman para ver si cumplen con los requisitos para acogerse a este programa, Guleria indica que algunos de sus pacientes desconocían su existencia.
Se está intentando informar a la población, incluso en las aldeas más remotas. Las autoridades han colgado carteles y pancartas en las estaciones de tren.
Cuando se dirige al trabajo en coche, Guleria escucha una campaña radiofónica del Gobierno en la que se insta a los oyentes a marcar un número para comprobar si pueden beneficiarse de este plan.
400.000 inscritos al mes
La autoridad nacional de salud responsable del ambicioso proyecto ha alcanzado acuerdos con Uber, Flipkart, Amazon y otras empresas para acceder a su base de datos de empleados. El director general del plan, Indu Bhushan, cree que muchos de los empleados cumplen los requisitos para beneficiarse y es importante localizarlos para que sean informados de sus derechos.
“Cada mes, unas 400.000 personas se inscriben en el programa. Queremos aumentar esta cifra a un millón al mes”, indica Bhushan.
Otro reto es detectar los posibles fraudes al sistema. “El abuso no sólo representaría una pérdida de dinero, sino que también dañaría la reputación de este programa, por lo que es importante que impulsemos medidas enérgicas de inmediato para luchar contra el fraude, detectar a las personas que mienten y afirman cumplir con los requisitos y contra los acuerdos entre hospitales y pacientes para engañar al Estado”, afirma.
Otro reto importante es convencer a más hospitales privados para que se unan al programa. Si bien será el Gobierno y los hospitales independientes los que ofrezcan tratamientos gratuitos, es clave la colaboración de los hospitales privados.
Girdhar J. Gyani, director general de la Asociación de proveedores de asistencia sanitaria de India explica que por el momento solo unos cuantos hospitales públicos, como el All India Institute of Medical Sciences, ofrecen atención especializada para tratamientos y procedimientos complejos.
“Los hospitales privados proporcionan más del 80% de la atención por parte de especialistas. El problema es que el plan del Gobierno ha fijado unas cantidades demasiado bajas e irracionales para estos tratamientos”, señala. “Por poner un ejemplo, la cantidad que prevé por una operación de prótesis de rodilla está muy lejos del coste que representa esta intervención para un hospital privado”.
Por este motivo, señala que si realmente se quiere impulsar el plan con éxito, será necesario aumentar las cantidades a reembolsar a los hospitales. El Gobierno ya ha constituido una comisión de expertos que revisarán las cantidades fijadas.
Al margen de esta situación, lo cierto es que cerca de 6.000 hospitales privados, la mayoría de ellos de pequeño tamaño, se han sumado al programa. Algunas de las personas que ya están recibiendo tratamiento se han sorprendido al ver que están siendo atendidas en un hospital privado, el enclave exclusivo de los ricos. Alrededor del 60% de los pacientes del programa han sido tratados en hospitales privados.
“No esperaba un hospital privado”
Shah Mohammed, de 50 años, se recupera en el hospital SGT en Gurgaon, un gran centro médico privado situado en medio de una llanura desierta y polvorienta y que proporciona atención a los pueblos de los alrededores. Mohammed sufrió una fractura de mandíbula y un hematoma después de estrellarse en motocicleta contra un vehículo.
“No había oído hablar del plan”, reconoce: “Cuando me admitieron en el hospital, el personal indagó y confirmó que reunía los requisitos. Todavía no me creo que cuando me den el alta saldré por la puerta de este hospital privado sin haber pagado una rupia”.
En otro pabellón del mismo hospital, Ramesh Kumar, un sastre de 50 años, se está recuperando de una operación por insuficiencia respiratoria. “Mi esposa habría tenido que pedir dinero prestado. No tenemos tanto dinero en casa. Sabía que el tratamiento iba a ser gratuito, pero no esperaba que me trataran en un hospital privado”, dice.
A Sunny Kumar y a su madre, Asha, no les importa que el hospital sea público o privado. Su padre ha sido operado del corazón en AIIMS y se recupera favorablemente. “Esta es la primera vez que el Gobierno ha hecho realmente algo tangible para los pobres”, afirma Asha.
Shiv Shankar Kumar, un niño de nueve años, tenía una válvula en el corazón que no cerraba correctamente. Cuando a su padre, Mahesh Mandal, le dijeron en su ciudad natal, Bihar, el mes pasado que el tratamiento costaría 300.000 rupias (3.900 euros), se llevó a Shiv a casa. “Mi esposa y yo no tuvimos más remedio que dejar su destino en manos de Dios”, lamenta Mandal.
Cuando poco después supo de la existencia del programa Ayushman Bharat, se inscribió. Al día siguiente de recibir una tarjeta que certifica que son beneficiarios del plan, cogió a su hijo en brazos y se subió a un tren para ir al AIIMS. Shiv ha sido intervenido con éxito. Mandal enseña orgulloso una fotografía de Shiv que guarda en su teléfono móvil: “Estoy impaciente por volver con él a casa y que pueda reiniciar su vida”.
Traducido por Lucía Balducci