Momentos después de que el exsecretario de Trabajo Tom Pérez derrotase por un estrecho margen al congresista Keith Ellison en la batalla por el liderazgo del Partido Demócrata, ambos ofrecieron una rueda de prensa conjunta en el centro de Atlanta. En su chaqueta, Ellison llevaba una chapa azul: “Team Tom”. Pérez, por su parte, llevaba otra chapa, verde, que rezaba: “Keith for DNC” (Keith para el Comité Nacional Demócrata).
El mensaje era claro. El Partido Demócrata dejaría la ciudad como un frente unido. Pero la demostración de unidad ocultaba el enfado de muchos cuando Donna Brazile, presidenta interina del Comité Nacional Demócrata, anunció que Pérez sería su sucesor.
“¡Un partido para el pueblo, no para el dinero!”, gritaba un grupo de seguidores de Ellison desde el fondo del salón del hotel. Cuando los abucheos se calmaron y Pérez pudo hablar, se las arregló rápidamente para nombrar a Ellison vicepresidente del comité.
La sala estalló en gritos de júbilo. Pero para los seguidores de Ellison el episodio no hizo desaparecer la sensación de que los demócratas habían perdido otra oportunidad para cambiar el rumbo tras años de derrotas electorales, especialmente a nivel estatal y local.
“Es deprimente”, comentaba Jean Ross, copresidenta del sindicato de enfermeras National Nurses United. Varios miembros del grupo, en sus batas rojas, habían venido a Atlanta para animar a Ellison. “Pensábamos que teníamos una oportunidad real de dar la vuelta al partido, pero aparentemente la vieja guardia está dispuesta a seguir la racha de derrotas”.
La votación se celebró en dos rondas. Pérez, que llegó a ser considerado como compañero de candidatura de Hillary Clinton, se quedó a un voto en la primera vuelta, pero se aseguró un liderazgo claro en la segunda, con 235 votos de 435. La creciente base activista del partido demostró su fuerza con 200 votos para Ellison, el primer miembro del Congreso musulmán y un activista experimentado.
Tras la dolorosa derrota de Bernie Sanders ante Hillary Clinton durante las primarias de la pasada primavera, los progresistas volvieron a quedar frustrados el sábado por no lograr arrebatar el poder a lo que ellos consideran como los privilegiados de Washington, las élites del partido y los donantes.
Keith Ellison “luchando en las trincheras”
Jim Dean, presidente de Democracy for America, señaló que la elección fue “muy decepcionante” y “otra oportunidad perdida para un Partido Demócrata que intenta a la desesperada recuperar su importancia”.
El director de Working Families, Dan Cantor, señaló que Ellison está “excepcionalmente cualificado para transformar el enfado y el miedo en poder político y organización” y predijo que el resultado “puede herir a los progresistas, particularmente a los jóvenes”.
Ilya Sheyman, director ejecutivo de MoveOn.org, afirmó: “Si [Pérez] es capaz de liderar el Partido de forma inequívoca del lado de la justicia económica y la igualdad, entonces los millones de miembros de MoveOn en todo el país le respaldarán”.
Stephanie Taylor y Adam Green, cofundadores del Comité de la Campaña por el Cambio Progresista, instaron a Pérez a “trabajar rápidamente para tender puentes con los grupos progresistas de base que están listos para la resistencia moderna”. Los favoritos hicieron campaña con programas prácticamente idénticos y presentaron explicaciones similares de lo que fue mal en 2016.
Durante la rueda de prensa, Ellison apeló a sus seguidores. “Si confían en mí, tienen que confiar también en Tom Pérez”, afirmó. “El destino de nuestra nación, creo, está en juego”. Sanders apoyó a Ellison, y la legión de seguidores del senador de Vermont se unió a su apuesta. Un mes después, Pérez presentó su candidatura y se ganó el apoyo de los aliados de Clinton y Obama.
Ellison fue atacado por comentarios críticos sobre Israel que realizó en el pasado. El Congreso Judío Estadounidense advirtió en una carta a los miembros del Comité Nacional Demócrata que elegir a Ellison podría “amenazar la relación entre Estados Unidos e Israel”. El candidato dijo que los ataques eran calumnias y se disculpó por declaraciones pasadas.
Los seguidores de Pérez citaron su historial progresista como prueba de que sería un fuerte aliado del ala más izquierdista del partido. Durante su batalla de confirmación de 2013, Breitbart advirtió de que Pérez sería el “secretario de Gobierno más radical desde Henry Wallace”. Sin embargo, los activistas afirman que Pérez es incapaz de acabar con la impresión de que es simplemente un representante del establishment del partido.
“No es un debate de izquierda contra centro”, afirma Waleed Shahid, cofundador de #AllofUs (todos nosotros), el grupo progresista que lanzó WeWillReplaceYou.org (os sustituiremos) para desafiar a los demócratas que no se oponen lo suficiente a la agenda de Donald Trump.
“Es un debate de los de arriba contra los de abajo”, continúa Shahid. “Se trata de dónde has estado. Tom Pérez ha pasado mucho tiempo en lo más alto del partido y Keith Ellison ha estado en las trincheras luchando con nosotros”.
Shahid asegura que los líderes de base estarían dispuestos a trabajar con Pérez y el Comité Nacional Demócrata, pero dice que el liderazgo del partido es el responsable de ganarse el apoyo de “los soldados de a pie”. Durante la rueda de prensa, Pérez señaló que dar a los jóvenes y a los líderes progresistas un “papel más protagonista” es una prioridad fundamental.
Un crítico esperado: Donald Trump
Pero el resultado electoral tuvo otro crítico: el presidente Trump. “La carrera por el Comité Nacional Demócrata estuvo, por supuesto, totalmente amañada”, publicó en Twitter el pasado domingo. “El tipo de Bernie, igual que Bernie, nunca tuvo una oportunidad. ¡Clinton exigió a Pérez!”.
Sanders, en una entrevista el domingo con CNN's State of the Union, discrepó con las afirmaciones del presidente. Indicó que el sistema no estaba “amañado” y que Ellison “se enfrentó básicamente al aparato demócrata y estuvo a punto de ganar”.
Pérez, también en la CNN, volvió a rechazar la sugerencia de que la votación habría reforzado la división entre las facciones del partido. “Al congresista Ellison y a mí nos ha divertido ver a Donald Trump tuiteando otra vez sobre nosotros. Nuestra unidad como partido es nuestra mayor fortaleza y su peor pesadilla”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti