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The Guardian en español

ANÁLISIS

El flujo de fentanilo, el último frente de batalla entre EEUU y China en plena crisis de los opioides

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el presidente chino, Xi Jinping, durante en su encuentro el pasado mes en China.

Amy Hawkins

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¿Quién es el responsable de la epidemia de opioides en Estados Unidos? Según el secretario de Estado, Antony Blinken, los culpables son las “empresas delictivas transnacionales”, a las que hay que combatir a través de operaciones policiales internacionales. Pero según los medios estatales chinos, “es la demanda la que alimenta la crisis del fentanilo en Estados Unidos”, principalmente la de “los propios consumidores”.

Blinken dio un discurso en la inauguración de la coalición liderada por Estados Unidos para tratar las amenazas de las drogas sintéticas, en una reunión que se produjo de forma virtual. China, a la que muchos legisladores de EEUU culpan de la crisis, declinó la invitación a participar.

Los estadounidenses confían en que la visita este verano de varios de sus representantes a China consiga que Pekín haga más por acabar con las empresas e individuos que venden los precursores del fentanilo a los cárteles internacionales de la droga. Los precursores son los elementos químicos de los que se puede obtener este opioide letal. Pero hasta ahora la reacción de China ha sido de enfado ante cualquier insinuación de que tenga responsabilidad alguna en el problema de las drogas en Estados Unidos.

Mientras la relación entre ambos países se deteriora, la tasa de mortalidad por narcóticos sigue aumentando. En 2022, murieron más de 107.000 personas por sobredosis, frente a las 71.000 de 2019. Dos terceras partes de las muertes del año pasado estaban relacionadas con opioides sintéticos como el fentanilo, que según la DEA ―el organismo de control de drogas de Estados Unidos― proviene en gran parte de China, a través de cárteles en México.

La visita de Blinken

El mes pasado, las autoridades estadounidenses detuvieron a dos ciudadanos chinos por presunto tráfico de fentanilo. La detención de Chen Yiyi y Wang Qingzhou, que fueron atrapados en Fiji, seguía en el aire cuando Blinken inició su muy esperado viaje a Pekín menos de dos semanas después.

Una de las prioridades de cara a los encuentros programados con representantes chinos, incluido el presidente chino, Xi Jinping, era obtener ayuda de Pekín para combatir el flujo de fentanilo y productos relacionados hasta Estados Unidos. Se cree que Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, también planteó la cuestión durante su visita la semana pasada.

Pero días después de que Blinken abandonara Pekín, el departamento de Justicia de Estados Unidos inició acciones penales contra Chen y Wang, junto a otros seis ciudadanos chinos y cuatro fabricantes químicos chinos. China dijo que las detenciones eran ilegales y pidió la inmediata liberación de sus ciudadanos.

“Es muy posible que la reacción de China sea airada y lo considere una jugarreta, una traición de lo que fuera que acordaran durante el viaje de Blinken”, dice Vanda Felbab- Brown, investigadora sénior del Instituto Brookings y experta en política internacional antidrogas.

Algunos tenían la esperanza de que el control del fentanilo fuera un asunto en el que Pekín y Washington pudieran ponerse de acuerdo, al margen de otros asuntos más controvertidos, como el comercio y la tecnología. Pero a ojos de Pekín, cualquier vía de cooperación está supeditada a negociaciones geopolíticas.

Cooperación imposible en el clima actual

En agosto de 2022, después de que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitara Taiwán, China suspendió oficialmente cualquier diálogo. Eso significa que Washington y Pekín no pueden compartir información acerca de investigaciones sobre cadenas de suministro ligadas a bandas criminales o lavado de dinero.

A pesar de que los precursores que venden empresas químicas en China tienen una serie de usos médicos legítimos, Felbab-Brown señala que, a menudo, hay signos obvios de criminalidad, como paquetes que se envían bajo instrucciones sobre cómo evadir las inspecciones aduaneras en México. China no ha respondido a las informaciones de inteligencia de Estados Unidos o a sus acciones penales desde 2018.

Parte del problema reside en que el Gobierno chino considera que ha ido más lejos que la mayoría en la lucha contra el narcotráfico. En 2019, a petición de Estados Unidos, China estableció una lista con todas las formas del fentanilo. Es el único país de envergadura que hace esto con carácter permanente. En Estados Unidos, los análogos del fentanilo solo se controlan con carácter temporal, con una clasificación que caducará en diciembre de 2024.

En noviembre de 2019, una corte de Hebei condenó a nueve personas por tráfico de fentanilo con Estados Unidos, lo que puso fin a una operación que había comenzado dos años antes en Nueva Orleans. Una cooperación así sería imposible ahora, en el clima actual.

“Efectos indeseados”

Desde entonces, el flujo transfronterizo de fentanilo y sus análogos se ha vuelto más complejo. Rahul Gupta, director de la Oficina de la Política Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos, señaló en febrero que la clasificación china de sustancias relacionadas con el fentanilo provoca “efectos indeseados”: “Los traficantes ajustaron sus envíos: en lugar de mandar fentanilo acabado e ilícito directamente a Estados Unidos, pasaron a enviar precursores químicos a México, donde ha proliferado la producción ilícita de fentanilo”.

México se ha comprometido a participar en la nueva coalición impulsada por Estados Unidos para combatir las amenazas de las drogas sintéticas. Pero a pesar de que los encuentros entre EEUU y China han aumentado en las pasadas semanas, Pekínno da señales de querer participar.

El día después de la primera reunión de la coalición, Wang Wenbin, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, acusó a Estados Unidos de calumnias y dijo que la pelota está en el tejado de los tribunales de Estados Unidos para “deshacer sus movimientos en falso” y restablecer relaciones.

A Washington le gustaría que la lucha contra el narcotráfico estuviera por encima de la política. Pekín lamenta discrepar.

Traducción de María Torrens Tillack.

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