Las crisis políticas que afronta Liz Truss tras la marcha atrás sobre la bajada de los impuestos
Es posible que la primera ministra británica, Liz Truss, y su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, confíen en haber desactivado la crisis política más inmediata con su estridente giro de 180 grados sobre la abolición del tipo máximo del 45% en el impuesto sobre la renta. Pero hay otros relojes que siguen haciendo tic tac en una serie de bombas políticas que requieren ser estudiadas de cerca.
La idea general de sustituir impuestos por deuda
Como subrayó Michael Gove, exministro y uno de los tories más influyentes que el domingo se convirtió en uno de los focos centrales del nerviosismo del partido en una sesión maratoniana de apariciones en la televisión y en la conferencia del Partido Conservador, la preocupación no es solo por lo del tipo del 45% sino por la decisión implícita en el presupuesto de Kwarteng de incurrir en recortes fiscales sin ingresos para compensarlos, financiados con préstamos abiertos. “No es conservador”, dijo Gove.
Los gobiernos británicos suelen tener déficits, un argumento que los ministros podrían usar para defender que en verdad cualquier recorte de impuestos supone un endeudamiento mayor. Pero la magnitud de unos recortes que se estimaron en 45.000 millones de libras (unos 52.000 millones de euros), así como la aparente falta de un plan para cubrir esa diferencia, han sido motivo de preocupación para muchos diputados tories que necesitan garantías mayores.
¿Cómo reaccionarán los mercados?
La primera reacción al cambio de rumbo ha sido positiva: la libra esterlina ha recuperado algo de terreno frente al dólar y los bonos del Gobierno británico se han fortalecido. Pero la decisión en torno al tipo impositivo del 45% solo cubre unos 2.000 millones de libras (unos 2.300 euros) del coste total del presupuesto presentado hace casi dos semanas. Sigue preocupando cuál será la forma que tome finalmente la política fiscal de Kwarteng.
Principalmente, la reacción positiva del mercado parecía responder al reconocimiento de su error por parte del ministro de Economía británico. Las cosas podrían empeorar otra vez si el Gobierno vuelve a insistir en su postura general mientras el Banco de Inglaterra presiona en otra dirección.
¿Recortes en las prestaciones sociales?
En una complicada ronda de entrevistas matutinas, Kwarteng no quiso dar más detalles y dijo que los hará públicos en una declaración el 23 de noviembre. Pero sí confirmó que los distintos departamentos del Gobierno británico deberán mantenerse dentro de sus límites actuales de gasto, a pesar de la inflación.
Se conjetura que las prestaciones sociales figurarán entre las áreas donde habrá recortes. Sigue siendo muy difícil de entender la conveniencia política de reducir ingresos a los británicos más pobres mientras se sigue adelante con unos recortes fiscales que, incluso sin la medida sobre el tipo del 45%, benefician de una manera desproporcionada a las personas más acomodadas.
¿Qué pasa con las primas de los banqueros?
Otro elemento del presupuesto de Kwarteng que favorece al 1% de la población con mayores ingresos es la eliminación del límite que la UE impuso a las primas concedidas por bancos y otras instituciones financieras a sus directivos (el objetivo de la UE era evitar que se repitiera la búsqueda de beneficios basada en el riesgo que contribuyó a la crisis financiera de 2008).
El Gobierno británico argumenta que así volverá más competitiva a la City londinense, y hay varios diputados tories a los que parece darles igual. Pero podría haber problemas en el futuro: el alcalde conservador de Tees Valley, en el norte de Inglaterra, Ben Houchen, dijo el lunes durante un evento paralelo a la conferencia tory que esta medida también tenía que ser descartada.
El coste político de dar un giro de 180 grados
La mayoría de los conservadores están de acuerdo en la inevitabilidad del cambio de rumbo. Pero también coinciden en que habría sido mucho mejor no tener que hacerlo. O por lo menos, haberlo hecho unos días antes.
Tener que cambiar de rumbo es algo que ocurre a todos los gobiernos, pero es posible que cuando piensen sobre los 11 días transcurridos entre la presentación del plan y la marcha atrás, muchos de los diputados afines a Truss se pregunten si el Gobierno de la nueva primera ministra es demasiado desatinado, con demasiada poca voluntad de escucha, como para tener alguna posibilidad de supervivencia. Truss fue la primera opción para menos de un tercio de la bancada tory en el Parlamento por lo que ha empezado su mandato con una autoridad política limitada. Incluso ese capital político se ha visto ahora disminuido.
Traducción de Francisco de Zárate
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