El cineasta francés que vaticinó los atentados de París en una película
El viernes 13 de noviembre del año pasado, el director francés Nicolas Boukhrief estaba dormido cuando su teléfono empezó a sonar en torno a las 9.30 de la noche. Un terrorista suicida había hecho estallar una bomba frente al Estadio de Francia. Boukrhrief quedó impactado, después paralizado: la ficción se había convertido en realidad.
Su película, Made in France, que cuenta la historia de un grupo local de yihadistas que planea un ataque terrorista en la capital francesa, estaba lista para ser estrenada en cuatro días. Cuatrocientos carteles de promoción, que mostraban un fusil superpuesto a la Torre Eiffel y el eslogan “La amenaza viene de dentro”, cubrían todo el Metro de Paris desde hacía apenas 24 horas.
Y en ese mismo instante, un grupo de terroristas islamistas arrasaba por toda la capital francesa con disparos y ataques suicidas que dejarían 140 muertos. La realidad era incluso más lúgubre de lo que Boukhrief había imaginado. “Como todos los demás, mi primera reacción fue entrar en shock. Después reparé en que teníamos que retirar los carteles de inmediato”, cuenta el cineasta a The Observer.
“La gente dice que la película era profética, pero yo habría preferido estar equivocado. Preferiría haber evitado los ataques antes que predecirlos. He ahí la paradoja. Los sucesos del 13 de noviembre ponen de manifiesto que el interés en la película dejó de ser ficción para convertirse en realidad. Como director, quiero que mi cinta tenga éxito, pero no quiero sacar beneficio de unos acontecimientos tan terribles”. Sin embargo, Boukhrief cree que los atentados eran completamente predecibles.
“No soy un visionario; los atentados de París fueron una novedad solo porque ocurrieron en París. Antes se habían cometido en Madrid, Londres, Boston, Nueva York en el 11-S, Túnez...por no mencionar lugares como Yemen, Siria e Irak”, sostiene. “La única diferencia es que habían ocurrido en otros sitios. Ahora han sucedido en París”.
Francia: la amenaza viene de dentro
Made in France sigue a un grupo de chicos jóvenes de los suburbios parisinos que se involucran con Hassan, un psicópata francés convertido al Islam que acaba de regresar de su entrenamiento con Al Qaeda en Afganistán. Sam es un periodista que se infiltra en el grupo gracias a sus raíces argelinas. Habla árabe y conoce el Corán. Christophe, que pertenece a una familia burguesa de la Bretaña francesa pero insiste en ser llamado Yassin, es otro de los conversos y el más fanático de los jóvenes.
Cuando Hassan les anuncia que tienen órdenes de situar un coche bomba en los Campos Elíseos como el primero de una serie de ataques de Al Qaeda por toda Francia, estos dos chicos musulmanes muestran reparos a la hora de “asesinar a mujeres y niños”. Pero a esas alturas es demasiado tarde para echarse atrás.
Boukhrief, quien como Sam tiene un padre argelino y una madre francesa, confesó que llevaba queriendo escribir un guión sobre el terrorismo islamista desde los ataques en el metro de París de 1995, perpetrados por el Grupo Islámico Armado (GIA) de Argelia, que mataron a ocho personas e hirieron a más de cien. Con solo una película a sus espaldas, el cineasta decidió esperar hasta acumular más experiencia en el cine y en la vida para sacar adelante un proyecto tan complejo.
Cuando Mohamed Merah asesinó a tres soldados -incluido un francés musulmán llamado Mohamed Legouad- y a tres estudiantes judíos con su profesor en una cadena de ataques en 2012, Boukhrief consideró que el momento había llegado. “Pensé que Merah había marcado el inicio de algo preocupante el Francia. No era un pistolero solitario, estaba motivado por la idea de la yihad y de ser un soldado para Al Qaeda. Me pregunté qué conducía a un joven francés a decidir matar a compatriotas soldados y niños en Francia. Me pregunté qué incitó a Mohamed a asesinar a otro Mohamed”.
La película se encontró con obstáculos desde su comienzo. Era difícil convencer a los productores y la financiación fue pequeña -un presupuesto de apenas 2,8 millones de euros proporcionado por Canal+. Los ayuntamientos se negaron a permitir que el equipo usase las calles para rodar, hasta que Boukhrief presentó un guión falso en el que reemplazaba a los terroristas islamistas por la mafia rusa.
“La idea de mi película fue recibida con algo de miedo, pero sobre todo con indiferencia. Los productores la consideraban anecdótica, marginal, nada comercial. Fue complicado encontrar patrocinadores”, admite el director. “Cuando el rodaje empezó, Al Qaeda era la principal amenaza islamista. Fue después de su comienzo cuando surgió el Estado Islámico. Cuanto más progresaba la película, más parecía que la realidad nos alcanzaba”.
La pesadilla de Charlie Hebdo
La ficción y la realidad coincidieron en enero de 2015, cuando los terroristas atacaron a la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío durante tres días de masacre que dejaron 17 muertos. Made in France se encontraba entonces en la posproducción y los distribuidores se retiraron, argumentando que la trama del film era el motivo. Una nueva distribuidora, Pretty Pictures, dirigida por el inglés James Velaise, aceptó el desafío y eligió el 18 de noviembre como fecha para el estreno.
Después de los ataques del 13 de noviembre, estrenar Made in France en las salas de cine parecía tan imposible como insensible. Así que el 29 de enero, la película empezó a estar disponible en la red, a través de la plataforma de vídeo del canal TF1 de la televisión francesa. Velaise ha asegurado que se están llevando a cabo negociaciones para distribuir Made in France en el Reino Unido. “La película se ha convertido en una cause célèbre en Francia debido a los acontecimientos del 13-N, pero es un thriller fantástico con un mensaje muy fuerte y vigente”. Si se hubiese estrenado el 4 de noviembre, como estaba planeado, habría sido eliminada de todos los cines el 14 de noviembre“, afirma Velaise.
Según Boukhrief, aunque no siente simpatía en absoluto por el reclutamiento de los terroristas islamistas, puede entender las razones que les conducen a tales extremos. El director es crítico con las declaraciones como las del primer ministro francés, Manuel Valls.
Boukhrief evoca una experiencia de sus ocho años, cuando vivía con su familia en el pueblo de Antibes, en la Riviera francesa, y su padre llegó a casa cubierto de sangre tras haber sido golpeado por unos extremistas de derechas. “Se le conocía como la ratonnade, de la palabra rata, que era como los fascistas veían a los inmigrantes árabes. Las bandas deambulaban por las calles en busca de árabes a los que dar una paliza”, recuerda. “Para alguien que se llama Mohamed, como mi padre, las agresiones eran constantes, y no solo físicas. No podías alquilar un apartamento, conseguir un trabajo o incluso entrar en algún pub”.
“Pero, como hemos podido ver en los atentados franceses, donde hubo muchos conversos, no podemos desarrollar una actitud racista ante esto o caer en los estereotipos, porque el terrorismo no está ligado sistemáticamente a la inmigración”, defiende. “Quería entender quiénes son esos chicos que quieren suicidarse mientras matan al mayor número de personas en el nombre de una ideología. ¿Cómo puede un país como Francia producir este tipo de gente?”.
“Es una película violenta, porque trata sobre un asunto violento, pero quería explorar la humanidad latente en aquellos que están consumidos por esta ideología, por este fanatismo”, añade el director. “En vez de ver a estas personas como simples psicópatas, deberíamos preguntarnos qué les lleva a convertirse en eso. ¿Por qué no tienen nada que perder mientras se inmolan? ¿Por qué creen que eso les proporcionará un destino heroico? ¿Qué les ha conducido a esta ideología y fanatismo y qué podemos hacer para resolver el problema?”.
“No les excuso ni simpatizo con ellos, pero si no les entendemos, si no empezamos a verlos como seres humanos y preguntarnos por qué están haciendo esto, dónde está su humanidad, no solucionaremos el problema”, insiste Boukhrief.
“Los políticos afirman que estamos en guerra, pero estos terroristas fueron formados en Francia, no son enemigos de otros países, son niños franceses. No podemos declararles la guerra. Son ciudadanos franceses”.
Traducción de: Mónica Zas