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The Guardian en español

Grupos de derechos humanos critican el acuerdo de gas de la UE con Azerbaiyán

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, e Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán, firmando el memorándum sobre la Asociación Estratégica.

Jennifer Rankin

Bruselas —

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Grupos de derechos humanos han criticado el acuerdo de la UE para aumentar el suministro de gas de Azerbaiyán, mientras Europa se esfuerza por asegurarse fuentes de energía no rusas. 

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, elogió el lunes a Azerbaiyán como un suministrador de energía “crucial” y “fiable”, cuando anunció un acuerdo con Bakú para expandir el corredor sur, el oleoducto de 3.500 kilómetros que lleva gas del Mar Caspio hacia Europa. 

Desde la invasión rusa en Ucrania, los representantes de la UE han visitado a diferentes productores de combustibles fósiles del mundo, en busca de proveedores alternativos, en medio de temores cada vez mayores de que el Kremlin cierre los flujos de gas hacia Europa por completo

De pie junto a Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán, Von der Leyen dijo que la UE buscaba diversificarse, alejándose de Rusia y acercándose a “socios de confianza”, y agregó que estaba feliz de contar con Azerbaiyán entre ellos. “Ustedes han sido un socio energético crucial para nosotros, y siempre han sido fiables”. 

Represión y corrupción

Aliyev, quien ha presidido el país durante 19 años plagados de una corrupción descontrolada y de la represión de activistas y medios independientes, describió el memorándum de entendimiento energético firmado con la UE como “una hoja de ruta para el futuro”. 

Según el acuerdo, el suministro de gas hacia la UE desde Azerbaiyán alcanzará los 20.000 millones de metros cúbicos por año en 2027, que actualmente son 8.000 millones. Se estima que el abastecimiento será de 12.000 millones en 2023. 

El plan para más que duplicar la capacidad existente en cinco años “requerirá inversiones importantes para la expansión de la red de gasoductos del corredor sur”, declara el memorándum. El mismo agrega que ambos lados intentarán desarrollar una infraestructura, “en la medida de lo posible”, que esté lista para convertirse a gases renovables. 

Von der Leyen dijo que conversó con Aliyev acerca del “tremendo potencial” de su país para producir energías renovables, tales como energía eólica marina y el llamado hidrógeno verde. También instó a Azerbaiyán a sumarse a los 119 países que firmaron el compromiso mundial sobre el metano, un pacto para reducir este potente gas de efecto invernadero en casi un tercio durante la próxima década. 

Se espera que el acuerdo energético abra el camino para una cooperación mayor entre la UE y Azerbaiyán en términos de comercio, aviación y el desarrollo del puerto de Bakú. 

Human Rights Watch dice que la UE no debería haber firmado el memorándum ni aceptado un nuevo acuerdo bilateral discutible sin insistir en reformas políticas: la liberación de prisioneros políticos y cambios en las leyes que restringen organizaciones no gubernamentales y medios. 

Azerbaiyán usa petróleo y gas “para silenciar a la UE acerca de problemas con derechos fundamentales”, dice Philippe Dam, director para la UE en Human Rights Watch. “La realidad es que las autoridades de Azerbaiyán han sido famosas por su mano dura contra activistas de la sociedad civil que investigan corrupción, en especial en relación al petróleo y el gas”. 

Según la organización, alrededor de 40 líderes de la oposición, periodistas y líderes de la sociedad civil fueron liberados de la cárcel en marzo, pero aún hay docenas de ellos injustamente encarcelados. La ONG también informó acerca de múltiples casos de tortura y abusos de los detenidos. “La UE no debería decir que un país es confía ale cuando restringe las actividades de grupos de la sociedad civil y reprime el desacuerdo político”, dice Dam.  

Crisis climática

Otros activistas acusaron a la UE de socavar sus objetivos climáticos, al mismo tiempo que fortalecen a déspotas. “Es extraordinario que la UE parezca decidida a no aprender de su dilema actual, y se esfuerce por construir más gasoductos que nos van a atar al gas a largo plazo”, dice Barbay Pace, un experimentado activista especializado en energía de Global Witness. “Un fuerte apoyo a las energías renovables y al aislamiento térmico de viviendas debería ser la respuesta obvia a las crisis que enfrenta Europa.Y por supuesto no repetir los errores que nos trajeron a esta situación”. 

Eve Geddie, directora de la oficina de Amnistía Internacional en Bruselas, dice: “La agresión de Rusia contra Ucrania es un recordatorio de que los regímenes represivos rara vez pueden ser socios confiables, y que privilegiar los objetivos de corto plazo a expensas de los derechos humanos es una receta para el desastre”. 

Traducción de Patricio Orellana

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